Una de cal y otra de arena

Gadafi ha estado en Italia esta semana y ha hablado ante un grupo de unas mil mujeres. Comenzó su discurso diciendo que las mujeres hemos sido “forzadas” a incorporarnos al mundo laboral y que deberíamos ser libres para elegir si queremos trabajar y si queremos hacer determinados trabajos como ser maquinistas de trenes o empleadas en minas y/o fábricas. No contento con eso, dijo también que mientras las mujeres hagan el trabajo de los hombres, se seguirá asaltando nuestra naturaleza. Le faltó decir “naturaleza de flor delicada que hay que proteger”. Tremendo.

Y todavía hay algunas que salieron de la conferencia aplaudiéndolo y contentas porque el tío remató la faena diciendo que cree en la igualdad de sexos y que hombres y mujeres por igual se puedan divorciar de sus esposas y esposos. Sin poder trabajar y sin poder mantenerse, no sé yo quién es la guapa que le va a pedir el divorcio al marido.

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