Sochi 2014: Los Juegos de Sochi ponen en evidencia la violencia homofóbica
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Las autoridades hacen la vista gorda en los casos de delitos cometidos contra
las personas LGBT
Las
autoridades rusas deben hacer frente a una situación cada vez más grave de
abusos generalizados y concertados contra personas y activistas lesbianas,
homosexuales, bisexuales y transgénero (LGBT, por sus siglas en inglés), dijo
hoy Human Rights Watch. La falta de acción por parte de algunas autoridades y
los comentarios homofóbicos de algunos funcionarios exponen a las personas LGBT
a un mayor acoso y violencia, a la vez que alientan a los atacantes, concluyó
la investigación de Human Rights Watch.
Como
anfitrión de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014, que arrancan el 7 de
febrero de 2014, en Sochi, Rusia debería actuar de acuerdo con el principio de
la no discriminación, una disposición fundamental de la Carta Olímpica. Como
miembro del Consejo de Europa, y como parte de varios tratados de derechos
humanos, debería cumplir con su deber de garantizar el mismo respeto y
protección de las personas LGBT.
“Las
autoridades rusas tienen el poder para proteger los derechos de las personas
LGBT, pero en su lugar, están ignorando su responsabilidad de hacerlo”, dijo
Tanya Cooper, investigadora de Rusia de Human Rights Watch. “Al hacer la vista
gorda ante la retórica homofóbica de odio y violencia, las autoridades rusas
están enviando un mensaje peligroso, en un momento en que el mundo está a punto
de llegar a sus puertas para los Juegos Olímpicos, de que no hay nada malo con
los ataques contra los gays”.
Las
personas LGBT se enfrentan al estigma, el acoso y la violencia en su vida
cotidiana en Rusia, y las víctimas LGBT de la violencia así como otros grupos
dijeron a Human Rights Watch que estos problemas se intensificaron en 2013.
Víctimas en ciudades como Moscú, San Petersburgo y Novosibirsk dijeron a Human
Rights Watch que fueron atacadas en lugares públicos, secuestradas, golpeadas,
hostigadas, amenazadas y maltratadas psicológicamente. Relataron a Human Rights
Watch que tenían miedo de ir a la policía para denunciar la violencia, por
temor a nuevos actos de hostigamiento y creer que la policía no se molestaría
en perseguir a sus atacantes. Cuando las víctimas presentaron sus denuncias
ante la policía, fueron muy pocas las ocasiones en las que hubo después una
investigación.
La
ausencia de datos relevantes hace imposible cuantificar el grado en que se
incrementaron la violencia y el acoso durante el año 2013, pero todas las
víctimas y grupos LGBT que hablaron con Human Rights Watch dijeron que han
observado una escalada en los ataques homofóbicos a partir de finales de 2012.
La
Russian LGBT Network, una organización paraguas de grupos LGBT con sede en San
Petersburgo, llevó a cabo una encuesta anónima sobre la discriminación contra
las poblaciones LGBT en Rusia en 2013. Más de la mitad de los 2.007 encuestados
había sido víctima de abuso psicológico, y 15 por ciento había sufrido
violencia física. Sólo 6 por ciento de las víctimas se puso en contacto con la
policía.
Al
menos se reportaron tres homicidios presuntamente motivados por la homofobia en
mayo, un mes antes de la adopción y firma de la ley federal que castiga la
propaganda homosexual.
La
aprobación de la ley federal que prohíbe “la propaganda de las relaciones
sexuales no tradicionales entre menores de edad”, una medida entre muchas de
las leyes federales anti-LGBT que fueron propuestas o adoptadas en 2013,
coincidió con la propagación de la violencia homofóbica. La violación de esta
ley constituye una infracción administrativa sancionable con una serie de
multas. Los medios de comunicación y las organizaciones se enfrentan a multas
particularmente grandes. El 30 de enero, un tribunal resolvió que un editor de
un periódico en Khabarovsk, en el extremo oriental de Rusia, violó la ley
federal de “propaganda” y le impuso una multa de 50.000 rublos (US$1.450). El
editor fue acusado por la publicación de una entrevista en la que un maestro de
escuela gay, obligado a dimitir por su orientación sexual, fue citado diciendo:
“Mi propia existencia demuestra que la homosexualidad es normal”. El editor
apelará la decisión.
Los
extranjeros que violan la ley están sujetos a multas de hasta 15 días de detención
y a la deportación.
