Nuria Varela: La cultura de la violación


Ocurrió en la Universidad de Ohio, en EEUU. Una joven en aparente estado de embriaguez es asaltada por un hombre que aprovecha su situación para violarla. Mientras, dos jóvenes graban la violación y la tuitean en vez de ayudar a la muchacha. En las imágenes, también se podía comprobar cómo al menos otras diez personas estaban siendo testigos de la barbarie sin intervenir.

Uno de los tuiteros se llama Vance Blanc, tiene 19 años, y además de tuitear las fotos les añadió comentarios jocosos como: “Fue divertido mientras duró”, “Oh dios, ja, ja”…. Las imágenes no tardaron en convertirse en virales. La chica que aparece en las fotos no tenía ni idea de lo que le pasó hasta la mañana siguiente cuando las vio colgadas en la Red. También al día siguiente, Vance Blanc pedía disculpas por su actitud “inmadura”.

Calificar esta suma de delitos de actitud “inmadura” solo es posible en la cultura de la violación en la que vivimos. No lo digo en sentido figurado. La cultura de la violación, acuñado como concepto en los años 70, vincula la violación y la violencia sexual a la cultura de una sociedad, en la que lo habitual es normalizar, excusar, tolerar, culpabilizar a la víctima e incluso perdonar la violación. A pesar de ser un término relativamente reciente, la cultura de la violación está tan arraigada en la sociedad que casi es imperceptible. A fuerza de ser “tan normal”, se ha hecho invisible. Hace apenas una semana, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, amenazaba con dimitir de su cargo si se aprobaba la despenalización del aborto en casos de violación en su país, es solo un ejemplo.

El cruce de esa cultura de la violación con la sociedad de la información está provocando una aún mayor trivialización de la barbarie. No sólo aumentan al mismo ritmo el desarrollo tecnológico y la falta de respeto al cuerpo de las mujeres, también crecen exponencialmente los argumentos misóginos que alimentan esa cultura de la violación. No sólo se hacen virales las imágenes sino que llegan cargadas de comentarios sexistas y machistas lo que ha supuesto un verdadero “bullying sexual” que se realiza contra las jóvenes a través de las redes sociales.


Lo paradójico de todo esto es que cuando hablamos de la sociedad de la información, se nos llena la boca de palabras que hacen referencia a una sociedad madura, con un alto nivel de desarrollo en la que a pesar de las brechas digitales, cualquiera puede crear, acceder, utilizar y compartir información y conocimiento… Solo es un espejismo. La barbarie continua instalada y ahora campa a sus anchas por las redes.

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