Lucas Platero: ¿Ahora tampoco es el momento?
© Lucas Platero,
Pikara
- El Gobierno
electo de Syriza no ha puesto a ninguna mujer al frente de 12 ministerios, un
motivo más para el desencanto que se suma a la falta de atención que la
coalición de izquierda prestó a las reivindicaciones feministas y LGTBQ en
campaña. En un momento como el actual, ¿se puede pensar en algo más que en
economía? ¿Y la forma de abordar la economía tiene que estar desprovista de una
visión feminista? ¿Qué garantías tenemos de que los partidos y conformaciones
políticas de izquierda en España no van a olvidar temas en los que nos va la
vida a muchas personas?
Muchas de las
personas que el domingo soñábamos con otras formas de hacer política, mediante
la victoria de Syriza en las elecciones griegas, hoy nos hemos sentido muy
defraudadas. Somos las mismas personas que el domingo nos atrevimos a soñar que
en las próximas elecciones no ganará el Partido Popular, a querer que tampoco
sigan gobernando en sitios como Madrid… Incluso nos reíamos del uso intencional
del apelativo de “izquierda radical” – o de ser calificados como sinónimos de
“abertzales”, en palabras de una corresponsal griega en España que hablaba en
directo en la televisión-. Llevábamos semanas escuchando la narrativa del miedo
desde Europa, la amenaza de que si no se vota a los partidos conservadores,
llegaría “el fin del mundo”, como si la Troika o el mismo Partido Popular no
hubieran sido precisamente quienes han traído el desastre y la precariedad a
nuestras vidas.
El caso es que hoy
leo en la prensa, tarde ya en el día, la conformación del gobierno griego, para
descubrir – o casi para encontrarme con el temor no confesado de – que Alexis
Tsipras ha formado un gobierno que bien parece un equipo masculino de rugby,
esto dicho con mucho cariño por el rubgy. Es un gobierno sin mujeres y sin
atisbo de que le interesen las cuestiones centrales para los derechos sexuales
y reproductivos, con una grave ausencia de apuesta por las libertades sexuales
en su agenda política. Como bien nos informaba desde Atenas Hibai Arbide Aza,
aquí en Pikara Magazine, “no se ha oído hablar en la campaña electoral de la
desigualdad salarial, la violencia machista, el trabajo doméstico no
remunerado”.
¿Cómo es posible
que los partidos de la izquierda griega se hagan impermeables a las necesidades
de las mujeres, el feminismo y los derechos LGBTQ? ¿Cómo es posible obviar
cuestiones tan importantes?
La decisión que ha
tomado Alexis Tsipras a la hora de elegir su equipo de gobierno nos lleva a
enfrentarnos a una pregunta propia de primer curso de feminismo: ¿Por qué es
importante que las mujeres estén en la primera línea de la política? Para
resolverla os recomiendo ver una serie danesa de éxito, que creo que es más
divertido y educativo que explicarlo yo. Se trata de Borgen (algo así como “el
castillo”, en referencia a su parlamento), y cuenta muy bien en tres temporadas
temas clave como el coste de ser mujer en política; cómo sentimos que la
sexualidad de las mujeres es distinta a los hombres; muestra un país donde la
gente dimite cuando hace lo que no debe y en eso os parecerá ciencia ficción, y
también aborda el debate sobre los derechos de las prostitutas en política, ¡un
temazo! Pero si lo tuyo no son las series con subtítulos, también puedes leer
el artículo de Beatriz Gimeno en el que habla clarito de qué obstaculiza la
promoción de las feministas en los partidos.
Otras preguntas
básicas que suscita el quehacer de Alexis Tsipras con este gobierno es si en un
momento como el actual se puede pensar en algo más que en economía y si la
economía tiene que ser una prioridad totalmente desprovista de una visión
feminista, donde la sexualidad y los derechos sexuales y reproductivos sean
temas secundario. ¿Qué tiene que ver economía y derechos de las mujeres? Una
buena respuesta la podemos encontrar en el libro de Amaia Pérez Orozco
accesible gratuitamente en la web de Traficantes de Sueños , titulado
‘Subversión feminista de la economía’ donde, además de explicarnos que una
visión feminista de la economía es posible, también nos anima a pensar “qué
vida creemos digna de ser vivida y cómo podemos organizarnos para sostenerla de
forma colectiva”. Cuestiones centrales para el momento actual que nos toca
vivir.
Supongo que estas
preguntas me surgen y me inquietan tanto porque tienen que ver con mis ganas de
cambio político y de poder ilusionarme. También porque hay quienes tenemos
necesidad de repolitizar la política, para deshacernos de mantras como “todos
los políticos son iguales y son todos corruptos”, que sólo sirven para
perpetuar la política obsoleta que conocemos. He de confesar que, mirando
nuestro panorama político y fijándome en quienes reclaman cambios y se ofrecen
como la solución más allá del bipartidismo, como son Podemos, Ganemos e
Izquierda Unida, me surgen de nuevo varias preguntas: ¿Qué garantías tenemos de
que estos partidos y conformaciones políticas no vayan a “olvidar” las cuestiones que nos importan?,
¿qué lugar van a dar a los derechos sexuales y reproductivos o a la importancia
de las mujeres de en la política?, ¿tienen líderes LGBTQ y feministas que
impulsen una agenda transformadora?, ¿creerán también en que las personas y que
sus necesidades tienen que estar en el centro de la política – no sólo los
políticos y sus propias necesidades de alcanzar poder-?
Nos toca apelar a
la movilización de quienes están en estos partidos, incluso en Syriza, para
obligar a tales formaciones a no poderse escaquear de una agenda de derechos
sexuales y reproductivos. Igual es que le pido mucho a la política, pero es que
esta política excluyente no es suficiente, ni trae los cambios sociales que
necesitamos. Deseo que la movilización social impida excluir a las mujeres de
sus cuadros, ¡que les caigan las siete plagas como no afirmen que el aborto o
los derechos de las personas trans* son una prioridad! Para muchas personas nos
va la vida en esto, no podemos soportar que se consideren cuestiones
secundarias o poco importantes.
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