Chorprecha

El American Journal of Psychiatry ha publicado una corrección al estudio de Bränström: se ha demostrado que ni el tratamiento hormonal de afirmación de género ni la cirugía de cambio de sexo (perdón: “afirmación de género”, no se vaya a ofender nadie) reducen la necesidad de servicios de salud mental de las personas que se identifican como trans. Elemental querido Watson. Es de cajón que ponerte/quitarte no te soluciona los problemas mentales que tengas. 

Tengo la inmensa suerte de no haber pasado nunca por quirófano por una cuestión estética. En mi época se estilaba arreglarse orejas o nariz en el verano de EGB a BUP. Más adelante se puso de moda que las familias pagasen una operación de tetas al acabar la carrera. A los veintitantos comencé a conocer a gente que había caído en lo del balón gástrico u otras opciones para perder peso rápido. A los treinta y tantos algunas amigas empezaron a transicionar. Toda esta gente no acabó más feliz después de operarse la nariz, ponerse tetas, perder peso o mutilar sus cuerpos alegremente. Estos empastillamientos y cirugías gratuitas no hicieron que sus problemas desapareciesen de la noche a la mañana – much@s siguen yendo a terapia años después de operarse cuando, en teoría (o lo que intentan venderte los desactivistas trans es que), su vida debería haber pasado a ser de color de rosa. 

Lo que me sorprende es que una revista científica tenga que dar marcha atrás y explicar lo que cae por su propio peso. No hay pastillas ni operaciones que te arreglen mente y espíritu de la noche al día. Si tienes una depresión, vas a seguir teniéndola con una nariz o tetas nuevas, aunque pierdas treinta kilos o aunque cuando mires para abajo ya no te veas las tetas y te veas un micro-pene a base de injertos. 

No hace falta una corrección – lo que hace falta es que dejen de publicar estudios chorra sin base científica según dé el viento ese mes para vender más ejemplares o mantenerse en el “candelabro”. 

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