Detenciones arbitrarias de solicitantes de asilo en EEUU: casos de solicitantes de África

* * copiado tal cual del informe: EEUU: "Tú no tienes ningún derecho aquí". Expulsiones ilegales en la frontera, detención arbitraria y malos tratos infligidos a solicitantes de asilo en Estados Unidos" de Amnistía Internacional

En tres casos de solicitantes de asilo de África, Amnistía Internacional documentó denuncias coherentes y creíbles de trato discriminatorio, que esas personas decían sufrir en razón de la raza y la nacionalidad durante su prolongada detención por motivos de inmigración en centros del ICE.

Amnistía Internacional determinó que, agravadas, según la información disponible, por condiciones físicas, alimentación y agua inadecuadas y atención médica precaria, sus experiencias de discriminación y detención prolongada a indefinida constituían malos tratos, que están terminantemente prohibidos por el derecho internacional.

CASO DE SADAT

Sadat (de 32 años) solicitó asilo en la frontera mexicano-estadounidense tras huir de su país, Ghana, porque sufría ataques homófobos. Tras presentar su solicitud en enero de 2016, el ICE lo mantuvo detenido por motivos de inmigración durante más de dos años y medio, hasta que finalmente, el 25 de julio de 2018, le concedieron la libertad condicional por razones humanitarias.

El 18 de mayo, estando detenido en Pearsall, Sadat llamó a Amnistía Internacional y expresó la angustia psicológica que sufría por estar detenido de manera indefinida por motivos de inmigración mientras tramitaba su solicitud de asilo: “Estoy cansado de la detención prolongada. La verdad, a veces siento que ... ¡No puedo más! ¡No puedo más! Vivo con miedo, no sé qué va a pasar.”

Mientras se tomaba todavía una decisión sobre su solicitud de asilo, las autoridades estadounidenses intentaron devolver a Sadat a Ghana, donde afirmaba estar expuesto a sufrir las mismas violaciones de derechos humanos de las que había huido, cometidas tanto por funcionarios encargados de hacer cumplir la ley como por grupos criminales.

El 18 de junio de 2018, su abogado informó a Amnistía Internacional de que el ICE estaba subiendo a Sadat a un avión en el aeropuerto, porque pensaban deportarlo a Ghana mientras sus abogados continuaban tramitando su solicitud de asilo: “Acaba de llamar [...] lo han llevado hasta el avión y lo han sacado de la fila de un tirón en el último momento.”

Sadat dijo que creía que los malos tratos a los que el ICE lo sometía durante su detención prolongada –incluidos los intentos de deportarlo y devolverlo a la situación de persecución de la que huyo– estaban basados en discriminación racial contra él como africano: “No me importa esperar por el caso, pero siento discriminación hacia mí y el resto de los africanos. No tenemos ningún alivio, ni fianza. Todo lo que dicen [en el centro de detención de Texas] es que van a enviarnos de regreso a África. En Georgia también, todo lo que me decían era: ‘Van a enviarte de regreso a África’”.

Sadat huyó de Ghana en 2015, tras recibir una paliza a manos de miembros de un grupo parapolicial, que, según contó, quemó su casa y dio una paliza a su tío tres días después porque Sadat se había trasladado a un paradero oculto. El grupo parapolicial identificó a Sadat como gay después de golpear e interrogar a su amigo gay y su pareja íntima, y publicó un vídeo de aquella paliza en la página de Facebook del líder del grupo. En abril de 2017, el grupo volvió a publicar el vídeo, que fue visto más de 53.000 veces, con lo que Sadat quedó aún más expuesto como gay. Los actos homosexuales siguen siendo delito en Ghana, y la policía elude sistemáticamente perseguir y castigar los ataques contra la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT).

A pesar de la posibilidad de que Sadat siguiera sufriendo persecución, encarcelamiento y amenazas de muerte si era devuelto, las autoridades estadounidenses rechazaron sus solicitudes de libertad condicional por considerar que no había demostrado que siguiera recibiendo amenazas en Ghana. La familia de Sadat le envió un vídeo que probaba la persistencia de las amenazas de persecución a que se enfrentaba, pero el ICE lo sacó del paquete donde se lo habían enviado sin informar de ello a Sadat. Al rechazar la apelación de Sadat en noviembre de 2017, el juez de inmigración declaró que, incluso aunque los funcionarios del ICE hubieran retirado esa prueba, Sadat no se había puesto en contacto con su familia para confirmar que la habían enviado.

Sadat se declaró dos veces en huelga de hambre, en diciembre y en febrero de 2018, para protestar contra las malas condiciones de detención prolongada que sufría. Sus abogados proporcionaron a Amnistía Internacional documentación escrita de febrero de 2018 con casos concretos de personal del ICE tomando represalias contra Sadat por sus huelgas de hambre.

“Todo lo que pido es que se reabra mi caso”, dijo. “Nunca han escuchado en realidad las pruebas de mi caso. Todo lo que pido es que reabran mi caso y consideren las pruebas.”

En una decisión del 12 de julio de 2018 por la que se ordenaba reabrir el caso de Sadat, la Junta de Recursos de Inmigración determinó que Sadat “ha presentado nuevas pruebas de la naturaleza notable de su solicitud en Estados Unidos y en Ghana, junto con pruebas de que a su regreso a Ghana podría encontrase con una falta de los debidos protocolos de seguridad.”

Mientras continuaba luchando por ganar su solicitud de asilo en libertad, Sadat dijo que sus metas con respecto a libertad condicional eran vivir una vida plena en libertad: “mi sueño es volver al colegio y crear una fundación para niños sin hogar y otras personas con necesidades.”

