Mortalidad materna en Perú: coste y desplazamiento

* * copiado tal cual del informe "Deficiencias fatales. Las barreras a la salud materna en Perú" de Amnistía Internacional

El coste del tratamiento y la dificultad de los trayectos hasta los centros de salud son dos importantes barreras para la atención de la salud de personas que viven en zonas rurales pobres. Como dijo a Amnistía Internacional una promotora de salud: “[...] no hay movilidad. Las mujeres llegan enmantadas [en camillas muy rudimentarias de cañas y manta]. Esto debe mejorar. Debe haber moto, carro o ambulancia. Hay casos que mientras trasladan a la gestante en labores de parto a la casa de espera, a mitad del camino da a luz. Y esto es muy peligroso”. Cuando se presentan complicaciones obstétricas, estas barreras pueden resultar fatales.

En Perú existe atención gratuita de la salud materno-infantil y ayuda al pago de gastos médicos para las personas que viven en la pobreza. En ciertas zonas, los niveles de pobreza son tan extremos que toda la comunidad tiene derecho a recibir la atención médica gratuita que proporciona el SIS. Por ley, las personas que pueden acogerse al programa de salud pública sólo deben pagar 1 nuevo sol (0,30 dólares estadounidenses) para entrar en el programa. No debe pedírseles ningún otro pago. El SIS es la base del modelo de “Seguro Universal de Salud” que ahora se propone. Por consiguiente, es fundamental que se identifiquen y resuelvan las dificultades existentes sobre ámbito, cobertura y accesibilidad para evitar en el futuro falta de cobertura, mala gestión y abusos.

En 2006, Amnistía Internacional señaló las barreras económicas que las mujeres que viven en la pobreza afrontan a la hora de acceder a la atención de la salud materna. Para 2008 todo apuntaba a que el número de personas cubiertas por el SIS había aumentado significativamente. Sin embargo, según los informes, algunos proveedores de ayuda seguían diciendo a las mujeres, en contra de la política oficial, que “[la cobertura que proporciona] el SIS es sólo una vez al mes. Si vienen ustedes por segunda vez, tienen que pagar”. Además, según el censo de comunidades indígenas de 2007, el 46,5 por ciento de la población censada no estaba cubierta por ningún tipo de seguro de salud.

La oficina del SIS ha informado de la creación de su propia Defensoría del Pueblo para recibir denuncias sobre la prestación y la cobertura del seguro. Se trata de una iniciativa relativamente reciente por parte del SIS. Amnistía Internacional no sabe de ningún resultado o informe oficial de la oficina.

Los costes informales del transporte –el coste del transporte a y desde los centros de salud– también pueden actuar como barrera para el acceso a la atención de la salud materna. Aun cuando las familias puedan costear este gasto, a menudo no hay un autobús o una ambulancia que las traslade, ni siquiera carretera para hacerlo. En las zonas rurales se invierte poco en infraestructuras, y esto afecta directamente al acceso de las mujeres a la atención de la salud. Teóricamente, los gastos de transporte de las mujeres que tienen derecho a cobertura son pagados por el SIS mediante la asignación de fondos a los establecimientos de salud, aunque en la práctica esto no parece solucionar el problema del acceso al transporte de las comunidades pobres y rurales. Las casas de espera maternas, una iniciativa promovida por el gobierno, pueden considerarse un buen intento de resolver el problema, siempre que se establezcan adecuadamente. Sin embargo, también presentan dificultades, como el transporte para llegar a ellas y la falta de servicios que ofrecen (véase el capítulo 6). Una evaluación realizada en 2007 por el Ministerio de Salud de un proyecto financiado por una entidad donante señalaba que uno de los principales retos era llegar a acuerdos entre los diferentes sectores del Estado para mejorar la infraestructura de los transportes y las carreteras y asignar más recursos.

Según el INEI, los datos recogidos en marzo de 2007 y de nuevo en marzo de 2008 muestran un descenso, entre la población en general, del número de personas que señalan el coste como motivo para no acudir a un centro de salud. La cifra bajó del 24,5 por ciento en marzo de 2007 al 19,9 por ciento en marzo de 2008. Por otro lado, en las mismas fechas, el número de personas que afirman que no acudieron a un centro de salud debido a la distancia, la falta de confianza en los servicios de salud o los retrasos en recibir el tratamiento, ascendió del 11,8 por ciento al 12,7 por ciento.

La realidad es que cualquiera de estas barreras es suficiente para impedir que las mujeres accedan a la atención de la salud materna, especialmente en casos de urgencias obstétricas, donde el establecimiento de salud más cercano tal vez no ofrezca el nivel de atención necesaria. Si la atención de la salud es gratuita o las mujeres pueden cubrir sus costes, pero no pueden conseguir medios de transporte, no obtendrán los servicios y la atención que necesitan. Por otro lado, si consiguen medios de transporte, pero no pueden costear la atención de la salud o cosas básicas como la comida, también se les estará negando la atención que necesitan.

YOLANDA SOLIER TAIPE


Yolanda Solier Taipe tiene 33 años y está embarazada de su séptimo hijo. Vive a aproximadamente una hora del puesto de salud (posta médica) de Ccarhuacc por un camino intransitable para automóviles. “La principal dificultad que tengo es la distancia que existe entre mi vivienda y la posta médica, tengo que caminar cerro arriba para ir a realizar mi atención y control de embarazo [...]. Otra dificultad es que no me puedo desplazar con rapidez, sino [que] lo realizo lentamente, despacio [...]. Sí, señorita, no camino rápido, camino más contrario despacio, ésa es mi dificultad, además que mi vivienda no cuenta con carreteras y tengo que caminar mucho, más bien les pediría a ustedes [que] nos apoyen con la construcción de carreteras y enviando esta petición a nuestras autoridades.  "[…] Allí [en la casa de espera materna] tuve a mis demás hijos, a todos. Fui caminando hasta allí, pero allí no tenemos nada: ni comida ni un lugar para prepararnos nuestros alimentos ni podemos quedarnos nosotras las mujeres que vamos desde lejos […]. Sirve sólo para alumbrar y no brinda las demás atenciones de cuidado posparto" (Entrevista con Amnistía Internacional, septiembre de 2008).

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