Los niños bailarines de Afganistán
Najibullah Quraishi es un periodista afgano que tuvo que salir de Afganistán por patas en el 2001 después de ser brutalmente atacado mientras investigaba para hacer un reportaje sobre los talibanes. Entre el 2007 y el 2010 que sale el documental “The Dancing Boys of Afghanistan” (Los niños bailarines de Afganistán**) ha viajado a Afganistán varias veces para investigar la explotación de menores, especialmente la explotación sexual de niños que o bien son huérfanos o bien han sido comprados a sus padres por mafias que se dedican a servírselos en bandeja a pedófilos en fiestas conocidas como Bacha Bazi. La traducción literal de Bacha Bazi significa “hombre/niño” y el término se utiliza para las fiestas, para relaciones sexuales entre adultos y niños y para la venta de revista y DVDs pornográficos. Yo lo escuché por primera vez el año pasado en una conferencia de Anna Barnhard que circulaba por YouTube, investigué, añadí el documental este a mi lista de pelis por ver en Netflix y hasta ayer no me puse a verlo.
Quraishi es el primer periodista en infiltrarse en el mundo de las fiestas bacha bazi donde visten a niños de entre 9 y 18 años como si fuesen mujeres, los hacen bailar delante de una audiencia compuesta únicamente por hombres y después los venden al mejor postor. Se sabe a ciencia cierta que hay subastas de niños – en este reportaje se ve que los dueños de los niños conocen a todos los invitados y como mucho puedes adivinar que se los prestan, pero no hay compraventa. Iman es un esclavo de 15 años que ha sido prestado por su dueño al dueño de un restaurante local en el norte de Afganistán durante una noche para que entretenga a sus invitados. Iman sale vestido con una falda color melocotón, una camiseta corta de lentejuelas en tonos verdeazulados y unas muñequeras con cascabeles. Entretiene a los invitados con canciones pro-pedofilia sobre el impacto que causan los niños jóvenes en un pedófilo y cómo ese pedófilo quiere ir a ver al padre de uno en concreto (supuestamente para pedirle permiso para que se vaya con él). Los invitados a los que Iman considera sus “amigos” se animan a cantar como si estuvieran en una juerga flamenca, le secan el sudor de la frente y lo miran con deseo. El dueño del restaurante que ha pedido prestado a Iman por esa noche, Dastager, explica delante de la cámara que ha “tenido” a muchos muchachos, unos dos mil o tres mil, que los chicos vienen y van como si fuese difícil llevar la cuenta. Cuando le preguntan si se ha acostado con alguno de ellos, se le pone una sonrisa de oreja a oreja y dice que no. Tonto no es, desde luego: sabe que lo están grabando y no dice más de lo que le conviene. Esa noche los invitados se pelean para ver quien se lleva a Iman a casa y Dastager acaba llevándoselo en su coche.
A la mañana siguiente Dastager lleva a Quaraishi a un riachuelo que es una zona de “cruising” para pedófilos donde pueden encontrar a niños con los que bañarse. Dastager explica que fue soldado durante la guerra contra los rusos, que la tradición bacha basi viene de esa guerra, de cuando estaban en Pakistán sin nada que hacer y los soldados se lo inventaron para entretenerse. Vuelve a repetir orgulloso que ha tenido incontables jovencitos y explica que teniendo dinero y poder siempre habrá niños dispuestos a irse con él. Dastager vive en un barrio pudiente, está casado y tiene dos hijos. Cuenta además con protección policial cuando sale de casa por las noches. Tiene la casa en la que vive con su mujer y sus hijos y mantiene una casa para sus jovencitos. Dastager busca un nuevo jovencito. Quiere un chico atractivo, que baile bien, de unos 12 o 13 años y que sea guapo. Su modus operandi es el siguiente: se los busca en zonas pobres, les dice a las familias que se los lleva para enseñarles un oficio, a las familias les manda dinero cada mes y a los niños los deja en manos de Rafi, un músico famoso en esos círculos pedófilos pro sus canciones pro-pedofilia. Dastager recoge a un niño que supuestamente tiene 11 años pero no aparenta más de 9 en la barbería de un familiar suyo. El niño se llama Shafiq y no tiene ni puta idea de dónde se está metiendo.
