Crímenes de odio en Grecia

* * copiado tal cual del informe “Por ser quien soy. Homofobia, transfobia y crímenes de odio en Europa” de Amnistía Internacional.

Desde hace varios años, el artículo 66 del Código Penal incluye en la lista de circunstancias agravantes los motivos relativos a la raza o la orientación sexual de la víctima. En marzo de 2013, este artículo fue modificado para que incluyera también la identidad de género.

Las ONG locales se quejan, sin embargo, de que en la práctica la policía y las autoridades judiciales no suelen tener en cuenta los presuntos motivos de odio al investigar y enjuiciar los crímenes de odio. La puesta en marcha de direcciones y unidades locales especiales de policía en diciembre de 2013 tal vez ayude a resolver el problema, pero estas unidades y direcciones sólo han sido creadas para abordar los crímenes de odio por motivos de raza, y no los perpetrados por otros motivos prohibidos, como la orientación sexual y la identidad de género.

En 2013, la ONG nacional Red de Documentación sobre la Violencia Racista comenzó a recoger información sobre crímenes de odio por motivos de orientación sexual e identidad de género. Hasta la fecha se han denunciado dos casos. No hay datos oficiales sobre crímenes de odio homofóbicos y transfóbicos.

Stefanos

El 28 de agosto de 2012 a primera hora de la mañana, Stefanos caminaba con un amigo por los alrededores de la Plaza Omonia (Atenas). Dos hombres se les aproximaron y les preguntaron si eran gays. Ante su respuesta afirmativa, los hombres les dijeron: “Ahora verán lo que pasa”, y se fueron. Pocos minutos después, atraparon a Stefanos y a su amigo, los tiraron al suelo y les dieron patadas y puñetazos mientras proferían insultos homofóbicos.

Stefanos consiguió llamar a la policía mientras aún seguía tendido en el suelo. La policía llegó pocos minutos después. Stefanos denunció haber sido víctima de una agresión homofóbica, y los agentes le preguntaron qué era eso.

Aunque había más testigos, como el propietario de un quiosco de prensa cercano, la policía no habló con ellos para conseguir más detalles de lo que había ocurrido. “Ni siquiera se bajaron del vehículo policial”. Después, los agentes sugirieron a Stefanos que fuera a la comisaría más próxima a denunciar la agresión, pero se negaron a escoltarlo hasta allí, y tuvo que ir solo. En la comisaría, también le preguntaron qué era una agresión homofóbica. La concienciación de Stefanos sobre la violencia homofóbica y el hecho de que no ocultara su orientación sexual fueron factores fundamentales para garantizar que quedara registrado el presunto motivo homofóbico, aunque debería ser obligación de la policía recoger y hacer constar todos los elementos de un delito, incluidos sus presuntos motivos tal como los percibe la víctima.

El presunto motivo homofóbico se incluyó en el informe de la policía. “Yo quería que la agresión se hiciera constar como homofóbica porque sé que es importante que estas agresiones consten así”, dijo Stefanos.

El 4 de septiembre de 2012, Stefanos presentó una denuncia particular contra los desconocidos autores de la agresión. La denuncia mencionaba las cámaras de control de tráfico que habían grabado los hechos. El abogado de Stefanos consiguió una orden para que la policía conservara la grabación de la cámara en lugar de borrarla al cabo de siete días.


A pesar de haberla solicitado reiteradamente, ni Stefanos ni su abogado han recibido información alguna sobre los avances de la investigación, y no saben ni siquiera si la cinta con la grabación ha sido examinada.

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