Lidia Falcón: Pacto feminista por las mujeres
© Lidia
Falcón, Público
En este
nuevo 8 de marzo, en que una vez más conmemoramos el Día de la Mujer, en
homenaje a las 219 mujeres que murieron abrasadas al encerrarse en la empresa
Cotton de Nueva York el año 1909, cuando el patrono le prendió fuego a la
fábrica, tenemos que mirar con lucidez
la realidad que estamos viviendo las españolas, después de 38 años de concluida
la dictadura.
Ante
una situación de peligrosa inestabilidad económica y social, podemos constatar
que en el amplio listado de derechos y avances económicos que la ciudadanía
está reivindicando, aquellos que afectan especialmente a las mujeres tienen
mucha menos difusión y publicidad.
Las
protestas de las diversas ramas de la producción, así como del sector
educativo, del sanitario y del cultural, ocupan cotidianamente las portadas de
los medios de comunicación y provocan la alarma social derivada de tal estado
de cosas. Pero a la vez que las mujeres somos víctimas de la situación
económica general, padecemos una violencia específica machista: sufrimos el
acoso sexual en el trabajo y en la calle; somos traficadas y explotadas en la
prostitución; estamos siendo arbitrariamente privadas de la custodia de
nuestras hijas e hijos menores; no percibimos las ayudas por la maternidad; el
cuidado de los mayores recae fundamentalmente sobre nosotras; las diferencias
salariales entre mujeres y hombres se perpetúan y agrandan; el trabajo a tiempo
parcial, los contratos eventuales, en precario y de economía sumergida son
mayoritariamente femeninos. Y sin embargo no se le otorgan a estas situaciones
dramáticas el protagonismo que se merecen.
Es
preciso denunciar que desde principio de año 13 mujeres han sido asesinadas por
hombres. Según una costumbre cuya causa es encubrir las verdaderas dimensiones
de este feminicidio, la cuenta oficial de las víctimas comienza cada primero de
enero, de tal modo que no se publicita que en los últimos 30 años han sido
asesinadas 2.400 mujeres, lo que supone multiplicar por 6 las víctimas del
terrorismo. A la vez que las cifras de maltratadas, violadas y acosadas
sexualmente, en una estimación de 2.500.000 anuales, no han disminuido un ápice
en este mismo periodo de tiempo.
Igualmente
se sigue contabilizando en nuestro país la espantosa cifra de 500.000 mujeres
obligadas a prostituirse, entre las que
existe una cantidad cada vez mayor de menores, sometidas a toda clase de
violencias que no se computan, con la complacencia de las instituciones que
debieran protegerlas y proceder a la abolición de la prostitución. Como
siniestro colofón nos encontramos con que se están impartiendo cursos para introducir
en la prostitución a mujeres neófitas en tal explotación.
Asimismo,
tanto las nuevas legislaciones como la práctica jurídica están siendo
arbitrariamente parciales contra las madres, y en perjuicio también de las
niñas y niños, a las que se priva de la custodia para entregarla, en muchas
ocasiones, a padres maltratadores o incapaces de cuidarlos.
No se
ha reducido un ápice las diferencias salariales para el mismo trabajo y
rendimiento laboral entre mujeres y hombres, que sigue siendo del 30%, cuando
no más, según la categoría profesional, mientras el trabajo a tiempo parcial,
los contratos eventuales, en precario y de economía sumergida son
mayoritariamente realizados por mujeres, y sin posibilidad de promoción
profesional y menos posibilidades de acceso a la protección social.
El
porcentaje de puestos de decisión ocupados por mujeres tanto en la empresa
privada como en la Administración Pública no ha aumentado en los últimos años,
siendo del 12% en el sector público, y con una ínfima incidencia, en el sector
privado.
