Panero
La semana
pasada murió Leopoldo María Panero que, para la que no lo sepa, era un poeta
español más loco que la jaca de la albada después de media vida en psiquiátricos
porque su familia no sabía qué hacer con él. No tengo claro si lo metieron en
un psiquiátrico por temas de drogas o porque fuera homosexual y quisieran
ahorrarse un escándalo. He tenido el placer de leerlo pero no el gusto de
conocerlo en persona.
La verdad,
me desovario leyendo a l@s que se rasgan las vestiduras por las condiciones en
las que estaba, por que se hubiera pasado media vida en centros psiquiátricos, por
los abusos en los centros psiquiátricos españoles (me imagino que estaría en
una clínica privada porque los hospitales psiquiátricos llevan décadas cerrados
¿no?) y por cómo es posible que un escritor de su categoría estuviera en esas condiciones.
Qué viva
la hipocresía. Tod@s est@s exaltad@s, si no
supieran quién era Panero, lo ven por la calle y se cruzan de acera o aprietan
el bolso o van con cuidado en el metro no vaya a empujarl@s a las vías o se
cambian de vagón como hago yo cuando me cruzo con sin techo oliendo a
tabacurro, meao o vino en Manhattan.
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