SAP: ideología sexista
* * copio íntegramente el prólogo al "Estudio Jurisprudencial sobre el impacto del SAP en los Tribunales Asturianos" editado por Abogadas para la Igualdad y financiado por el Instituto Asturiano de la Mujer. el prólogo lo ha escrito Consuelo Barea. Puedes íntegramente el estudio aquí: http://www.abogadasparalaigualdad.es/Documentos/EstudioSAP%5B1%5D.pdf.
La ideología del SAP ha irrumpido en los juzgados y de ahí ha llegado a la sociedad, porque los discursos jurídicos crean doctrina, interpretan la realidad y nos dicen cómo ha de ser ésta. Las sentencias sobre familia y custodia definen los roles inaceptables, los aceptables, y las responsabilidades de cada uno de los componentes de la familia. La construcción judicial de conceptos sobre el interés superior del menor, sobre lo que ser una buena madre y un buen padre, y sobre cómo ha de ser la familia post divorcio, tiene una repercusión fundamental en las tendencias ideológicas dominantes en la sociedad.
En las sentencias pro-sap , que defienden el constructo o lo asumen como cierto, aparece un cuerpo de creencias o ideologías que da una versión idealizada de la figura paterna, como padre heroico que reivindica la igualdad masculina para la crianza y custodia de los menores. Para conseguir este efecto de culto a la paternidad, la doctrina judicial pro-sap ha de invisibilizar la violencia masculina hacia la mujer y los hijos, más común de lo que muchos suponen. Esto implica quitar credibilidad a las denuncias o quejas hacia el padre o esposo. El binomio marido violento/padre amoroso, la utilización de eufemismos como conflicto familiar para referirse a la violencia masculina, la descripción de la madre como manipuladora, maliciosa, trastornada, y del menor como manipulable, inmaduro, y sin un criterio claro de lo que le conviene, son argumentos básicos para concluir que sólo arrancando a ese menor de las manos de su peligrosa madre y dándolo al padre, puede desarrollarse como un ser humano íntegro.
En definitiva según lo anterior, el interés superior del menor es el mantenimiento de la relación de éste con su padre; y las madres que se oponen a fortalecer ese vínculo son locas o delincuentes. Todo esto, generalmente, no se dice de forma tan explícita en las sentencias. Éstas se apoyan en informes afines, que les proporcionan las palabras y las frases para llenar de contenido la estructura conceptual jurídica, aunque en ocasiones algunos jueces deciden únicamente en base a sus propias creencias.
Estas “grandes verdades”, interpretaciones de la realidad y directrices de cómo debe ser, vienen cubiertas en el caso del SAP por una máscara de igualdad. El lenguaje neutral respecto del género en el que tanto el padre como la madre pueden ser alienadores, es una trampa que pretende presentar un instrumento sexista, como una panacea del interés superior del menor. El patriarcado más arcaico toma formas de diseño igualitario. Para desenmascarar esta trampa hay que aprender del pasado, conocer quién fue Richard A. Gardner y qué pensaba. En sus primeros libros no ocultaba su sexismo ni pretendía ser igualitario.
- “Los niños no nacen con genes que les programen para rechazar al padre, un odio así es inducido por el medio, y la persona que con mayor probabilidad lleva a la alienación es la madre.”
- “La pasividad sexual de las mujeres las lleva a volverse masoquistas víctimas de la violación que obtienen placer de ser golpeadas, forzadas, y hechas sufrir de otras formas, como el precio que tienen que pagar para conseguir el premio del esperma”. O presentaba a las mujeres como “paranoides, irracionales, egoístas, y mentirosas psicopáticas”, y a los hombres como “desgraciadas víctimas pasivas de la injustificada rabia femenina”.
Ese discurso no es algo esencialmente diferente a lo que oía en mi infancia:
- “Las mujeres nunca descubren nada; les falta, desde luego, el talento creador, reservado por Dios para inteligencias varoniles; nosotras no podemos hacer nada más que interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho”. Pilar Primo de Rivera en 1942.
- “La vida de toda mujer, a pesar de cuanto ella quiera simular –o disimular– no es más que un eterno deseo de encontrar a quien someterse”. Medina, revista de la Sección Femenina, 13 de agosto de 1944.
En ambos casos estamos hablando de lo mismo, el patriarcado y su tradicional discurso sexista sobre la mujer.