CASO DE JULES

Jules (de 36 años) huyó de la República Democrática del Congo (RDC) en septiembre de 2014, tras escapar de un grupo militar rebelde que, según dijo, lo había secuestrado, torturado y esclavizado para dedicarlo a labores manuales.

Cuando Amnistía Internacional entrevistó a Jules en el centro penitenciario del condado de Cibola el 7 de mayo de 2018, acababan de responder afirmativamente, el 10 de abril, a su solicitud de asilo. Salió en libertad condicional poco después de la entrevista. La administración Trump recurrió posteriormente contra la aceptación de su solicitud de asilo e intentó impugnar su fundamento en la persecución por la que afirmaba solicitar asilo. Jules llevaba ya casi año y medio detenido en múltiples centros del ICE desde que solicitó por primera vez asilo en la frontera mexicano-estadounidense el 4 de enero de 2017.

Jules contó lo que él y otros africanos habían sufrido en los centros de detención por motivos de inmigración del ICE debido a las malas condiciones de reclusión y a la discriminación racial a que los sometía el personal del ICE.

“No respetan a las personas negras aquí [en Cibola]: A veces nos preguntan: ‘¿En África, corren ustedes con los leones?’ También hay maltrato físico: si cuestionas lo que hacen, te castigan y te ponen en el zapato [aislamiento], sin dejarte salir ni interactuar con los demás, durante 15 o 20 días.”

No obstante, Jules dijo que el trato que recibía en Cibola era mucho mejor que en Alabama, donde las malas condiciones físicas y la discriminación racial que sufría era mucho más extremas: “Alabama está muy, muy mal. “No se puede poner a nadie que sea inmigrante allí.” No ves el sol. Nunca. […] Te ponen en una celda y hace tanto frío por la noche que no puedes dormir. No te dan mantas ni abrigo. Estábamos recluidos con delincuentes, mezclados con ellos. […] En Alabama, si quieres ser bueno tienes que tener a alguien que te dé dinero. Tienes que comprar comida para sobrevivir. La gente pasa hambre y sufre en ese lugar”.

Expresando su preocupación por el trato que había recibido Jules en el centro de detención del condado de Etowah, Alabama, durante la entrevista con Amnistía Internacional su abogado le dijo: “Luego apareciste por aquí y habías perdido mucho peso. Tenías la piel amarilla. Me eché a llorar cuando te vi, porque temo mucho por los chicos que hay todavía aquí en Etowah.”

Dijo que en Cibola había recibido medicación para dormir y atención psicológica por el trauma que aún sufría como consecuencia de su experiencia en DRC. En cambio, dijo que la detención por motivos de inmigración en los infames centros de Etowah y Sierra Blanca del ICE lo había vuelto constantemente a traumatizar, dada su experiencia de esclavitud en la RDC: “Nada es bueno en detención. En África no hemos visto nunca nada igual. Pasé cuatro meses sin abrigo en Sierra Blanca.”

CASO DE BOKOLE

El 8 de mayo, Amnistía Internacional entrevistó a Bokole, de 30 años, miembro de un partido de oposición de la República Democrática del Congo (RDC). En junio de 2017 había solicitado asilo en Estados Unidos alegando sufrir persecución política en su país. La última vista de Bokole fue el 31 de enero de 2018, y el 22 de marzo el gobierno rechazó su solicitud de asilo. En septiembre de 2018 permanecía detenido mientras procedía con su recurso de apelación.

Explicó que, tras solicitar por primera vez asilo, se quedó horrorizado cuando lo sometieron a detención preceptiva e indefinida habiendo pedido protección: “Les conté mi caso, pero me detuvieron. No sabía que iba a ser así. No hay nada bueno aquí; todo es malo. Las condiciones no son buenas. Nunca he estado en una cárcel así antes. La forma de tratarnos; no puedo sobrevivir mucho. Los agentes no nos respetan por quienes somos, debido a nuestra piel. Hay mucha discriminación racial aquí. Cuando pasa un guardia se abanica la nariz con la mano, como diciendo: ‘¡qué peste!’. La mayoría es maltrato psicológico. El modo en que quedamos expuestos a la enfermedad, sin poder salir. Necesitamos aire. Y el agua que usamos no es lo suficientemente buena para ducharse o beber.”

Bokole dijo que había contraído tuberculosis estando detenido en Cibola en abril de 2018, y que desde entonces no había recibido tratamiento médico adecuado para esta enfermedad. Explicó que, tras visitar a un especialista en un hospital de la zona, el médico dijo a las autoridades que le administraran un tratamiento muy específico, pero no lo estaba recibiendo.

“Necesito un profesional que me salve la vida, porque noto que estoy en peligro. Necesito tratamiento especial, que no me dan aquí. Me dan una pastilla cuando no toca, con una comida horrible. Si estás tomando esas pastillas, tienes que comer buena comida. No nos respetan. Si tengo que tomarla por la mañana, vienen por la tarde o a mitad de la noche. La comida que nos dan nos pone enfermos; cuando voy al baño veo sangre [en mis heces]. Me he quejado a los médicos muchas veces, pero no me dan ninguna solución. Se lo he explicado a mi abogado. Tengo mucho miedo por si pierdo la vida. Seré feliz si consigo el tratamiento correcto para esta enfermedad. Es la primera vez que estoy así de enfermo.”

Amnistía Internacional expuso el caso de Bokole a los guardias de CoreCivic y al supervisor del ICE en Cibola. El supervisor del ICE confirmó que estaba al tanto de las quejas de Bokole, pero dijo que pensaba que eran infundadas: “Sí, tiene un problema médico. Tiene algo en el pulmón, que se está tratando como tuberculosis. Está cansado del tratamiento y se pone en huelga de hambre.”

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