COVID-19. El costo de curar: estigmatización, ataques y discriminación
* * copiado tal cual del informe "El costo de curar. Los derechos de las personas trabajadoras de la salud en las Américas durante el COVID-19 y más allá" de Amnistía Internacional
Amnistía Internacional ve también con alarma las denuncias que recibe sobre el hostigamiento, la estigmatización y los ataques que sufren las personas trabajadoras de la salud en toda la región. En varios países, empezaron a surgir en marzo y abril prácticas tales como la negación del transporte, el señalamiento en su comunidad, agresiones físicas e incluso amenazas de muerte contra personal sanitario por parte de individuos y comunidades, como se describe con más detalle más abajo.
ATAQUES CONTRA PERSONAS TRABAJADORAS DE LA SALUD POR PARTE DE INDIVIDUOS
La estigmatización es la práctica de calificar negativamente de forma deliberada a personas o grupos a causa de sus características externas o su pertenencia a dichos grupos, como prejuicio. Cuando este prejuicio se traduce en la negación de determinados derechos, se convierte en discriminación. Los Estados tienen la obligación de proteger a todas las personas frente a la discriminación. En las últimas semanas, en varios países de la región se han producido agresiones, acoso y amenazas contra trabajadores y trabajadoras de la salud. Este documento expone algunos ejemplos.
En la ciudad de Bogotá, Colombia, durante el mes de abril, los medios de comunicación informaron de una serie de agresiones físicas contra personas trabajadoras de la salud, que en un caso llegaron incluso a convertirse en amenazas de muerte que los vecinos de un conjunto residencial pintaron en la puerta de un médico que vivía en el edificio, y que provocaron indignación nacional. Según los informes, las autoridades han abierto una investigación policial sobre el caso.
En Bolivia, la Defensoría del Pueblo denunció el caso de al menos un centenar de personas que, el 30 de abril, apedrearon dos autobuses municipales que transportaban a personal sanitario en la ciudad de El Alto, así como una serie de casos que incluían arrojar piedras y ordenar que personas trabajadoras de la salud evacuaran un hotel en el que se alojaban.
DECLARACIONES GUBERNAMENTALES SOBRE PERSONAL SANITARIO Y PERSONAS DEFENSORAS DE LOS DERECHOS HUMANOS
En El Salvador, el presidente Nayib Bukele ha emitido una serie de declaraciones que socavan el papel de quienes defienden los derechos humanos y de las organizaciones de la sociedad civil durante la pandemia de COVID-19.81 Estas declaraciones han continuado durante la pandemia, y el presidente ha llegado a decir que “hay algunas organizaciones de ‘derechos humanos’ que solo trabajan para lograr que mueran más humanos”. Estas declaraciones de dirigentes de países no sólo son desafortunadas, sino que además carecen de datos en los que basarse. La declaración del presidente ignora por completo el hecho de que el máximo órgano experto sobre la salud, la OMS, señala específicamente que “[l]as violaciones o la inobservancia de los derechos humanos pueden conllevar graves consecuencias sanitarias”. Los dirigentes que hacen este tipo de declaraciones, como las que estigmatizan a las organizaciones de derechos humanos, abren una peligrosa vía a tolerar más ampliamente los ataques contra quienes defienden los derechos humanos, por no mencionar que proporcionan a la población desinformación que podría menoscabar su propia seguridad.
En un giro un tanto contradictorio de los acontecimientos, unas semanas después Nayib Bukele llamó “héroes” a las personas trabajadoras de la salud y denunció los ataques y la discriminación que sufrían. Sin embargo, tan sólo unos días después, Nayib Bukele vetó dos decretos de la de la Asamblea Nacional que habrían reforzado la seguridad del personal sanitario, les habrían brindado a ellos y a sus familias protecciones sociales y habrían garantizado una mejor formación para que hicieran frente a la pandemia de COVID-19. Ante una pandemia, es importante que los dirigentes estatales difundan mensajes coherentes y claros sobre cada cuestión y dicten órdenes para que su administración pública haga lo mismo, pidiendo al funcionariado público de todos los niveles que se alinee en un esfuerzo por apoyar a los grupos que sufren estigmatización o discriminación. Las contradictorias declaraciones y acciones de Nayib Bukele a este respecto indicarían una falta de voluntad de promover los derechos de quienes defienden los derechos humanos, en este caso el personal sanitario y las organizaciones de la sociedad civil que promueven el derecho a la salud.
Por su parte, la Secretaría de Salud de México y el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador han dado un papel central y una voz fundamental a la labor del personal de enfermería y de la salud y han emprendido acciones encabezadas por el Estado para promover la concienciación sobre el papel esencial de estas personas en la sociedad. Tan sólo unos días después de que empezaran a notificarse agresiones físicas contra personal sanitario en todo el país, el gobierno mexicano actuó rápidamente para invitar a una destacada enfermera pública a compartir su historia y la de cientos de personas trabajadoras más, dándole una voz clave en las conferencias de prensa presidenciales diarias. La petición de respeto realizada por esta enfermera vino seguida de una serie de comunicaciones del gobierno mexicano destinadas a lograr apoyo público y reducir la incidencia de los ataques y la estigmatización contra personas trabajadoras de la salud.
El 1 de abril, el presidente de Colombia, Iván Duque, hizo una declaración pública en la que condenaba los ataques y la estigmatización contra el personal médico, y decía que toda persona responsable de estos actos debe ser sancionada.
