Isa Vázquez & Lucas Platero: Trans* vamos a hablar
© Isa Vázquez, Lucas Platero,
Diagonal
- Lucas Platero e Isa
conversan sobre el libro 'Trans*exualidades', que habla de la responsabilidad
de educar en igualdad, sin discriminaciones.
Tras la publicación del
libro Trans*exualidades. Acompañamiento, factores de salud y recursos
educativos (Bellaterra, 2014), Diagonal nos invita a compartir cómo ha sido el
proceso de elaboración, una invitación que aceptamos encantadas. No sólo porque
lo hemos pasado muy bien, sino porque muestra la importancia del trabajo colaborativo,
que combina diferentes saberes.
LUCAS: Nos conocimos
gracias a una ilustración publicada en Diagonal, que planteaba la posibilidad
de pensarse fuera de las “cajas” del género hombre y mujer. Me gustó mucho y
tras un par de correos electrónicos… ¡ya estábamos trabajando! Isa, ¿qué es lo
primero que te llamó la atención de este libro?
ISA: Ya conocía tu
trabajo, pero lo que realmente me enganchó fue verlo como una ayuda real para
personas sensibles al tema, que quieren intervenir pero carecen de estrategias
y de formación. Desde mi trabajo en escuelas e institutos, creo que ambos están
llenos de profesores con esa necesidad, y que este libro va a marcar una
diferencia. Decidí embarcarme en seguida.
LUCAS: ¡Ha sido una
locura lo bien que hemos encajado! No es fácil entender la sutilidad de las
cuestiones trans* sin patologizar ni esencializarlas. Tú has sido capaz de ver
los matices, evidenciar las preguntas estúpidas, el peso de las normas
sociales… El libro está lleno de ilustraciones tuyas y también de Nac Bremón,
que ha hecho la portada, Coco Riot, Morgan Boecher, Miriam Dobson y Emma Gascó.
Me llama la atención tu sensibilidad para ilustrar las necesidades de las
personas trans*, ¿de dónde surge?
ISA: He tenido la
suerte de conocer a la gente adecuada: gente que rompía moldes, éstos y otros,
que ayudan a cuestionarse las cosas a quienes les rodean, y gente con mente
abierta. Partiendo de que las niñas que leen literalmente a todas las horas del
día, desgarbadas y con gafas muy muy grandes… bueno, también encajamos de
aquella manera en la feminidad. He tenido además la oportunidad de leer mucho.
Una cosa que me encanta del texto es que, aun siendo éste un tema sobre el que
has investigado tanto, mantienes un tono sencillo, asequible, muy comunicativo.
¿Haces un esfuerzo consciente por no usar “palabros”, sonar muy académico?
LUCAS: Me gusta
escribir de manera accesible, incluso cuando hablo de cosas muy complicadas.
Por ejemplo, en el título, trans* con asterisco, añado la complejidad de
señalar que las vivencias trans* son muy diversas, pero que se puede encontrar
lugares donde converjamos para movilizarnos y plantear luchas comunes, como
puede ser la despatologización o los derechos de la infancia, entre otros. A
veces se confunde usar un lenguaje accesible con no estar introduciendo
matices, por ejemplo, sobre cómo se puede pensar sobre los menores trans* o la
definición misma de lo trans*, que para mí tiene más que ver con querer escapar
de las expectativas sobre el sexo asignado en el nacimiento que con un
trayectoria vital más o menos típica, con unos pasos determinados.
ISA: Ser profe ha
tenido mucho que ver con el entusiasmo que siento por este libro, en el que hay
mucha presencia de niños y jóvenes. También creo que me obliga a buscar maneras
de expresarme, que realmente puedan comunicar. Y puede ser por eso que le dé
tanto peso a lo visual y al humor. Por otra parte, creo que el contacto
cotidiano con jóvenes, en una etapa de sus vidas tan intensa y de tantos
cambios, te obliga también a un esfuerzo especial para poder acompañarles, ser
receptiva, no tener demasiados prejuicios. Tú que también trabajas con jóvenes,
¿cómo crees que te influye?
LUCAS: Me atraviesa la
experiencia docente en la educación secundaria, así como mis clases en la
facultad de psicología, y creo que esto se nota. Mis estudiantes son muy
críticas y, si no entienden algo, te lo dicen a la primera. Les gusta mucho que
los contenidos se puedan vivenciar o dibujar o representar, de manera que me
ayudan a pulir los argumentos. Me empujan a tener una pedagogía crítica que sea
“todo terreno”, muy adaptada a cada necesidad y momento. Y es que la enseñanza
es un proceso de ida y vuelta, no sólo estamos el profesorado, sino el alumnado
y la relación que construimos cada día.
ISA: Estoy totalmente
de acuerdo. Y otro mensaje que acompaña todo el libro es que la transexualidad
no es una enfermedad. ¿Por qué es importante decir eso?
LUCAS: A menudo se
percibe a las personas trans* como problemáticas, ya sea porque “alteramos el
orden” o somos percibidos como “causantes” de la ruptura de la disciplina o de
“la paz” de las instituciones en las que participamos. Desafiamos la
estabilidad de aquello que aparece como dado. Las personas trans* no somos un
problema, la sociedad es tránsfoba. Lanzar ese mensaje es importante porque
resitúa la responsabilidad de la acción y el cambio en los agentes sociales,
las autoridades y en una sociedad que a menudo prefiere mirar a otro lado
cuando se produce la discriminación.
