Nos quejamos de cómo está el patio español pero el de aquí no veas…
“Es hora de que nuestros hijos entiendan la gloria de la virginidad, la gloria del pacto, el pacto de sangre... Las muchachitas norteamericanas se casan muy usadas… somos ricos ¿en qué? Los hijos se casan viviendo en casa. Trabajan para contribuir al hogar... Estamos aquí en una cita divina y profética de Dios. Somos ricos en cultura, podemos enseñar una lección contra racismo, hablamos diferentes idiomas (español, inglés, portugués), venimos de diferentes culturas pero hablamos un sólo idioma en Cristo y podemos enseñar a esta nación como gente tan diversa puede trabajar como un sólo hombre por el bienestar de todos los latinos que habitan en EEUU para gloria del Señor. Se nos sale por los poros la bendición de Abraham…”.
Eso es el discurso de “apóstol” que tiene su propio programa de televisión y que comienza todos sus actos diciendo lo fuertes que son los hombres y lo guapas que son las mujeres de su “congregación”. Lo vi en la tele y fui tomando notas sobre la marcha. Ni jarta vino me meto yo en una de estas iglesias portátiles que aparecen y desaparecen según les suban el alquiler del local donde estén, que cambian de nombre o de pastores como yo de bragas, que tienen unos feligreses que darían para escribir una tesis sobre frikis… frikis hipócritas por supuesto. Porque el “apóstol” que se queja de que las niñas se casan muy “usadas” no pone reparos en pasar el cepillo pa’que las madres que dejan que se vistan como putas le den dinero para financiarle el templo/iglesia portátil y pagarle el sueldo.
Mira, yo vivo y dejo vivir. Llevo sin pisar una iglesia la tira de años. El día que me case será por lo civil en el Alcázar de los Reyes Católicos de Córdoba y en City Hall en Nueva York (a no ser que kd lang entre en razón y nos casemos en Canadá {por pedir que no quede}). No voy por ahí presumiendo de que me bautizasen católica, diciendo que me voy a borrar de la iglesia, recaudando dinero ni a favor ni en contra de la iglesia… ni en definitiva partiéndome la camisa pa’que todo el mundo sepa lo católica/evangélica/asidua a la Iglesia de la Virgen de la Teta al Hombro/agnóstica/atea que soy. A todos estos miembros de iglesias de nombres peregrinos (que de verdad parecen sacados de algún programa de Ángel Garo) te los encuentras en las esquinas pidiendo dinero cuando no intentan metérsete en casa directamente. Los hombres con anillos, cadenas y dientes de oro mientras te hablan del voto de pobreza. Las mujeres pintadas como puertas mientras te hablan de respetar al marido y ser humildes. Muy hipócritas porque dependiendo de la religión no pueden beber, ni fumar, ni bailar, ni pintarse… pero luego no se pierden una juerga ni muertos, llevan a las niñas vestidas como putas desde que tienen 6 años y las educan para que sean “chicas sexy”, “bellesosotas”, “mulatonas” y demás palabros que se inventan que las niñas crecen escuchando y cuando son mayores poco mas que se cogen una depresión o te retiran la palabra si los hombres no les regalan los oídos con algo similar.
Eso es el discurso de “apóstol” que tiene su propio programa de televisión y que comienza todos sus actos diciendo lo fuertes que son los hombres y lo guapas que son las mujeres de su “congregación”. Lo vi en la tele y fui tomando notas sobre la marcha. Ni jarta vino me meto yo en una de estas iglesias portátiles que aparecen y desaparecen según les suban el alquiler del local donde estén, que cambian de nombre o de pastores como yo de bragas, que tienen unos feligreses que darían para escribir una tesis sobre frikis… frikis hipócritas por supuesto. Porque el “apóstol” que se queja de que las niñas se casan muy “usadas” no pone reparos en pasar el cepillo pa’que las madres que dejan que se vistan como putas le den dinero para financiarle el templo/iglesia portátil y pagarle el sueldo.
Mira, yo vivo y dejo vivir. Llevo sin pisar una iglesia la tira de años. El día que me case será por lo civil en el Alcázar de los Reyes Católicos de Córdoba y en City Hall en Nueva York (a no ser que kd lang entre en razón y nos casemos en Canadá {por pedir que no quede}). No voy por ahí presumiendo de que me bautizasen católica, diciendo que me voy a borrar de la iglesia, recaudando dinero ni a favor ni en contra de la iglesia… ni en definitiva partiéndome la camisa pa’que todo el mundo sepa lo católica/evangélica/asidua a la Iglesia de la Virgen de la Teta al Hombro/agnóstica/atea que soy. A todos estos miembros de iglesias de nombres peregrinos (que de verdad parecen sacados de algún programa de Ángel Garo) te los encuentras en las esquinas pidiendo dinero cuando no intentan metérsete en casa directamente. Los hombres con anillos, cadenas y dientes de oro mientras te hablan del voto de pobreza. Las mujeres pintadas como puertas mientras te hablan de respetar al marido y ser humildes. Muy hipócritas porque dependiendo de la religión no pueden beber, ni fumar, ni bailar, ni pintarse… pero luego no se pierden una juerga ni muertos, llevan a las niñas vestidas como putas desde que tienen 6 años y las educan para que sean “chicas sexy”, “bellesosotas”, “mulatonas” y demás palabros que se inventan que las niñas crecen escuchando y cuando son mayores poco mas que se cogen una depresión o te retiran la palabra si los hombres no les regalan los oídos con algo similar.
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