Qué cruz

Odio ir en el autobús con nada menos que cuatro asientos libres alrededor y que me toque en el hombro para que quite la bolsa del asiento de al lado y pueda sentarse un tío con los huevos recalentados en pleno invierno (¡con nieve en la calle!) que se deja caer y es incapaz de cerrar las piernas. A medio día me ha tocado uno de esos cromañones al que le he preguntado educadamente si podría sentarse en otro asiento y me ha respondido con un “es que es usted una muchachita tan linda" con una sonrisa de oreja a oreja y se ha quedado sonriendo como Gabino Diego en cualquiera de sus películas hasta que he quitado la bolsa con evidente cara de cabreo. Es que cuando me cabreo saco morro y mi morro hoy decía: “no le he preguntado que por qué se me sienta al lado sino por qué no se puede sentar en un asiento de los que están vacios, ¿no tiene ojos? ¿no ve que voy cargada de bolsas? ¿por qué cree que voy a ponerme la bolsa entre las piernas (sobre las piernas llevaba la mochila roja de Agatha Ruiz de la Prada) para que usted y sus benditos huevos vayan comodísimos mientras yo viajo apachurrada bajo mi mochila, mi bolsa y sus piernas?”. Encima ha intentado el tío darme conversación. Le he echado una de esas miradas que matan, he marcado el número de una amiga, le he contado lo que pasaba y le he dicho alto y claro: “¡joder qué cruz ‘jamía! ¿por qué se me tienen que sentar al lado todos los gilipollas?”. Ahí es cuando este aprendiz de Rodolfo Valentino se ha dado por aludido, se le ha borrado la sonrisa bobalicona de la cara, se ha levantado y se ha ido a uno de los asientos libres en los que tendría que haberse sentado desde el principio. Yo he puesto mi bolsa en el asiento que él ha desocupado, he sacado y me he encasquetado mis gafas de sol de invierno a lo Pantoja o Marujita Diaz (de incógnito mujer) y le he dado la razón a mi amiga en que una llamada de estas es mejor que ir con un taser en el bolso o liarle un pollo al primero que te toque en el hombro porque, ¡encima!, si montas un pollo cada vez que te entre uno de estos cerdos, el tío casi seguro que no vuelve a molestarte pero la que coge fama de loca problemática entre los conductores de autobús eres tú.

Comments

  1. me ha gustado mucho lo de coger el telefono para decirle gilipollas, bien hecho, jajaja. y qué importa la fama que tengas entre los autobuseros? bah

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  2. Gracias, me gusta tu nick : )

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