Lesbianas e Islam: Entre la muerte, la cárcel y la lapidación

© María Vindel, MíraLES
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ENTRE LA MUERTE, LA CÁRCEL Y LA LAPIDACIÓN

¿Son compatibles la homosexualidad y el Islam? Más de cincuenta y cuatro países profesan como religión principal y mayoritaria el Islam. En veintiséis, la homosexualidad está tipificada en su Código Penal, en nueve de ellos aún está condenada con pena de muerte.

Ahorcamiento y lapidación son algunas de las formas de pena de muerte vigentes en países musulmanes como: Arabia Saudí, Pakistán, Yemen, Irán, Mauritania, Sudán, Somalia y Afganistán. En los demás países, los homosexuales son perseguidos, discriminados y castigados severamente, todo ello unido al estigma, rechazo social y humillaciones que sufren por parte de su comunidad y familia. Son en su mayoría países donde la visibilidad y el respeto son nulos. Sólo Líbano y Turquía poseen asociaciones organizadas que velan por los derechos LGTB.

En Irán y Arabia Saudí siguen manteniendo ejecuciones públicas. Son los únicos países musulmanes donde aún se mantienen estas prácticas. Sólo en Irán, desde la instauración de la Revolución Islamista, más de 4.500 homosexuales han sido ejecutados y otros tantos han sido condenados a lapidaciones o penas de cárcel.

En 2005, esta imagen dio la vuelta al mundo. Es el ahorcamiento de dos jóvenes acusados de homosexuales. Fueron ejecutados en la plaza pública de Gorgan, en noviembre de dicho año, con 24 y 25 años de edad. El tribunal que les castigó se basó en la interpretación de la Sharia, según la cual la condena a aquellos que tengan relaciones con hombres es: sin penetración, un mínimo de 100 latigazos; y con penetración la pena de muerte por ahorcamiento, decapitación o lapidación. En el caso de las mujeres lesbianas, ocurre más o menos igual: las tres primeras veces se castiga con latigazos y la cuarta se aplica la pena de muerte.

La transexualidad es un hecho que ni siquiera se contempla por esta religión. Aquel sujeto etiquetado como transexual será rechazado y sólo obtendrá un hueco dentro de la prostitución. Son muchos y muchas las víctimas del rechazo y la humillación en estos países que comparten una historia como la de Fatemeh, quien nació en Irán en el cuerpo de mujer pero se sentía y comportaba como un hombre. Su familia, de tradición musulmana y muy religiosa, aberrada por este hecho, intentó matarla tras someterla a maltratos y humillaciones. Las autoridades iraníes, una vez conocido el hecho, la condenaron a 50 latigazos. Desesperada por la situación, Fatemeh decidió marcharse y pedir asilo en Suecia. La Comisión Sueca de Migración denegó su petición. Tras agotar su estancia legal en el país sueco debía volver a Irán. Vivió escondida en su habitación de Suecia, otro encierro como el vivido en Irán, hasta que la desesperación la pudo. Aunque vivió en el continente del desarrollo nunca pudo disfrutarlo, no obtuvo esa suerte, se suicidó. Kiann era el nombre de varón por el que le gustaba que le llamaran.


ORIGEN DEL ISLAM

El origen del Islam se remonta al siglo VII. En 610, cuando Muhammad (Mahoma en su versión latina), tenía 40 años recibe la visita del ángel Gabriel en una caverna a las afueras de la Meca. En esta visión, el Ángel comunica a Mahoma que es el elegido por Alá para extender su palabra. Debe crear una religión llamada Islam, cuyo significado es sumisión y obediencia. Sus seguidores serán conocidos con el nombre de musulmanes.

A lo largo de su vida, Mahoma recibirá más apariciones del Ángel, el cual le comunicará las líneas generales del Islam. El único dios existente es Alá y sus fieles deberán someterse a su voluntad. La esencia del Islam revierte en el Corán, libro sagrado. Sobre su autoría no se haya una teoría única, sino que los expertos barajan varias argumentaciones. Por una parte encontramos al profeta Mahoma como autor único; por otro lado, hay quienes creen que Mahoma no fue el autor sino que fue escrito o infundido por varios sujetos; y por último están aquellos que opinan que fue narrado por Alá a través del Ángel en sus apariciones a Mahoma.


LEY ISLÁMICA

La mayoría de los países musulmanes rigen sus fundamentos jurídicos en la Sharia o Ley Islámica. La fuente de sus preceptos proviene del Corán. Es un código de conducta, normas de culto, criterios morales, enumeración de cosas prohibidas y permitidas. Algo incompatible con una democracia y con los derechos fundamentales. Existe un tipo especial de ofensas llamadas Hadd, es decir, crímenes castigados con penas especiales como son el adulterio, robo, consumo de alcohol… y donde también se incluyen las relaciones con personas del mismo sexo. Los castigos de dichas ofensas pueden ser latigazos, amputaciones, lapidaciones …


LA GRAN OLVIDADA

En la religión musulmana es frecuente que las mujeres simplemente sean tratadas como objetos con la única función de la reproducción. Relegadas a vivir en su propia cárcel, tras largas vestimentas donde la única luz entra por una estrecha rendija, el burka. Una prenda tradicional que utilizaban hombres y mujeres afganos para protegerse de los fuertes vientos del desierto. El Corán no impone una normativa sobre el burka como prenda oficial y obligatoria de la mujer, pero en algunos países su uso es obligatorio. Los talibanes, por ejemplo impusieron este decreto bajo su mandato en Afganistán.