Mestary es otro de los hombres que accede a ser entrevistado y actuar como guía de Quaraishi en el mundillo pedófilo. Mestary es un ex comandante que todavía tiene mucho poder y está conectado con los señores de la guerra afganos. Se lleva a Quaraishi a una reunión con otros comandantes en medio de un monte y le cuenta que cuando era soltero tenía un “compañero” (i.e. un niño al que mantuvo como esclavo sexual) porque los demás comandantes tenían cada uno su esclavo sexual y no podía ser él menos que ellos. Este es otro “tonto” al que se le pone una sonrisa de oreja a oreja cuando le preguntan sobre el tema de las relaciones y cuenta contentísimo que él nunca se ha acostado con un niño si el niño no quería. Si el niño quería sexo, había sexo. Si no, no. Explica que no sentía que tuviera que pensárselo dos veces porque muchos niños quieren tener relaciones sexuales. Si su mujer no se opusiera, a Mestary le gustaría tener un niño como esclavo sexual. En Afganistán los maridos no escuchan a sus mujeres pero él es un hombre de mundo que habla las cosas con su mujer. Después Quaraishi se va a localizar a “el Alemán”, un chulo que busca y proporciona “carne fresca” para hombres de negocios en parques locales. Explica que, además de proporcionar a los niños, se queda en las fiestas para mirar y cuenta que no todos los niños sirven para bailar, pero pueden ser usados para otras cosas como la sodomía y otros actos sexuales.
Mientras tanto Dastager se ha llevado a Shafiq a casa de Rafi donde se le va a dar clases para convertirlo en un bailarín. Dastager cuenta alegremente que va a ponerle profesores de música, canto y baile, le va a vestir con las mejores ropas y va a asegurarse de que no le falte de nada acordándose además de mandarles dinero a sus padres cada equis tiempo. Quaraishi entrevista brevemente a Shafiq que contesta lo que Rafi le susurra descaradamente. Otro día Mestary, Dastager y el equipo de producción van en el coche. Mestary y Dastager van sentados en la parte de delante sin percatarse de que las cámaras los están grabando. Mestary va contándole a Dastager como en el desierto organizaron una fiesta y tenían a un chico de 13 o 14 años en un coche, sin moverse, donde los invitados que querían podían meterse para violarlo mientras el resto de los hombres seguían calentándose y bebiendo alcohol al lado de una hoguera.
Según Nazer Alimi, representante de la UNICEF, los bacha bazi son un tema tabú en Afganistán y nadie sabe la extensión real del problema. Radhika Coomaraswamy, representante de la ONU, pidió que se crease una campaña para denunciar, visibilizar y acabar con el problema y cuenta cómo cuando saca el tema las autoridades afganas poco más o menos que la tratan como si estuviera loca porque nadie sabe cuál es el problema. Bajo la ley afgana la compraventa de niños es ilegal como también lo es mantener relaciones sexuales con menores. Las fiestas bacha bazi son ilegales porque los niños son esclavos. La policía local pasa del tema. Quaraishi entrevista a un comisario que dice que el peso de la ley caerá sobre aquel hombre que sea pillado en una fiesta bachi bazi sin importar las conexiones o el puesto de ese hombre en la sociedad. Acto seguido muestran a dos altos cargos de ese mismo cuerpo de policía que asisten libremente a una fiesta bacha bazi ilegal: uno sale tirado en una alfombra admirando a un bailarín y el otro fumándose un cigarrito. Radhika Coomaraswamy dice que hay mucho alto cargo que públicamente se muestra horrorizado por estas fiestas pero luego no se pierden una. Nazer Alimi dice que se sabe perfectamente quiénes son estos hombres pero él no va a dar nombres porque valora su vida.
Vuelven a hablar con Iman que es perfectamente consciente de que le quedan 2 o 3 años más de profesión y no sabe si su dueño y sus amigos serán sus amigos cuando cumpla los 18. Entre sus planes de futuro entra tener un pícaero con 20 o 30 niños que compartir con sus amigos. También controlado por Dastager, Abdullah es un chico de 13 años que dice estar muy contento y que ha oído hablar de palizas o asesinatos pero que eso sólo pasa cuando los chicos se lo merecen, que a veces los adultos se pelean por un niño y que, si no satisfaces a algún hombre, pueden pegarte o matarte. En otras palabras: es culpa tuya. Quaraishi consigue que Dastager lo deje entrevistar a solas a un chico de 14 años que le dice que le da miedo que le peguen, lo maten o lo secuestren. Dice que su vida está completamente arruinada. Tiene miedo de Dastager y sus amigos. Los hombres se presentan en la panadería donde trabaja pidiéndole que los acompañe a todas horas y sabe que negarse puede suponerle la muerte.