No sólo
no se ha procurado facilitar a las mujeres la conciliación de la vida personal
con la vida profesional sino que en los últimos 2 años se han suprimido
escuelas infantiles, colegios, residencias de personas mayores y prestaciones
sociales que ayudaban a las mujeres a compatibilizar las tareas de cuidado con
los horarios laborales. Tampoco se ha facilitado a los trabajadores atender las
necesidades familiares al extenderse abusivamente las jornadas laborales sin
protección jurídica, con lo que las madres están penalizadas para poder
desempeñar un trabajo profesional.
Al
mismo tiempo la cultura que se difunde a través de todos los medios (cine,
televisión, literatura, artículos de prensa, publicidad, fotografía, teatro)
sigue conteniendo estereotipos arcaicos y machistas, sin escándalo alguno de la
sociedad civil ni de los que la influyen y dirigen, que jamás mencionan este
aspecto de la degradación cultural que padecemos, y que aumenta ante la
indiferencia de las instituciones y de los más prominentes rectores culturales.
Y en
los 2 últimos años se está acabando con los Seminarios e Institutos
Universitarios de Investigación y Estudios de las Mujeres Feministas y de
Género, que son imprescindibles para el desarrollo de la teoría feminista.
Como
estos son los puntos fundamentales de las graves injusticias que estamos
padeciendo en este momento las mujeres españolas, se hace imprescindible
plantear la urgencia de establecer un PACTO FEMINISTA entre todas las
asociaciones feministas, y las mujeres y hombres de buena voluntad para exigir:
- Que
se modifique la legislación penal para que se adopten medidas que protejan
eficazmente a las mujeres contra la violencia machista, así como la que se
refiere a la trata de mujeres y menores con fines de explotación sexual, de
modo que sea eficaz en la represión de esos delitos, hoy completamente
inoperante; a la vez que se introduce en la legislación penal el delito de
apología de la violencia machista, y de la denigración de las mujeres y el odio
sexista.
- Que
se apruebe la abolición de la prostitución y se tomen las medidas adecuadas
para reinsertar a las mujeres que la ejercen en el trabajo asalariado y la vida
civil.
- Que
se dote de medios y formación adecuada a los cuerpos y fuerzas de Seguridad del
Estado, jueces y personal de la Administración de Justicia para que puedan
cumplir el mandato constitucional y legal de proteger a las víctimas, perseguir
a los agresores y condenarlos de acuerdo a sus delitos.
- Que
se modifique la legislación civil para que la custodia compartida de las hijas
e hijos menores sólo se pueda acordar cuando exista acuerdo entre progenitores
y se den todas las condiciones adecuadas para ello. Que el anteproyecto de Ley
de Corresponsabilidad Parental ampare los derechos de hijas e hijos y no
intereses económicos machistas.
- Que
se adopten todas las medidas necesarias para que se cumpla a rajatabla la ley
que exige la igualdad de salario entre mujeres y hombres.
- Que
se constituya una red suficiente y adecuada de servicios sociales públicos que
permitan a los familiares, mujeres y hombres, compatibilizar el trabajo
doméstico con el trabajo asalariado durante todo el año.
- Que
se adopten las medidas necesarias para que en las empresas haya una igualdad
real entre mujeres y hombres en el reparto de puestos de decisión.
- Que
se realice una revisión a fondo de los diccionarios, libros de texto y manuales
universitarios, ya que existen en ellos una enorme cantidad de definiciones de
términos que denotan una flagrante visión androcéntrica y machista.
- Que
se instaure la enseñanza del feminismo como historia de las luchas de las
mujeres y como filosofía social en todos los grados del sistema educativo.
- Que
se forme al profesorado en la comprensión, conocimiento y aplicación de lo que
es el feminismo.
- Que
se erradique la publicidad machista y los contenidos de desprecio y odio a las
mujeres que se encuentran en tantos productos culturales e Internet mediante
las medidas adecuadas.
De que
este Pacto feminista se acepte y defienda por la mayoría de las asociaciones de
mujeres y se convierta en un nuevo Manifiesto como el de Séneca Falls de 1848,
que de un nuevo impulso a la lucha de las españolas por su libertad, la
igualdad y la fraternidad con los hombres, depende de que nuestro país sea
feminista o se hunda en la barbarie.
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