Lo mío con los libros
Ya que hablo de libros, llevo desde mediados del 2008 intentando controlar el número de libros que compro porque de verdad me van a sacar del apartamento. Algunos los reciclo – se los regalo a mis amigas o los dono a la biblioteca de Adelphi o al LGBT Center de Manhattan. Otros sé que no voy a volver a leerlos pero los guardo para cuando tenga hijas. Otros los he vendido en internet vía half.com. Otros los tengo como oro en paño (colección de libros feministas de Cátedra, colección Lo mío es escribir, libros descatalogados varios). Otros los subrayo y maltrato llevándomelos a la playa. Otros, como The Society for Cutting Up Men (SCUM) Manifesto de Valerie Solanas o Cunt de Inga Muscio, los releo al menos una vez al año.
Las primeras veces que compré libros en EEUU fue en cadenas tipo Barnes & Noble o Borders y, aunque la gente era simpática, echaba de menos el trato con mi Paco de la Librería Andaluza – raro en mí que ya sabéis que no me gusta que me hablen o molesten cuando estoy en la calle. Barnes & Noble y Borders son un lujazo – sobre todo si das con una de más de una planta, suelen tener una cafetería y un rincón de lectura donde se te pueden ir las horas muertas leyendo sin que nadie te diga que compres el libro o te vayas a la calle. Además puedes pedir los libros que quieras SIN que te cobren extra por llevártelos a la tienda. Después descubrí los garage sales y flea markets (mercadillos en el patio o el jardín de tu casa y mercadillos como los nuestros en zonas especificas), tiendas donde vendían libros de segunda mano como Strand (no puedes perderte los carritos con libros a $1 en plena calle ni la sección feminista/LGBT en el sótano) o tiendas donde vendían libros nuevos a precios irrisorios (National Liquidators {que quebró el año pasado y cerro a principios de este año}, cualquier tienda 99 cents o $1), y derroché mucho dinero en libros que compré vía Amazon – ahora Amazon yo ni olerlo, sigo añadiendo libros a mi wish list pero no compro porque te venden libros usados como si fueran nuevos (para ese plan me los compro en Strand).
En Adelphi mis compañeras de clase me hablaron de half.com donde me compré un par de libros de texto y The Woman Destroyed de Simone de Beauvoir por no recuerdo cuánto pero fue barato y mereció la pena (llevaba buscándolo desde 1999 o el 2000). También en Adelphi me hice con libros: (a) comprándolos en las ventas de verano que hacen en la biblioteca para hacer sitio en las estanterías para nuevas adquisiciones, (b) “de gratis”: aquí para los estudiantes es normal vender los libros de texto a la tienda de libros del campus al acabar cada semestre. A veces no les merece la pena vender los libros porque o les ofrecen poco dinero o el libro no va a usarse el semestre siguiente así que la tienda no se los compra. Esos libros van a parar a unos cubos de reciclaje que dejan abiertos durante unas semanas para que te lleves los libros que te dé la gana.
Mi momentazo "Lectora agonías" fue creo que en la primavera del 2006 cuando una amiga me llamó por teléfono diciéndome que había leído en Craigslist que alguien se estaba mudando en Manhattan y estaban regalando libros. Allí que nos fuimos como las locas y, a pesar del trafico y lo que nos costó encontrar aparcamiento, salimos con 60 libros cada una. Yo me traje libros que estaban como nuevos de Herman Hesse, Capote, Tom Wolfe… acabamos celebrándolo en un restaurante de Little Italy donde se nos ocurrió pedir una margarita con la pasta y yo creo que, como venganza, nos pusieron un margaritón (un poco más y todavía seguimos pedo en el restaurante).
Mi momentazo "Niña de Fátima/se me acaba de aparecer la Virgen" fue cuando me hice voluntaria en el LGBT Community Center en Manhattan. Durante una época fui cajera en el mercadillo de libros donde, por cada turno de voluntariado, me daban tres libros gratis. Imagínate: libros de Lillian Federman, Renee Vivien, Jeanette Winterson, Claire McNab, Katherine V. Forrest, Martina Navratilova, Naomi Wolf, Valerie Solanas y muchas otras escritoras que están hasta descatalogados totalmente gratis (los tres primeros) o con un descuento del 50% (a partir del cuarto libro, sin límite). Estaba yo más contenta que un marrano en una charca.
También he tenido ratos de cicerone en los que he llevado a mis amigas o mi madre de ruta LGBT por el Village con parada obligatoria en la librería Oscar Wilde en Christopher Street y a cualquier tienda Shakespeare & Co. en Manhattan. Comprar no me he comprado libros, pero he dejado que me los regalasen.
Hay quien piensa que lo mío con la lectura y los libros no es normal. Yo estoy tranquila porque: (a) hay quien se lo funde en alcohol, tabaco o coca, yo me lo gastaba en libros mireuste, (b) he googleado “book buying compulsive syndrome” y de momento los americanos no se lo han inventado.