En un viaje anterior Quaraishi había grabado a un bailarín de 15 años que Mestary describe como muy atractivo e incansable porque podía bailar durante horas. Quaraishi se entera de que ha sido asesinado y consigue dar con la familia y entrevistar al hermano y la madre. El que habla es el hermano que cuenta cómo, tras ayudar a su hermano a escapar, las amenazas empezaron a llegar casi de inmediato. Amenazaban con pegarle, violarlo o matarlo. Al final consiguieron pillarlo a solas, se lo llevaron, le pegaron una paliza de muerte y le dieron un tiro. La persona que proporcionó la pistola con la que se le asesinó era un policía y el arma se sacó de una comisaria. Ese policía fue juzgado y condenado a 16 años de cárcel pero a los pocos meses salió en libertad porque su dueño había sobornado a las autoridades locales. La pobre madre que ha estado al lado como un pasmarote cubierta por su burka azul sin decir ni pio abre la boca para decir que a los culpables nunca se les castiga porque tienen dinero y poder.
Quaraishi convence a Dastager para que lleven a Shafiq a visitar a su familia. El padre del niño explica que reciben dinero a cambio del trabajo que realiza su hijo, que la familia sabe lo que hace el hijo pero es pequeño y se le olvidará cuando crezca. Al preguntarle qué piensa su mujer él responde que su mujer no tiene cartas en el asunto, que es una decisión suya y ella tiene que respetarla, que él se fía de Dastager y sabe que no se acuesta con su hijo. Esa tarde Quaraishi entrevista a chicos de la aldea y Dastager le dice que Shafiq ha desaparecido. Dastager y Rafi están como locos por encontrarlo – otra vez en el coche sin percatarse de que las cámaras están grabando uno le pregunta al otro qué va a pasar si al niño se le escapa que intentó violarlo. Dastager culpa a Quaraishi de la desaparición, se niega a llevarlo de vuelta a no sé qué ciudad y Quaraishi comprende que ha llegado el momento de salir del país con la impotencia de no poder ir a la policía por los contactos de Dastager y sin poder organizar una operación de rescate porque eso puede suponer un peligro mayor para el niño.
** puedes ver el documental entero (en inglés) siguiendo este enlace: http://www.pbs.org/wgbh/pages/frontline/dancingboys/
Quraishi es el primer periodista en infiltrarse en el mundo de las fiestas bacha bazi donde visten a niños de entre 9 y 18 años como si fuesen mujeres, los hacen bailar delante de una audiencia compuesta únicamente por hombres y después los venden al mejor postor. Se sabe a ciencia cierta que hay subastas de niños – en este reportaje se ve que los dueños de los niños conocen a todos los invitados y como mucho puedes adivinar que se los prestan, pero no hay compraventa. Iman es un esclavo de 15 años que ha sido prestado por su dueño al dueño de un restaurante local en el norte de Afganistán durante una noche para que entretenga a sus invitados. Iman sale vestido con una falda color melocotón, una camiseta corta de lentejuelas en tonos verdeazulados y unas muñequeras con cascabeles. Entretiene a los invitados con canciones pro-pedofilia sobre el impacto que causan los niños jóvenes en un pedófilo y cómo ese pedófilo quiere ir a ver al padre de uno en concreto (supuestamente para pedirle permiso para que se vaya con él). Los invitados a los que Iman considera sus “amigos” se animan a cantar como si estuvieran en una juerga flamenca, le secan el sudor de la frente y lo miran con deseo. El dueño del restaurante que ha pedido prestado a Iman por esa noche, Dastager, explica delante de la cámara que ha “tenido” a muchos muchachos, unos dos mil o tres mil, que los chicos vienen y van como si fuese difícil llevar la cuenta. Cuando le preguntan si se ha acostado con alguno de ellos, se le pone una sonrisa de oreja a oreja y dice que no. Tonto no es, desde luego: sabe que lo están grabando y no dice más de lo que le conviene. Esa noche los invitados se pelean para ver quien se lleva a Iman a casa y Dastager acaba llevándoselo en su coche.
