Activismo vs. desactivismo trans

Estoy tan cansada de tener esta conversación en persona, vía email o por mensaje de Facebook o la plataforma de turno que voy a organizar mis pensamientos y dejarlos por escrito para sólo tener que copiar y mandar el enlace la próxima vez que salga el tema.

¿Qué entiendo por activismo trans? Seguramente lo mismo que puedas entender tú: lucha por conseguir para las personas trans los mismo derechos que tenemos las personas hetero, gay, bi o lesbianas.  Lo que comúnmente se conoce como derechos universales: derecho a la vida, derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión; derecho a la libertad de opinión y expresión, derecho a la educación y al trabajo, derecho a la libertad de reunión y de asociación pacifica, derecho al acceso a una vivienda y condiciones de vida dignas, derecho a recibir asistencia sanitaria, etcétera. Y, sobre todo, derecho a vivir tu vida sin que nadie se inmiscuya en lo que haces o con quién lo haces.

¿Qué entiendo por desactivismo trans? A nivel personal:

(a) chicos trans que intentan meterse en mi cama y me llaman transfóbica cuando les recuerdo que soy lesbiana, al ser lesbiana sólo me acuesto con otras mujeres y, al no ser ellos mujeres, no voy a acostarme con ellos así me digan veinte mil veces que soy lesbiana “porque no he encontrado al chico trans adecuado” (acabáramos) así me digan veinte mil veces “tú tampoco eres perfecta, María” (¿qué tienen que ver las churras con las merinas?).

(b) chicas trans que intentan meterse en mi cama y me llaman transfóbica cuando les recuerdo que además de lesbiana soy femme, sólo me atraen lesbianas butch o stone butch y, al no ser mi tipo, por muy mujer que ellas se sientan, no voy a acostarme con ellas así me llamen transfóbica, así me llamen TERF, así vengan a mi casa a apedrearme. ¡Faltaría más!

(c) amig@s y conocid@s trans que me bombardean para que firme y difunda campañas de recogidas de firmas, me movilice/manifieste/participe en vigilias cuando hay una nueva agresión transfóbica, done dinero a sus amistades/conocidos o perfectos desconocidos para financiar la operación de turno, difunda la fecha de presentación o el enlace donde comprar su último libro etc. pero se quedan callad@s cuando salen casos de ataques de desactivistas trans a feministas en persona (léase Inglaterra o EEUU) u online (que hay muchísim@ trans con muchísimo tiempo libre) y no corren tanto para donar dinero a lesbianas que estén en tratamiento por cáncer de mama o útero, difundir recogidas de firmas contra la violencia de género, la violencia doméstica, las violaciones correctivas y un largo etcétera, manifestarse o participar en vigilias o cualquier tipo de acto solidario a beneficio de mujeres hetero, bi o lesbianas. Nada de esto va con ell@s.

(d) centros LGBT que interrumpen/cancelan programas para lesbianas y los sustituyen por programas para personas trans {debería haber dinero y programas para tod@s oiga}.

A nivel político-feminista:

(a) la moda/gilipollez de proponer/apoyar la auto-definición o auto-identificación. Si no te aprueban una operación de lo que antes se llamaba cambio de sexo por la seguridad social y/o no puedes permitírtela, no te preocupes. Ya no hace falta que te operes para cambiarte el nombre o conseguir nuevos documentos de identidad. Puedes tener pene y meterte en un probador y/o baños donde mujeres y niñas estén cambiándose, también se te va a dar acceso a cárceles de mujeres donde puedas seguir violando impunemente… Si las mujeres/niñas nos sentimos incomodas da lo mismo. En lugar de admitir que tenemos razones poderosas para sentirnos incomodas (haber sido violadas o conocer a alguien que lo haya sido, no querer ver un pene, no tener edad para ver un pene…) llámanos “transfóbicas” y todo solucionado.

(b) la moda/gilipollez de aceptar que personas trans no operadas se presenten/encabecen listas de partidos políticos tradicionalmente progresistas. Básicamente en Inglaterra, donde el partido laborista abrió las listas sólo de mujeres a candidatas trans provocando protestas y dimisiones en masa de miembras del partido; aunque ya veremos por dónde os sale Podemos.

