Soy una degenerada

Que quede claro que a Lidia Falcón le tengo mucho cariño sin conocerla de nada y muchísimo respeto, que he pasado muchas horas leyéndola y que una de las cosas que más feliz me hace de vivir en EEUU es que sus libros se pueden encontrar en la biblioteca de cualquier universidad cosa que en España no pasa. La quiero, la respeto, la admiro y la sigo con fervor religioso aunque en algunos temas no estemos de acuerdo. Temas como el de la prostitución.

Me ha llegado onda de su intervención en el programa Las Mañanas de TVE donde había una especia de debate sobre prostitución y unos cursillos en Barcelona que enseñan a ser a putas. Inciso: sobre el cursillo en cuestión me han llegado dos ondas: (a) que es un curso obligatorio para paradas porque a partir de ahora el INEM va a poder obligar a las mujeres a prostituirse (!) y (b) que es un curso para mujeres que están pensando prostituirse o ya son prostitutas y necesitan ayuda para manejar finanzas, protegerse y no depender de nadie (léase un chulo). Fin del inciso.

Aclaro que no he visto la intervención porque me ha pillado la polémica en la oficina y estoy escribiendo esto desde el metro. Es decir, que sin tener ni puta idea de qué ha pasado voy a meterme en camisa de once varas y dejar por escrito que no entiendo por qué un curso para prostitutas “demuestra la degeneración ética de nuestra sociedad” (la Falcón dixit).

Llamadme “degenerada” pero, si no tuviera estrías y celulitis y el tetamen caído y no me sobrasen los 22 kilos (confesables) que me sobran, a lo mejor me metía a puta – porque las lesbianas también podemos ser putas. Con otras lesbianas (lipstick, femmes, butches), con chicos trans pre-operatorio, con bisexuales, con heterosexuales curiosas, con parejas donde te follas a la mujer o la mujer te folla mientras os mira el marido… ¿o me vais a decir a estas alturas que los únicos clientes de la prostitución son hombres? Acabáramos. ¿Puede alguien explicarme qué parte del patriarcado me estaría oprimiendo si a mis casi 36 años me diese la real gana de abrirme de piernas y llevarme $600 calentitos por 2 horas de sexo con otra mujer? ¿sabéis la de horas que tengo que echar para ganar esos mismos $600 trabajando en una oficina?

Es que volvemos a lo de siempre: ¿por qué una mujer no puede elegir libremente lo que hacer con su cuerpo? O, mejor dicho, ¿por qué defendemos el derecho de adolescentes y mujeres a hacer con su cuerpo lo que les dé la gana cuando hablamos del aborto, pero luego ponemos el grito en el cielo cuando una mujer osa decir que quiere ser prostituta? ¿por qué invisibilizar a las prostitutas que ejercen libremente? ¿por qué invisibilizar el trabajo de asociaciones y/o sindicatos organizados por y para las propias prostitutas? Las que hayan organizado el curso en Barcelona no le han puesto una pistola en el cuello a nadie para que haga el curso o para que se meta a prostituta, lo mismo que las que defendemos el derecho a decidir no vamos por la calle poniendo una pistola en el cuello para que todas las embarazadas españolas aborten.

P.S. por favor, ahorradme comentarios sobre trata de blancas y/o tráfico de personas que llevo blogueando sobre el tema desde el 2004 o el 2005 y sé perfectamente la diferencia entre una cosa y otra. No mezclemos las churras con las merinas.

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