ISA: Veo que tendemos a
hacer responsables de todo a los chavales, y sin embargo están expuestos a la
presión de esos agentes sociales, del entorno, y reciben la influencia decisiva
de las familias. Tú has trabajado mucho con familias, ¿qué has observado?
LUCAS: ¡El trabajo con
las familias ha sido fantástico! También es verdad que sólo me he entrevistado
con familias que apoyan a sus hijos e hijas, ya que me interesa identificar
aquellas estrategias para tener vidas más vivibles, menos conflictivas y
problematizadas. He encontrado familias que cultivan la posibilidad de
acompañar a estos menores en sus procesos, sin imponer ritmos ni términos
patologizantes, negociando cómo ir haciendo cambios en la vida cotidiana,
elegir un nuevo nombre… Todas aquellas cosas que hacen las familias para
facilitar ir probando. Es fascinante la creatividad de lxs menores, que explican
sus experiencias nombrando que su proceso implica desvelar lo que viven,
siguiendo “escaleras de confianza”, pensar su identidad en tránsito como “ser
niños probando a ser niñas”… Familias que buscan un parque distinto donde
vivirse con otro nombre, que quieren conocer a otras familias y que
intercambian trucos y estrategias para vivir mejor. Es fundamental señalar que
hay factores sencillos que ayudan a las personas trans* a vivir mejor. Van
desde el apoyo familiar, conectar con otras personas, ya sean familiares,
profes u otras adultas, conocer a otras personas trans* de todas las edades y
poder crecer en una escuela que aspire a ser segura. A menudo, las chicas y los
chicos están atrapados en nociones como la “inocencia de la infancia” o “el bien
del menor” que les incapacitan para ser escuchados y respetados, bajo la
premisa de que otra persona decide por ti porque sabe más. ¿Crees que las
escuelas que conoces podrían pensar en la infancia de otra manera, o usar
materiales transformadores como este libro?
ISA: Me encantaría
decir que en cualquier escuela o instituto va a ser recibido unánimemente con
los brazos abiertos, pero no son tiempos fáciles para la educación, con el
cúmulo de recortes salvajes y reformas antipedagógicas. En todos los centros
hay profes reticentes a cambiar y profes simplemente bajo mucho estrés. Pero en
todos los centros hay también profes que creen en su alumnado, que están
dispuestas a escuchar, que las ven como personas mucho más complejas que lo que
dicen sus boletines de notas. ¿Se puede esperar que las profes conciban que sus
alumnxs pueden ser trans* y que eso no se vea como un problema? De entrada
puede ser difícil, pero creo que la relación de cariño y apoyo que se da entre
una profe entregada y su alumnado abre muchas mentes. Es una relación que lleva
mucho esfuerzo, pero es muy potente.
LUCAS: Los menores
trans* provocan que sus familias aprendan con y de ellos y ellas, incluso en
aquellas familias que a priori no estaban predispuestas favorablemente. No todo
son historias felices, pero cuando lo son es porque las personas adultas tienen
la humildad de admitir que no lo saben todo, que han de escuchar a sus hijos e
hijas trans* y que se trata de una aventura de aprendizaje donde no hay guion.
En el caso de la escuela y otros agentes sociales puede ser muy parecido; es la
relación y el diálogo los que permiten adaptarnos a las necesidades de las
personas trans*, aprendiendo juntas y desmontando mitos e ideas erróneas.
Quería preguntarte algo un poco personal, pero que es relevante. Tú tienes una
hija pequeña y estás embarazada, además de la estupenda relación que tienes con
tus estudiantes. ¿De qué manera tu vida personal es fundamental para entender
tu trabajo como ilustradora especialista, si me permites, en la temática trans*?
ISA: Desde el primer
día, me ha encantado sentarme a trabajar contigo con mi barrigón y ojeras de
mamá, y las llamadas del padre porque la niña ha hecho no sé qué, teniendo
contigo tantas cosas en común, cosas leídas, pensamientos, mucho humor compartido,
experiencias comunes… Me encanta porque ilustra, para mí, que efectivamente
somos mucho más que las cajas y que fuera de ellas todo es tanto más divertido.
Para mí, la llegada de lo queer y lo trans a mi vida, de la mano de Kate
Bornstein, fue una fiesta. Me identificaba un montón con esa idea de salir del
molde, de jugar a ser y a descubrirse, y con este libro he revivido esas
lecturas y esa alegría, lo he disfrutado un montón. ¿Señalarías algún recuerdo
o momento de la creación de este libro en especial?
LUCAS: ¡Tengo
muchísimos! Desde una entrevista con madre gitana que fue genial no sólo por
enfrentarme al racismo cotidiano que impregna nuestras vidas, sino también por
la fuerza vital con la que apoya a su hija trans*. También recuerdo como algo
clave los comentarios que han hecho amigos y amigas, que me han ayudado a
afinar los contenidos o la reacción que causa la portada, con todos estos
“jarins” desnudos... //
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