Además de conocer la historia, para desenmascarar la trampa de la igualdad del nuevo machismo, hay que hacer una seria investigación sobre las construcciones judiciales de la familia y del interés superior del menor, surgidas en las sentencias pro-sap. Es ahí donde “Abogadas para la Igualdad” marca la diferencia. Su rigurosa y espléndida investigación especialmente necesaria en estos momentos, revisa la aplicación de la “Terapia de la Amenaza” de Gardner en casos del pretendido SAP surgidos en los Tribunales Asturianos. En el libro por ellas presentado se comparan las resoluciones judiciales en casos de madres “alienadoras” y de padres “alienadores”, y se analizan las distintas argumentaciones sobre conceptos como el interés superior del menor según el “SAP” se refiera al padre o a la madre. Este inteligente y novedoso planteamiento permite visibilizar el profundo sesgo de género existente en las sentencias.
Como estas abogadas explican magistralmente, los que argumentan que el SAP no es sexista diciendo que también hay padres alienadores, quedan totalmente descalificados a la vista de esta investigación. Se demuestra en ella el distinto tratamiento judicial que se da a un mismo hecho, según el alienador sea hombre o mujer. En general a los padres “alienadores” no se les quita la custodia: “Cuando el SAP se diagnostica al padre, no procede la aplicación de la “terapia de la amenaza” y no se modifica la guarda y custodia ni siquiera atendiendo al interés de las y los menores, incluso puede restringirse el régimen de visitas a la madre, para no “traumatizar” a la prole que sufre las visitas como algo terrible”. En cambio a las madres “alienadoras” generalmente se les quita la custodia. Animada por las conclusiones de las abogadas, en una primera mirada a los 24 casos en que aparece el SAP en la Audiencia de Barcelona, observo que sólo en 4 se refieren al padre como alienador, y o no se acepta que lo sea, o si se acepta no hay repercusiones para las condiciones paternas de la custodia. En alguno de los casos con el “SAP” paterno probado, paradójicamente, se reduce el contacto materno con los hijos. Hay que seguir investigando para mostrar lo que realmente ocurre en los juzgados, pero mi impresión es que los hallazgos de “Abogadas para la Igualdad” pronto se harán extensibles a todas las autonomías.
Este libro del que tengo el honor de hacer el prólogo, es un aliento importante para los hombres y las mujeres que luchamos por un nuevo mundo verdaderamente igualitario. Siguiendo su estela desenmascararemos el sexismo ancestral oculto entre palabras igualitarias. Agradezco a este grupo de abogadas amigas, su investigación y el importante avance que ésta supone en la visibilización del SAP nueva variante de la violencia de género.
La ideología del SAP ha irrumpido en los juzgados y de ahí ha llegado a la sociedad, porque los discursos jurídicos crean doctrina, interpretan la realidad y nos dicen cómo ha de ser ésta. Las sentencias sobre familia y custodia definen los roles inaceptables, los aceptables, y las responsabilidades de cada uno de los componentes de la familia. La construcción judicial de conceptos sobre el interés superior del menor, sobre lo que ser una buena madre y un buen padre, y sobre cómo ha de ser la familia post divorcio, tiene una repercusión fundamental en las tendencias ideológicas dominantes en la sociedad.
En las sentencias pro-sap , que defienden el constructo o lo asumen como cierto, aparece un cuerpo de creencias o ideologías que da una versión idealizada de la figura paterna, como padre heroico que reivindica la igualdad masculina para la crianza y custodia de los menores. Para conseguir este efecto de culto a la paternidad, la doctrina judicial pro-sap ha de invisibilizar la violencia masculina hacia la mujer y los hijos, más común de lo que muchos suponen. Esto implica quitar credibilidad a las denuncias o quejas hacia el padre o esposo. El binomio marido violento/padre amoroso, la utilización de eufemismos como conflicto familiar para referirse a la violencia masculina, la descripción de la madre como manipuladora, maliciosa, trastornada, y del menor como manipulable, inmaduro, y sin un criterio claro de lo que le conviene, son argumentos básicos para concluir que sólo arrancando a ese menor de las manos de su peligrosa madre y dándolo al padre, puede desarrollarse como un ser humano íntegro.
En definitiva según lo anterior, el interés superior del menor es el mantenimiento de la relación de éste con su padre; y las madres que se oponen a fortalecer ese vínculo son locas o delincuentes. Todo esto, generalmente, no se dice de forma tan explícita en las sentencias. Éstas se apoyan en informes afines, que les proporcionan las palabras y las frases para llenar de contenido la estructura conceptual jurídica, aunque en ocasiones algunos jueces deciden únicamente en base a sus propias creencias.