Mi biblioteca
http://bibliotecalapachet2.blogspot.com/
Adelphi University Libraries
http://libraries.adelphi.edu/
Amazon
http://www.amazon.com/
Barnes & Noble
http://www.barnesandnoble.com/
Borders
http://www.borders.com/
Half.com
http://www.half.com/
Oscar Wilde Books
http://www.oscarwildebooks.com/
Shakespeare & Co.
http://www.shakeandco.com/
Strand
http://www.strandbooks.com/
The LGBT Community Center
http://www.gaycenter.org/
Las primeras veces que compré libros en EEUU fue en cadenas tipo Barnes & Noble o Borders y, aunque la gente era simpática, echaba de menos el trato con mi Paco de la Librería Andaluza – raro en mí que ya sabéis que no me gusta que me hablen o molesten cuando estoy en la calle. Barnes & Noble y Borders son un lujazo – sobre todo si das con una de más de una planta, suelen tener una cafetería y un rincón de lectura donde se te pueden ir las horas muertas leyendo sin que nadie te diga que compres el libro o te vayas a la calle. Además puedes pedir los libros que quieras SIN que te cobren extra por llevártelos a la tienda. Después descubrí los garage sales y flea markets (mercadillos en el patio o el jardín de tu casa y mercadillos como los nuestros en zonas especificas), tiendas donde vendían libros de segunda mano como Strand (no puedes perderte los carritos con libros a $1 en plena calle ni la sección feminista/LGBT en el sótano) o tiendas donde vendían libros nuevos a precios irrisorios (National Liquidators {que quebró el año pasado y cerro a principios de este año}, cualquier tienda 99 cents o $1), y derroché mucho dinero en libros que compré vía Amazon – ahora Amazon yo ni olerlo, sigo añadiendo libros a mi wish list pero no compro porque te venden libros usados como si fueran nuevos (para ese plan me los compro en Strand).
En Adelphi mis compañeras de clase me hablaron de half.com donde me compré un par de libros de texto y The Woman Destroyed de Simone de Beauvoir por no recuerdo cuánto pero fue barato y mereció la pena (llevaba buscándolo desde 1999 o el 2000). También en Adelphi me hice con libros: (a) comprándolos en las ventas de verano que hacen en la biblioteca para hacer sitio en las estanterías para nuevas adquisiciones, (b) “de gratis”: aquí para los estudiantes es normal vender los libros de texto a la tienda de libros del campus al acabar cada semestre. A veces no les merece la pena vender los libros porque o les ofrecen poco dinero o el libro no va a usarse el semestre siguiente así que la tienda no se los compra. Esos libros van a parar a unos cubos de reciclaje que dejan abiertos durante unas semanas para que te lleves los libros que te dé la gana.
Mi momentazo "Lectora agonías" fue creo que en la primavera del 2006 cuando una amiga me llamó por teléfono diciéndome que había leído en Craigslist que alguien se estaba mudando en Manhattan y estaban regalando libros. Allí que nos fuimos como las locas y, a pesar del trafico y lo que nos costó encontrar aparcamiento, salimos con 60 libros cada una. Yo me traje libros que estaban como nuevos de Herman Hesse, Capote, Tom Wolfe… acabamos celebrándolo en un restaurante de Little Italy donde se nos ocurrió pedir una margarita con la pasta y yo creo que, como venganza, nos pusieron un margaritón (un poco más y todavía seguimos pedo en el restaurante).
Mi momentazo "Niña de Fátima/se me acaba de aparecer la Virgen" fue cuando me hice voluntaria en el LGBT Community Center en Manhattan. Durante una época fui cajera en el mercadillo de libros donde, por cada turno de voluntariado, me daban tres libros gratis. Imagínate: libros de Lillian Federman, Renee Vivien, Jeanette Winterson, Claire McNab, Katherine V. Forrest, Martina Navratilova, Naomi Wolf, Valerie Solanas y muchas otras escritoras que están hasta descatalogados totalmente gratis (los tres primeros) o con un descuento del 50% (a partir del cuarto libro, sin límite). Estaba yo más contenta que un marrano en una charca.
También he tenido ratos de cicerone en los que he llevado a mis amigas o mi madre de ruta LGBT por el Village con parada obligatoria en la librería Oscar Wilde en Christopher Street y a cualquier tienda Shakespeare & Co. en Manhattan. Comprar no me he comprado libros, pero he dejado que me los regalasen.
Hay quien piensa que lo mío con la lectura y los libros no es normal. Yo estoy tranquila porque: (a) hay quien se lo funde en alcohol, tabaco o coca, yo me lo gastaba en libros mireuste, (b) he googleado “book buying compulsive syndrome” y de momento los americanos no se lo han inventado.
Mi biblioteca
http://bibliotecalapachet2.blogspot.com/
Adelphi University Libraries
http://libraries.adelphi.edu/
Amazon
http://www.amazon.com/
Barnes & Noble
http://www.barnesandnoble.com/
Borders
http://www.borders.com/
Half.com
http://www.half.com/
Oscar Wilde Books
http://www.oscarwildebooks.com/
Shakespeare & Co.
http://www.shakeandco.com/
Strand
http://www.strandbooks.com/
The LGBT Community Center
http://www.gaycenter.org/
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