A la mañana siguiente Dastager lleva a Quaraishi a un riachuelo que es una zona de “cruising” para pedófilos donde pueden encontrar a niños con los que bañarse. Dastager explica que fue soldado durante la guerra contra los rusos, que la tradición bacha basi viene de esa guerra, de cuando estaban en Pakistán sin nada que hacer y los soldados se lo inventaron para entretenerse. Vuelve a repetir orgulloso que ha tenido incontables jovencitos y explica que teniendo dinero y poder siempre habrá niños dispuestos a irse con él. Dastager vive en un barrio pudiente, está casado y tiene dos hijos. Cuenta además con protección policial cuando sale de casa por las noches. Tiene la casa en la que vive con su mujer y sus hijos y mantiene una casa para sus jovencitos. Dastager busca un nuevo jovencito. Quiere un chico atractivo, que baile bien, de unos 12 o 13 años y que sea guapo. Su modus operandi es el siguiente: se los busca en zonas pobres, les dice a las familias que se los lleva para enseñarles un oficio, a las familias les manda dinero cada mes y a los niños los deja en manos de Rafi, un músico famoso en esos círculos pedófilos pro sus canciones pro-pedofilia. Dastager recoge a un niño que supuestamente tiene 11 años pero no aparenta más de 9 en la barbería de un familiar suyo. El niño se llama Shafiq y no tiene ni puta idea de dónde se está metiendo.
Mestary es otro de los hombres que accede a ser entrevistado y actuar como guía de Quaraishi en el mundillo pedófilo. Mestary es un ex comandante que todavía tiene mucho poder y está conectado con los señores de la guerra afganos. Se lleva a Quaraishi a una reunión con otros comandantes en medio de un monte y le cuenta que cuando era soltero tenía un “compañero” (i.e. un niño al que mantuvo como esclavo sexual) porque los demás comandantes tenían cada uno su esclavo sexual y no podía ser él menos que ellos. Este es otro “tonto” al que se le pone una sonrisa de oreja a oreja cuando le preguntan sobre el tema de las relaciones y cuenta contentísimo que él nunca se ha acostado con un niño si el niño no quería. Si el niño quería sexo, había sexo. Si no, no. Explica que no sentía que tuviera que pensárselo dos veces porque muchos niños quieren tener relaciones sexuales. Si su mujer no se opusiera, a Mestary le gustaría tener un niño como esclavo sexual. En Afganistán los maridos no escuchan a sus mujeres pero él es un hombre de mundo que habla las cosas con su mujer. Después Quaraishi se va a localizar a “el Alemán”, un chulo que busca y proporciona “carne fresca” para hombres de negocios en parques locales. Explica que, además de proporcionar a los niños, se queda en las fiestas para mirar y cuenta que no todos los niños sirven para bailar, pero pueden ser usados para otras cosas como la sodomía y otros actos sexuales.
Mientras tanto Dastager se ha llevado a Shafiq a casa de Rafi donde se le va a dar clases para convertirlo en un bailarín. Dastager cuenta alegremente que va a ponerle profesores de música, canto y baile, le va a vestir con las mejores ropas y va a asegurarse de que no le falte de nada acordándose además de mandarles dinero a sus padres cada equis tiempo. Quaraishi entrevista brevemente a Shafiq que contesta lo que Rafi le susurra descaradamente. Otro día Mestary, Dastager y el equipo de producción van en el coche. Mestary y Dastager van sentados en la parte de delante sin percatarse de que las cámaras los están grabando. Mestary va contándole a Dastager como en el desierto organizaron una fiesta y tenían a un chico de 13 o 14 años en un coche, sin moverse, donde los invitados que querían podían meterse para violarlo mientras el resto de los hombres seguían calentándose y bebiendo alcohol al lado de una hoguera.