El Día Mundial de la Salud, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, dio las gracias públicamente a todas las personas trabajadoras de la salud, y publicó un vídeo oficial que defiende la labor que realizan.
Amnistía Internacional ve también con alarma las denuncias que recibe sobre el hostigamiento, la estigmatización y los ataques que sufren las personas trabajadoras de la salud en toda la región. En varios países, empezaron a surgir en marzo y abril prácticas tales como la negación del transporte, el señalamiento en su comunidad, agresiones físicas e incluso amenazas de muerte contra personal sanitario por parte de individuos y comunidades, como se describe con más detalle más abajo.
ATAQUES CONTRA PERSONAS TRABAJADORAS DE LA SALUD POR PARTE DE INDIVIDUOS
La estigmatización es la práctica de calificar negativamente de forma deliberada a personas o grupos a causa de sus características externas o su pertenencia a dichos grupos, como prejuicio. Cuando este prejuicio se traduce en la negación de determinados derechos, se convierte en discriminación. Los Estados tienen la obligación de proteger a todas las personas frente a la discriminación. En las últimas semanas, en varios países de la región se han producido agresiones, acoso y amenazas contra trabajadores y trabajadoras de la salud. Este documento expone algunos ejemplos.
En la ciudad de Bogotá, Colombia, durante el mes de abril, los medios de comunicación informaron de una serie de agresiones físicas contra personas trabajadoras de la salud, que en un caso llegaron incluso a convertirse en amenazas de muerte que los vecinos de un conjunto residencial pintaron en la puerta de un médico que vivía en el edificio, y que provocaron indignación nacional. Según los informes, las autoridades han abierto una investigación policial sobre el caso.
En Bolivia, la Defensoría del Pueblo denunció el caso de al menos un centenar de personas que, el 30 de abril, apedrearon dos autobuses municipales que transportaban a personal sanitario en la ciudad de El Alto, así como una serie de casos que incluían arrojar piedras y ordenar que personas trabajadoras de la salud evacuaran un hotel en el que se alojaban.
DECLARACIONES GUBERNAMENTALES SOBRE PERSONAL SANITARIO Y PERSONAS DEFENSORAS DE LOS DERECHOS HUMANOS
En El Salvador, el presidente Nayib Bukele ha emitido una serie de declaraciones que socavan el papel de quienes defienden los derechos humanos y de las organizaciones de la sociedad civil durante la pandemia de COVID-19.81 Estas declaraciones han continuado durante la pandemia, y el presidente ha llegado a decir que “hay algunas organizaciones de ‘derechos humanos’ que solo trabajan para lograr que mueran más humanos”. Estas declaraciones de dirigentes de países no sólo son desafortunadas, sino que además carecen de datos en los que basarse. La declaración del presidente ignora por completo el hecho de que el máximo órgano experto sobre la salud, la OMS, señala específicamente que “[l]as violaciones o la inobservancia de los derechos humanos pueden conllevar graves consecuencias sanitarias”. Los dirigentes que hacen este tipo de declaraciones, como las que estigmatizan a las organizaciones de derechos humanos, abren una peligrosa vía a tolerar más ampliamente los ataques contra quienes defienden los derechos humanos, por no mencionar que proporcionan a la población desinformación que podría menoscabar su propia seguridad.
En un giro un tanto contradictorio de los acontecimientos, unas semanas después Nayib Bukele llamó “héroes” a las personas trabajadoras de la salud y denunció los ataques y la discriminación que sufrían. Sin embargo, tan sólo unos días después, Nayib Bukele vetó dos decretos de la de la Asamblea Nacional que habrían reforzado la seguridad del personal sanitario, les habrían brindado a ellos y a sus familias protecciones sociales y habrían garantizado una mejor formación para que hicieran frente a la pandemia de COVID-19. Ante una pandemia, es importante que los dirigentes estatales difundan mensajes coherentes y claros sobre cada cuestión y dicten órdenes para que su administración pública haga lo mismo, pidiendo al funcionariado público de todos los niveles que se alinee en un esfuerzo por apoyar a los grupos que sufren estigmatización o discriminación. Las contradictorias declaraciones y acciones de Nayib Bukele a este respecto indicarían una falta de voluntad de promover los derechos de quienes defienden los derechos humanos, en este caso el personal sanitario y las organizaciones de la sociedad civil que promueven el derecho a la salud.
Por su parte, la Secretaría de Salud de México y el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador han dado un papel central y una voz fundamental a la labor del personal de enfermería y de la salud y han emprendido acciones encabezadas por el Estado para promover la concienciación sobre el papel esencial de estas personas en la sociedad. Tan sólo unos días después de que empezaran a notificarse agresiones físicas contra personal sanitario en todo el país, el gobierno mexicano actuó rápidamente para invitar a una destacada enfermera pública a compartir su historia y la de cientos de personas trabajadoras más, dándole una voz clave en las conferencias de prensa presidenciales diarias. La petición de respeto realizada por esta enfermera vino seguida de una serie de comunicaciones del gobierno mexicano destinadas a lograr apoyo público y reducir la incidencia de los ataques y la estigmatización contra personas trabajadoras de la salud.
El 1 de abril, el presidente de Colombia, Iván Duque, hizo una declaración pública en la que condenaba los ataques y la estigmatización contra el personal médico, y decía que toda persona responsable de estos actos debe ser sancionada.
El Día Mundial de la Salud, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, dio las gracias públicamente a todas las personas trabajadoras de la salud, y publicó un vídeo oficial que defiende la labor que realizan.
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