Rosa Regás: Violaciones legítimas

© Rosa Regás, El Mundo

Hay hombres que al nacer les deben quitar algún adminículo del cerebro que a simple vista no tiene consecuencias ni se nota pero que al cabo de los años, cuando están en lo más alto de la cúspide donde les ha llevado una carrera, una fortuna, unas influencias y mucha labia, se les escapa por este pequeño agujero que debieron hacerle durante la perforación un pensamiento al que le falta sea un hervor, sea una subordinada, sea un elemento catalizador, y sueltan el improperio, la estupidez, el descalabro de su pensamiento elemental hundiendo en la miseria toda una carrera al servicio de su propio ego.

Me refiero al congresista republicano Todd Akin que ha dicho en público, ante decenas de cadenas de televisión que lo han difundido a medio mundo que las mujeres raramente quedan embarazadas de "violaciones legítimas". Es fantástico. Uno se pregunta ¿qué idea ha de tener este espécimen raro de la especie humana llamado Todd de lo que es el mundo, de lo que es la naturaleza, de lo que son sus habitantes, del hombre y de la mujer, qué moral subyace en este tipejo para afirmar tan libremente que hay "violaciones legítimas"?

Es evidente que el cerebro no le funciona pero esto no es lo peor, es que tras este cerebro está un hombre que actúa en la vida pública del país más poderoso de la Tierra, después de China claro está, que no estamos hablando del concejal de un barrio que no tiene influencia sobre la población mundial. ¿Es que en la escuela, en la universidad, en el partido Republicano de los Estados Unidos de América no se habían percatado de que algo no funcionaba en su comportamiento y en su concepción del mundo? ¿Cómo puede ser que haya circulado libremente por los pasillos del poder un personaje tan inmoral y tan peligroso como este y durante tantos años?

Imaginemos que llegue a ser gobernador de un Estado o, lo que es siempre posible en los Estados Unidos, que llegara a presidente. Y que un buen día decretase que puesto que hay violaciones legítimas, todos los hombres son libres de emprenderla con las mujeres de su agrado. No habría defensa posible para las ultrajadas que dejarían de llamarse ultrajadas y pasarían a denominarse mujeres con suerte porque un hombre se habría fijado en ellas y las habría violado legítimamente.


Todd Akin es, esto sí, antiabortista, un antiabortista a todos los efectos, que no admite paliativos y tiene recursos científicos para justificar lo que dice. Así lo ha hecho en una emisora local donde ha afirmado que "es muy raro que una mujer quede embarazada por una violación legítima porque su cuerpo tiene mecanismos para cerrarse del todo y prevenir la gestación". ¿Que el señor Todd es un conocido investigador en salud de la mujer? No, creo que no. Tal vez lo ha inspirado el Espíritu Santo al que son tan aficionados estos del Tea Party y sucedáneos, pero en cualquier caso, su deficiencia mental le ha impedido pensar que una declaración de este calibre no hay nadie que se la crea porque es una estupidez.

Y así deben de habérselo pensado los sabios de su partido que vaya usted a saber qué es lo que entienden, si conviviendo con este genio de la moral sexual no han sido capaces de detectar que algo fallaba en su cerebro.  Y alucinados por el escándalo que han provocado sus palabras, aunque estoy segura que sin comprenderlo pero teniendo que trabajar para que no les perjudique en las próximas elecciones, han olvidado si es que lo sabían que hay más de 32.000 embarazos al año por violación en los Estados Unidos y que se ha multiplicado exponencialmente la protesta por las doctas palabras del señor Todd y le han hecho hablar excusándose. Así que el prócer ha emitido un comunicado diciendo que "había hablado sin pensar lo que decía" y que sus palabras "no expresan la profunda empatía que siente por las mujeres víctimas de violaciones y abusos en el país", aunque insistió que su postura contra el aborto, incluso en casos de violencia sexual permanece inalterable.


No queremos empatías de este calibre, ni en los Estados Unidos ni en ninguna parte y a hombres como estos además de condenarlos por traficantes de palabras y contenidos, por manipuladores, por inmorales, embusteros y estúpidos, habría que prohibirles que se acercaran a cualquier mujer de cualquier edad por su seguridad moral y por evitar violaciones legítimas. Estos hombres, estén donde estén, son nuestra maldición. ¡Vade retro Satanás!

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