Estas “grandes verdades”, interpretaciones de la realidad y directrices de cómo debe ser, vienen cubiertas en el caso del SAP por una máscara de igualdad. El lenguaje neutral respecto del género en el que tanto el padre como la madre pueden ser alienadores, es una trampa que pretende presentar un instrumento sexista, como una panacea del interés superior del menor. El patriarcado más arcaico toma formas de diseño igualitario. Para desenmascarar esta trampa hay que aprender del pasado, conocer quién fue Richard A. Gardner y qué pensaba. En sus primeros libros no ocultaba su sexismo ni pretendía ser igualitario.
- “Los niños no nacen con genes que les programen para rechazar al padre, un odio así es inducido por el medio, y la persona que con mayor probabilidad lleva a la alienación es la madre.”
- “La pasividad sexual de las mujeres las lleva a volverse masoquistas víctimas de la violación que obtienen placer de ser golpeadas, forzadas, y hechas sufrir de otras formas, como el precio que tienen que pagar para conseguir el premio del esperma”. O presentaba a las mujeres como “paranoides, irracionales, egoístas, y mentirosas psicopáticas”, y a los hombres como “desgraciadas víctimas pasivas de la injustificada rabia femenina”.
Ese discurso no es algo esencialmente diferente a lo que oía en mi infancia:
- “Las mujeres nunca descubren nada; les falta, desde luego, el talento creador, reservado por Dios para inteligencias varoniles; nosotras no podemos hacer nada más que interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho”. Pilar Primo de Rivera en 1942.
- “La vida de toda mujer, a pesar de cuanto ella quiera simular –o disimular– no es más que un eterno deseo de encontrar a quien someterse”. Medina, revista de la Sección Femenina, 13 de agosto de 1944.
En ambos casos estamos hablando de lo mismo, el patriarcado y su tradicional discurso sexista sobre la mujer.
Además de conocer la historia, para desenmascarar la trampa de la igualdad del nuevo machismo, hay que hacer una seria investigación sobre las construcciones judiciales de la familia y del interés superior del menor, surgidas en las sentencias pro-sap. Es ahí donde “Abogadas para la Igualdad” marca la diferencia. Su rigurosa y espléndida investigación especialmente necesaria en estos momentos, revisa la aplicación de la “Terapia de la Amenaza” de Gardner en casos del pretendido SAP surgidos en los Tribunales Asturianos. En el libro por ellas presentado se comparan las resoluciones judiciales en casos de madres “alienadoras” y de padres “alienadores”, y se analizan las distintas argumentaciones sobre conceptos como el interés superior del menor según el “SAP” se refiera al padre o a la madre. Este inteligente y novedoso planteamiento permite visibilizar el profundo sesgo de género existente en las sentencias.
Como estas abogadas explican magistralmente, los que argumentan que el SAP no es sexista diciendo que también hay padres alienadores, quedan totalmente descalificados a la vista de esta investigación. Se demuestra en ella el distinto tratamiento judicial que se da a un mismo hecho, según el alienador sea hombre o mujer. En general a los padres “alienadores” no se les quita la custodia: “Cuando el SAP se diagnostica al padre, no procede la aplicación de la “terapia de la amenaza” y no se modifica la guarda y custodia ni siquiera atendiendo al interés de las y los menores, incluso puede restringirse el régimen de visitas a la madre, para no “traumatizar” a la prole que sufre las visitas como algo terrible”. En cambio a las madres “alienadoras” generalmente se les quita la custodia. Animada por las conclusiones de las abogadas, en una primera mirada a los 24 casos en que aparece el SAP en la Audiencia de Barcelona, observo que sólo en 4 se refieren al padre como alienador, y o no se acepta que lo sea, o si se acepta no hay repercusiones para las condiciones paternas de la custodia. En alguno de los casos con el “SAP” paterno probado, paradójicamente, se reduce el contacto materno con los hijos. Hay que seguir investigando para mostrar lo que realmente ocurre en los juzgados, pero mi impresión es que los hallazgos de “Abogadas para la Igualdad” pronto se harán extensibles a todas las autonomías.
Este libro del que tengo el honor de hacer el prólogo, es un aliento importante para los hombres y las mujeres que luchamos por un nuevo mundo verdaderamente igualitario. Siguiendo su estela desenmascararemos el sexismo ancestral oculto entre palabras igualitarias. Agradezco a este grupo de abogadas amigas, su investigación y el importante avance que ésta supone en la visibilización del SAP nueva variante de la violencia de género.
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