La
ley también prohíbe la representación de las relaciones “tradicionales” y “no
tradicionales” como igualmente aceptables. Eso hace que sea ilegal decir
cualquier cosa positiva en público acerca de ser gay o decirle a un niño que no
hay nada malo en ser homosexual o ser criado por padres homosexuales.
Al
mismo tiempo, se desató una viciosa campaña homofóbica en los medios de
comunicación, en particular en aquellos controlados y patrocinados por el
Estado. Tanto funcionarios del gobierno como periodistas y celebridades se han
referido públicamente a las personas LGBT como “pervertidos”, “sodomitas” y
“anormales”, y han identificado la homosexualidad con la pedofilia. El
subdirector de un holding estatal de televisión y radio y también uno de los
presentadores de programas más importantes propuso “quemar o enterrar” los
corazones de los donantes de órganos homosexuales en lugar de utilizarlos para
trasplantes porque “no son adecuados para continuar la vida de nadie”.
“El
impacto discriminatorio de la ley anti-LGBT y el lenguaje de odio en la
televisión estatal han generado un clima de intolerancia contra la comunidad
LGBT rusa”, dijo Cooper. “Los líderes de Rusia deberían denunciar, en lugar de
alimentar, la histeria homofóbica, o el silencio del Kremlin será interpretado
como una condonación de la violencia”.
A
partir de finales de 2012, numerosos grupos de justicieros formados por
nacionalistas radicales comenzaron a atacar y acosar a la gente homosexual en
decenas de ciudades rusas. Bajo el argumento de que principalmente luchaban
contra la pedofilia, estos grupos provocan que hombres y menores se reúnan, los
acusan de ser homosexuales, los humillan y los golpean, y publican videos de
sus intervenciones en las redes sociales, exponiendo deliberadamente a sus
víctimas a nuevos abusos. Estos grupos han publicado cientos de videos en
Internet.
El
17 de enero de 2014, durante una reunión en Krasnaya Polyana, uno de los
lugares olímpicos, el presidente Putin dijo que los homosexuales eran
bienvenidos en Sochi y que estarían “cómodos” allí, pero les pidió “dejar en
paz a los niños”.
“Las
autoridades rusas alientan a los homófobos y sus ataques violentos al equiparar
persistentemente la homosexualidad con la pedofilia”, dijo Cooper. “Ese mensaje
escalofriante y desacertado acerca de las personas LGBT del jefe de Estado de
Rusia es irresponsable y muy peligroso”.
Los
actos públicos en apoyo de los derechos LGBT han afrontado durante mucho tiempo
la intolerancia oficial y violentas contramanifestaciones. Los activistas LGBT
se han vuelto con mayor frecuencia en blanco de ataques despiadados durante
tales eventos. Human Rights Watch documentó ataques violentos contra activistas
LGBT durante 2012 y 2013 en varias ciudades rusas, incluyendo Voronezh, San
Petersburgo, Moscú y Novosibirsk.
Las
amenazas y la intimidación contra los grupos LGBT de Rusia también se
extendieron en 2013. Varias organizaciones LGBT y su personal sufrieron
violencia, amenazas y la interferencia con su trabajo. En noviembre, ocurrió un
ataque atroz en LaSky, un centro de prevención del VIH que atiende a la
comunidad LGBT y los hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres en
San Petersburgo. Dos personas entraron en la oficina de LaSky durante un evento
social y atacaron a los visitantes, disparando a uno en el ojo con una pistola
neumática y golpeando a otro con un bate de béisbol.
“Las
autoridades rusas han negado durante mucho tiempo que exista la discriminación
contra las personas LGBT, incluyendo al Comité Olímpico Internacional, sin
embargo la hostilidad y la violencia se han ido claramente intensificando”,
dijo Cooper. “Conforme Rusia acoge los Juegos Olímpicos en esta atmósfera de
odio homofóbico, el gobierno necesita tomar medidas urgentes de apoyo a los
derechos de las personas LGBT y protegerlos”.
Acoso y
agresiones físicas contra personas LGBT
Las
personas en Rusia identificadas o percibidas como pertenecientes a la comunidad
LGBT son blanco de violencia. Los asaltantes acosan a las víctimas en lugares
públicos, como el metro, la calle o los cafés, acusándolos de ser homosexuales
o vestirse como “maricones” y amenazándolos con violencia.
Ivan
Fedoseyev (Johnny), un hombre homosexual de 21 años de San Petersburgo, dijo a
Human Rights Watch que durante el año 2013 fue acosado por lo menos cuatro
veces a causa de su orientación sexual. Varias veces, hombres que no conocía se
acercaron a él en la calle, le preguntaron si tenía relaciones sexuales con
hombres y trataron de atacarle.
