Camarero homófobo en Granada
Quiero pensar
que es sólo el camarero y que la dirección de la cafetería Avenida Madrid de
Granada no es tan cerrada de mente. Como ha pasado esta mañana, quiero pensar y
espero que la dirección de la cafetería se disculpe públicamente con Álvaro
Morales y Rubén Guijarro, dos chicos de 18 años a los que un camarero ha echado
de la cafetería por cogerse de la mano y apoyar uno la cabeza en el hombro del
otro en un local vacío supuestamente por hacerlo delante de una niña.
Por lo que
he leído, había otras clientas en la cafetería y el camarero sólo se ha
atrevido a echar a esta pareja cuando la cafetería se había quedado vacía. Pero
suponiendo que hubiera una cría sola en una cafetería a esas horas, ¿ese camarero
tiene poderes especiales para saber cómo, dónde y con quién se está criando esa
niña? Porque, que yo sepa, los críos no van por la calle con un cartelito que
diga "vivo con un papá y una mamá". La niña lo mismo es hija de una
pareja de lesbianas o de una pareja homosexual o de una pareja poly que viva
con el novio o la novia del papá o la mamá. ¿O el camarero ha asumido que la niña
vive con un padre y una madre "como Dios manda"?
Ya puestos
a proteger a la infancia… ¿este bendito señor sabe cómo reconocer a los
sacerdotes que vayan vestidos de calle? Por aquello de que haya tanto
pederasta en la iglesia, no le vayan a violar en un descuido a ninguna criatura
de la clientela en los baños. ¿O eso no le preocupa tanto?
Copio y
pego el mensaje que una que se identifica como testigo y madre de la niña en cuestión
ha dejado online (la falta de ortografía es suya): "Era yo y mis hijos los
que nos encontrábamos en la cafetería, para dar más datos, los hijos estaban
comiendo churros, en ningún momento nos hemos sentidos ofendidos, ni mi hija ha
mirado porque no estaban haciendo nada raro, solo he visto como uno de ellos
hechaba la cabeza en el hombro de su pareja, solo decir eso, yo ya no he visto
como los camareros, eran dos, le han llamado la atención".
Repito,
ha pasado esta mañana. La dirección de esta cafetería todavía está a tiempo de
disculparse con Álvaro y Rubén y con la comunidad LGBT en Granada. ¿Qué no se
disculpan? Boicot al canto.
Tampoco
estaría de mal que le recordasen a ese camarero que él está ahí para servir cafés
y copas, no para hacer juicios morales ni echar a nadie a la calle. Más que
nada para que no les hunda el negocio: hoy ha sido una pareja homosexual, mañana
lo mismo les echa a la calle a una madre soltera o a un turista negro o a
alguien que tenga tatuajes o a cualquier persona que no le entre por el ojo y
en dos días se quedan sin clientela y sin negocio.
Estaremos
pendientes. Por lo del boicot digo.
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