Mujeres sin nombre y sin rostros, sin libertad y sin derechos; rostros que se marchitan debajo de gruesas y tersas telas, vidas que se apagan, mentes prodigiosas ignoradas. Son sumisas a la voluntad de un hombre que ordenará su destino. No pueden sentir deseo, no pueden coquetear, sólo pueden esperar a que los miembros varones de su clan concierten sus bodas. Conocerán a sus esposos sobre el altar.

Si las mujeres viven reprimidas por la simple condición de ser mujer, las lesbianas están condenadas a vivir una realidad oculta. No sólo el temor al rechazo, la humillación o los castigos son motivo de que estas mujeres vivan en las sombras. Muchas de las lesbianas que reconocen su homosexualidad son torturadas o violadas. Las violaciones correctivas no son escasas, y a menudo los hombres musulmanes pretenden “curar” la homosexualidad de las mujeres mediante este crimen inhumano. Para muchas lesbianas su única alternativa es exiliarse. El peligro que corren y la necesidad de huir de los países tradicionalistas apegados a la Sharia puede advertirse en el hecho de que al buscar en Internet el término “lesbiana musulmana”, sólo encontramos una única foto; y da la casualidad que vive en EE.UU, aunque sea de origen árabe.


EL PUEBLO DE LOT

Dentro del Corán sólo se encuentran referencias a la homosexualidad tratada, en todo momento, como el pecado.

En sus versículos se narra la historia de la destrucción de un pueblo situado al norte del Mar Rojo donde vivía un campesino llamado Lot. El pueblo estaba envuelto en la lujuria, perversión y vicio. El personaje de Lot es el elegido por Alá para conseguir la salvación de los poblanos que cometían “el delito” o pecado de practicar la sodomía y la homosexualidad.

El pueblo de Lot desmintió a los enviados. Cuando su hermano Lot les dijo: “¿Es que no vais a temer a Dios? Tenéis en mí un enviado digno de confianza. ¡Temed, pues, a Dios y obedecedme! No os pido por ello ningún salario. Mi salario no incumbe sino al Señor del universo. ¿Os llegáis a los varones, de las criaturas, y descuidáis a vuestras esposas, que vuestro Señor ha creado para vosotros? Sí, sois gente que viola la ley”. Dijeron: “Si no paras, Lot, serás, ciertamente, expulsado”. Dijo: “¡Detesto vuestra conducta!” (C. 26:160-168).

Y a Lot. Cuando dijo a su pueblo: “Os entregáis a una deshonestidad que ninguna criatura ha cometido antes. ¿Os llegáis a los hombres, salteáis y cometéis actos reprobables en vuestras reuniones?” Lo único que respondió su pueblo fue: “¡Tráenos el castigo de Dios, si es verdad lo que dices!” (C. 29:28-29).

El pueblo no quería escuchar a Lot. Entonces, éste suplicó a Dios para que ayudara a convertir al pueblo. Dios envió dos ángeles en forma de hombres que hicieron caer sobre el pueblo una fuerte lluvia de arcilla, aniquilando y destruyendo a todos los pecadores. Fueron muy pocos los salvados, entre ellos Lot, y emigraron dejando atrás las ruinas de un pueblo perverso.

Uno de los principales problemas del mundo musulmán es la interpretación del Corán y la Sharia. El árabe es un idioma de muchos matices, al que hay que sumar años de transformaciones y contextos en los que los textos han sido reescritos. Las interpretaciones actuales son múltiples y varían notablemente de país a país y de individuo a individuo. Desde el punto de vista de una lesbiana musulmana egipcia: “Tan sólo hay un versículo en el que se habla de hombres que estaban practicando el sexo unos con otros y no hacían caso a sus mujeres, por lo que Dios los maldijo y decidió inundar la ciudad (de Sodoma)”. El matiz puede cambiar de penalizar la homosexualidad o la inatención del marido hacia la esposa o el adulterio. Según ella el libro sacro nunca condena la homosexualidad, y solo “recomienda” el uso del velo.

Como ejemplo de los diferentes contextos e interpretaciones podemos observar la poesía árabe clásica, que ensalza las relaciones eróticas entre hombres de diferentes estatus sociales durante la época del califato de Al-andalus. Las bacanales organizadas en los grandes palacios donde los hombres de alta alcurnia alternaban con lacayos lejos de ser vistas con malos ojos, eran un símbolo de poder, dominación y hombría.

© María Vindel, MíraLES
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