Según Nazer Alimi, representante de la UNICEF, los bacha bazi son un tema tabú en Afganistán y nadie sabe la extensión real del problema. Radhika Coomaraswamy, representante de la ONU, pidió que se crease una campaña para denunciar, visibilizar y acabar con el problema y cuenta cómo cuando saca el tema las autoridades afganas poco más o menos que la tratan como si estuviera loca porque nadie sabe cuál es el problema. Bajo la ley afgana la compraventa de niños es ilegal como también lo es mantener relaciones sexuales con menores. Las fiestas bacha bazi son ilegales porque los niños son esclavos. La policía local pasa del tema. Quaraishi entrevista a un comisario que dice que el peso de la ley caerá sobre aquel hombre que sea pillado en una fiesta bachi bazi sin importar las conexiones o el puesto de ese hombre en la sociedad. Acto seguido muestran a dos altos cargos de ese mismo cuerpo de policía que asisten libremente a una fiesta bacha bazi ilegal: uno sale tirado en una alfombra admirando a un bailarín y el otro fumándose un cigarrito. Radhika Coomaraswamy dice que hay mucho alto cargo que públicamente se muestra horrorizado por estas fiestas pero luego no se pierden una. Nazer Alimi dice que se sabe perfectamente quiénes son estos hombres pero él no va a dar nombres porque valora su vida.
Vuelven a hablar con Iman que es perfectamente consciente de que le quedan 2 o 3 años más de profesión y no sabe si su dueño y sus amigos serán sus amigos cuando cumpla los 18. Entre sus planes de futuro entra tener un pícaero con 20 o 30 niños que compartir con sus amigos. También controlado por Dastager, Abdullah es un chico de 13 años que dice estar muy contento y que ha oído hablar de palizas o asesinatos pero que eso sólo pasa cuando los chicos se lo merecen, que a veces los adultos se pelean por un niño y que, si no satisfaces a algún hombre, pueden pegarte o matarte. En otras palabras: es culpa tuya. Quaraishi consigue que Dastager lo deje entrevistar a solas a un chico de 14 años que le dice que le da miedo que le peguen, lo maten o lo secuestren. Dice que su vida está completamente arruinada. Tiene miedo de Dastager y sus amigos. Los hombres se presentan en la panadería donde trabaja pidiéndole que los acompañe a todas horas y sabe que negarse puede suponerle la muerte.
En un viaje anterior Quaraishi había grabado a un bailarín de 15 años que Mestary describe como muy atractivo e incansable porque podía bailar durante horas. Quaraishi se entera de que ha sido asesinado y consigue dar con la familia y entrevistar al hermano y la madre. El que habla es el hermano que cuenta cómo, tras ayudar a su hermano a escapar, las amenazas empezaron a llegar casi de inmediato. Amenazaban con pegarle, violarlo o matarlo. Al final consiguieron pillarlo a solas, se lo llevaron, le pegaron una paliza de muerte y le dieron un tiro. La persona que proporcionó la pistola con la que se le asesinó era un policía y el arma se sacó de una comisaria. Ese policía fue juzgado y condenado a 16 años de cárcel pero a los pocos meses salió en libertad porque su dueño había sobornado a las autoridades locales. La pobre madre que ha estado al lado como un pasmarote cubierta por su burka azul sin decir ni pio abre la boca para decir que a los culpables nunca se les castiga porque tienen dinero y poder.
Quaraishi convence a Dastager para que lleven a Shafiq a visitar a su familia. El padre del niño explica que reciben dinero a cambio del trabajo que realiza su hijo, que la familia sabe lo que hace el hijo pero es pequeño y se le olvidará cuando crezca. Al preguntarle qué piensa su mujer él responde que su mujer no tiene cartas en el asunto, que es una decisión suya y ella tiene que respetarla, que él se fía de Dastager y sabe que no se acuesta con su hijo. Esa tarde Quaraishi entrevista a chicos de la aldea y Dastager le dice que Shafiq ha desaparecido. Dastager y Rafi están como locos por encontrarlo – otra vez en el coche sin percatarse de que las cámaras están grabando uno le pregunta al otro qué va a pasar si al niño se le escapa que intentó violarlo. Dastager culpa a Quaraishi de la desaparición, se niega a llevarlo de vuelta a no sé qué ciudad y Quaraishi comprende que ha llegado el momento de salir del país con la impotencia de no poder ir a la policía por los contactos de Dastager y sin poder organizar una operación de rescate porque eso puede suponer un peligro mayor para el niño.
** puedes ver el documental entero (en inglés) siguiendo este enlace: http://www.pbs.org/wgbh/pages/frontline/dancingboys/
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