(c) la moda/gilipollez de pretender que mujeres y personal sanitario cambiemos el nombre de partes de la anatomía femenina. En España a lo mejor todavía no tanto, pero en Inglaterra y EEUU quieren que llamemos “agujero de delante” a la vagina, “pene de chicas” al clítoris, y “vagina” al ano. Tal cual.  Tú llama a lo tuyo cómo quieras y déjanos tranquilas a las demás. Esto viene de lo que yo llamo “fetlife fever”. A ver cómo lo explico sin escribir la Biblia en verso: fetlife es un portal para la comunidad BDSM mundial donde puedes ver y dejar comentarios en fotos y post subidos de tono. Algunas de estas fotos son de mujeres trans pre-operadas y/o travestis (que no son la misma cosa) en poses más o menos eróticas preguntándole al personal a pie de foto: “¿qué harías con este coñito?” cuando lo que se ve en la foto es un pene. Debajo pueden leerse comentarios/respuestas tipo: “que coñito más bonito tienes mmmm”, “te lo lamería todo el tiempo”, “quiero lamer tu pequeño clítoris hasta que te corras en mi boca”, etc.  dejados por otras chicas trans y tíos heteros, bisexuales o modeLnos/fluidos de los que no se etiquetan (curioso que ninguna mujer hetero, bisex o lesbiana les conteste). ¿Qué pasa? Que hay chicas y mujeres trans que leen eso, se creen que todo el monte es orégano y si tú luego te niegas a hablar de tu vagina como un “agujero de delante” ya eres transfóbica.

(d) la moda de que las mujeres tengamos no sólo que pedir perdón por usar palabras como menstruación, coño, vagina, etc.; sino también dejar de usar signos, gestos y consignas feministas para no ofender a las mujeres trans que todavía no se han operado o no han tenido la “experiencia” de la menstruación (acabáramos ahora en lugar de un proceso biológico la menstruación es una experiencia {religiosa como la de Enrique Iglesias, no te jode}).

(e) la moda/gilipollez de quitarnos a las mujeres el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo. Quién, cómo y cuándo follamos ha dejado de ser una cuestión íntima y ha pasado a convertirse en un derecho… ajeno. Desactivistas trans piensan que acostarse con quien les entre por el ojo es su derecho y negarse a acostarse con ell@s no es cuestión de gusto personal sino un caso gravísimo de techo de algodón. ¿Dónde he escuchado yo esto antes? Oh, sí, de boca de hombres hetero desde muuuuuucho antes de que me salieran las tetas. Qué curioso oiga.

(f) las pataletas cuando se les recuerda lo obvio (una persona con un pene entre las piernas no es una mujer por mucho que se auto-identifique como tal) que van desde insultos online o en la calle amenazas de boicots y escrache, piquetes y agresiones físicas. En Londres se liaron a puñetazos con una mujer de 60 años que atendía una reunión sobre el GAR el año pasado, a Cathy Brennan la siguen por la calle insultándola día sí y día también, a Venice Allan la echaron de una fiesta de Navidad porque l@s asistentes trans no se sentían segur@s.

(g) intentos organizados de invisibilizar y callar a feministas y activistas LGBT con décadas de trabajo a sus espaldas. Por ejemplo Rachel Ivey fue desinvitada a presentar su libro en Bluestockings en Manhattan y en una iglesia de Filadelfia en el 2013, Miriam Ben-Shalom fue invitada y des-invitada a ser Grand Marshall en el Orgullo de Milwaukee en el 2016, Heather Brunskell-Evans fue despedida de su puesto de portavoz de un partido político feminista británico a principios de este año… todas por declaraciones supuestamente transfóbicas.

(h) campañas de invisibilización del trabajo de feministas y activistas LGBT en las universidades. A saber: Lierre Keith fue desinvitada a hablar en la universidad de Lawrence en el 2013, Julie Bindel fue desinvitada a hablar en la universidad de Essex en el 2015, ese mismo año Mount Holyoke College canceló la representación de Los Monólogos de la Vagina porque la autora excluyó a mujeres trans (¿qué más da que lo escribiese en 1996, no?) y en el 2015 le cancelaron una charla a Germaine Greer en la universidad de Cardiff.

(i) campañas de intimidación y desprestigio contra cualquier feminista o lesbiana de a pie (como tú o cómo yo) que ose decirle claramente “no voy acostarme contigo ni hoy ni mañana ni dentro de cinco meses ni dentro de cinco años” o llevarle la contraria abiertamente sobre cualquier tema (por ejemplo la obligatoriedad de los baños unisex). Campañas que van desde mensajes de texto o privados en redes sociales a conseguir que suspendan nuestras páginas/cuentas en redes sociales por unos días o definitivamente, pasando por mandarnos fotos de sus genitales pre-operados (es decir, penes) aderezadas con mensajes tipo “cómeme la polla”. Como llevo blogueando desde el 2004, yo estoy curada de espanto. No pierdo tiempo o energía entrándoles al trapo. Aunque así, por lo bajini, ahora que no nos lee nadie, tengo que confesar que a veces me dan ganas de contestar con un: “perdona cariño, ¿tú no tienes un coño nuevo muy hermoso? aclárate primero y después me insultas”.

Por todo esto y muchas otras cosas que me dejo en el tintero para no terminar de eternizarme, llevo un par de años en fase Que cada palo aguante su vela que yo la tuya no la aguanto más. No le quito derechos a nadie, pero tampoco muevo un dedo para conseguir derechos y pseudo-derechos trans que recortarían mis derechos y/o libertades de lesbiana y feminista echá pa’lante.

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