En
agosto, Fedoseyev se dirigía a un desfile de moda, elegantemente vestido. Un
hombre se acercó a él en el metro y le preguntó si no tenía miedo de ir
“vestido así”. El hombre preguntó a Fedoseyev: “¿Sabes que tenemos una ley que
prohíbe a los homosexuales?”. Entonces comenzó a insultar a Fedoseyev
llamándole “maricón” y le dio una bofetada en la cara. Fedoseyev salió del tren
en la siguiente parada. No reportó el incidente a la policía porque pensó que
no iba a conseguir nada con ello.
“La
ley dio luz verde a los homófobos para atacarnos”, dijo Fedoseyev.
Una
mujer transgénero, Risa R. (no es su nombre real), fue secuestrada y
brutalmente agredida en San Petersburgo en el verano de 2013. Cuatro atacantes
la obligaron a subir a un auto y se fueron a las afueras de la ciudad, donde la
desnudaron, la golpearon y le arrancaron dos uñas con alicates: “Siguieron
llamándome maricón y diciéndome cuánto odiaban a los homosexuales. Les dije que
yo no era gay, que yo era una mujer transgénero, pero no querían escucharme.
Uno de ellos dijo: “No eres más que un maricón. Vamos a conseguir que tu
cerebro sea el de un heterosexual”. Me amenazaron con violarme varias veces.
Tomaron después unos alicates del coche y me arrancaron dos uñas de los pies.
Después me dijeron: “Ahora vas a estar mejor,
ahora vas a estar guapa”.
Los
atacantes se marcharon con la ropa de Risa R., dejándola desnuda y sangrando.
Rosa R. tuvo que caminar cuatro horas y media para llegar a casa: “Lo único que
me importaba en ese momento era que estaba en casa, que estaba viva”, recuerda.
“Me dije a mí misma que no iba a mirar mis pies, que ya había experimentado
suficiente dolor esa noche”.
Risa
no fue al hospital porque tenía miedo de que le preguntaran cómo había sufrido
las heridas. Tampoco denunció el ataque a la policía porque no tenía “ninguna
expectativa de que la policía lo fuera a investigar”.
En
los siguientes meses, Risa dijo que fue atacada verbal y físicamente varias
veces más tanto en la calle como en transporte público.
Violencia y acoso contra las personas LGBT por
Grupos Organizados de Vigilantes Parapoliciales
Desde
finales de 2012, los miembros de un grupo que se autodenomina “Occupy
Pedophilia” han hostigado y atacado a homosexuales en muchas ciudades rusas
bajo el pretexto de la lucha contra la pedofilia y la protección de los niños.
“Occupy Pedophilia” es un grupo poco organizado de vigilantes que se define a
sí mismo como un “movimiento social”.
Maksim
Martsinkevich, también conocido como Tesak (“cuchillo” o “hacha” en ruso),
fundó el grupo. Martsinkevich era parte de un grupo neonazi y es conocido por
su discurso de odio y violencia. Fue condenado a tres años y medio de prisión
en 2009 por incitar la lucha étnica y fue puesto en libertad a finales de 2010.
En
diciembre, un tribunal de Moscú emitió una orden de arresto contra
Martsinkevich, que en ese momento se encontraba en Cuba. Ahora se enfrenta a
cargos de extremismo que, según los informes, no están relacionados con la
violencia de su grupo contra las personas LGBT. En enero, se informó que las
autoridades cubanas detuvieron y expulsaron a Martsinkevich a Rusia. Fue
detenido por las autoridades rusas en un aeropuerto de Moscú el 27 de enero.
“Occupy
Pedophilia” es un movimiento explícitamente homófobo que engaña y tiende
trampas a personas que buscan un encuentro entre personas del mismo sexo; luego
los ataca con insultos homófobos y los agrede físicamente, mientras graba los
ataques en video. Las publicaciones de los videos en varios sitios web de redes
sociales se hacen para humillar aún más a las víctimas.
El
grupo ha llevado a cabo ataques en ciudades como San Petersburgo, Krasnodar,
Kaliningrado, Novosibirsk, Ufa, Ryazan, Rostov, Tula, Omsk, Kazan, Magnitogorsk
e Irkutsk. La página web del grupo alberga cientos de videos de más de 30
ciudades de Rusia.
Otros
grupos nacionalistas que no están directamente relacionados con “Occupy
Pedophilia” utilizan los mismos métodos para atacar a las personas LGBT.
Human
Rights Watch se reunió con varias víctimas de estos grupos parapoliciales.
Zhenya (apellido y ciudad no revelada por motivos de seguridad), de 28 años,
sufrió una emboscada, fue golpeado y robado por un grupo vigilante en julio.
Cuando llegó a una "cita concertada", varios hombres que parecían
tener cerca de 30 años lo rodearon. Lo acusaron de ser un pedófilo y lo
golpearon varias veces, rompiéndole la mandíbula en dos lugares. Los atacantes
le obligaron a entregar 50.000 rublos (aproximadamente US$1.450).
Zhenya
denunció la agresión a la policía varios días después, pero no se ha llevado a
cabo ninguna investigación seria ni identificado a sospechosos. Zhenya necesitó
cuatro meses para recuperarse de sus lesiones.
Ataques y actos de intimidación contra activistas
LGBT
Activistas
LGBT rusos dijeron a Human Rights Watch que, en 2013, activistas anti-gay
respondieron a casi todos los actos públicos en apoyo de los derechos humanos y
la igualdad de las personas LGBT con violencia e intimidación. En la mayoría de
los casos, la policía no tomó las medidas adecuadas para prevenir y detener el
acoso ni los ataques. En algunos casos, la policía hizo un uso excesivo de la
fuerza contra los activistas LGBT y detuvo a varios arbitrariamente.
El
20 de enero de 2013, un pequeño grupo de activistas LGBT se reunió en Voronezh
para protestar por el proyecto de ley que prohíbe la “propaganda homosexual”.
Las autoridades locales habían aprobado la manifestación. Cuando una docena de
activistas LGBT llegó al lugar, vieron una gran multitud de contramanifestantes
y muy pocos policías.
Andrey
Nasonov, un activista LGBT que fue atacado durante la manifestación, dijo a
Human Rights Watch: “Cuando llegué a la plaza central, vi a un máximo de 10
policías y ningún OMON [policía antidisturbios]. Vi una enorme muchedumbre de
manifestantes anti-homosexuales, alrededor de 500 personas, que corrió hacia mí
en cuanto desplegué mi cartel, que decía: “Detengamos el odio”. Dos hombres me
empujaron, me caí y me empezaron a dar patadas en la cabeza. Cuando pararon, me
levanté, caminé unos pasos y me desmayé”.
Nasonov
presentó una denuncia ante la policía local, pero nadie fue declarado
responsable del ataque. Nasonov dijo a Human Rights Watch que se sentía
inseguro en lugares públicos y que sufría una depresión.
El
29 de junio, un grupo de activistas LGBT se reunió en el Campo de Marte en San
Petersburgo para expresar su apoyo a los derechos LGBT y protestar por la
discriminación y la violencia por motivos de orientación sexual e identidad de
género. Contramanifestantes de grupos nacionalistas informales atacaron verbal
y físicamente a los activistas, varios de los cuales tuvieron que ser
hospitalizados.
Los
testigos entrevistados por Human Rights Watch dijeron que las autoridades encargadas
de hacer cumplir la ley en el evento no tomaron las medidas adecuadas para
proteger a los activistas y de forma indiscriminada y arbitraria detuvieron a
más de 60 activistas de derechos LGBT. Los activistas se enfrentaron a cargos
administrativos, que más tarde fueron retirados.
Human
Rights Watch documentó otros casos de violencia y acoso de activistas LGBT en
Moscú, San Petersburgo, Novosibirsk, Voronezh, Samara y Kazan.
Amenazas e intimidación de grupos LGBT rusos
En
2013, varias organizaciones LGBT rusas fueron amenazadas con violencia y sus
actividades fueron interrumpidas.
Side
by Side, un Festival Internacional de Cine LGBT con sede en San Petersburgo,
fue víctima de un acoso sin precedentes por parte de activistas
antihomosexuales. En noviembre, fueron interrumpidas, retrasadas o
reprogramadas varias proyecciones de películas debido a las amenazas anónimas
de bomba. Una persona fue arrestada por hacer una amenaza de bomba, pero no ha
habido arrestos en relación a los demás incidentes.
La
Russian LGBT Network dijo a Human Rights Watch que había recibido amenazas por
parte de los activistas anti-homosexuales en San Petersburgo en noviembre. Un
insulto homofóbico fue escrito en la puerta de la oficina de Coming Out, otro
grupo LGBT de San Petersburgo.
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