COVID-19: acceso a la vacuna
* * copiado tal cual del informe "Un pinchazo justo: Acceso universal al diagnóstico, tratamiento y vacuna de la COVID-19" de Amnistía Internacional
En menos de un año, la COVID-19 ha afectado a casi todos los países del mundo. En diciembre de 2020, más de 65 millones de personas de 191 países y territorios han contraído ya el virus y 1,5 millones han muerto a causa de ello. Los intentos de los gobiernos de contener la pandemia han dado lugar a restricciones de la libertad de circulación y represión de voces críticas. Al mismo tiempo, los efectos socioeconómicos han aumentado y agravado las desigualdades existentes, lo que ha afectado de manera desproporcionada a las poblaciones históricamente marginadas. Varios organismos de la ONU ha advertido de que casi la mitad de la fuerza laboral del mundo está expuesta a perder sus medios de sustento, mientras que el Banco Mundial ha señalado que entre 88 y 115 millones de personas podrían verse sumidas en la pobreza extrema en 2021 y que es posible que la cifra ascienda a 150 millones.
Estados, empresas farmacéuticas, organizaciones intergubernamentales e institutos de investigación de todo el mundo han tomado medidas para desarrollar productos médicos que puedan prevenir, diagnosticar y tratar la COVID-19, dando lugar en especial a una carrera sin precedentes por producir vacunas en un tiempo récord. Se calcula que los gobiernos han invertido casi 20.000 millones de dólares estadounidenses para acelerar la investigación, fabricación y distribución de vacunas.
En mayo de 2020, en respuesta a esta inversión pública excepcional, la Asamblea Mundial de la Salud reconoció “la función de la inmunización extensiva contra la COVID-19 como bien de salud pública mundial.” El secretario general de ONU añadió que debía ser accesible para todas las personas. Desde entonces, 140 figuras públicas y expertos mundiales –incluidos los jefes de gobierno de Costa Rica, Ghana, Nigeria, Pakistán, Senegal y Sudáfrica– se han sumado a un llamamiento mundial en favor de una vacuna universal que se ponga ”a disposición de todas las personas, en todos los países, de forma gratuita”. En noviembre de 2020, varios expertos en derechos humanos de la ONU indicaron que el acceso a las vacunas era una herramienta esencial para prevenir y contener la COVID-19 en todo el mundo.
El desarrollo, fabricación y distribución de la vacunas contra la COVID-19 podría ser la mayor iniciativa de inmunización de la historia. En diciembre de 2020 se están desarrollando más de 200 vacunas candidatas y casi la tercera parte de ellas están en la tercera y última fase de ensayo clínico. Aunque podríamos encontrarnos en un momento decisivo, estos esfuerzos plantean extraordinarios retos mundiales, regionales y nacionales en materia de derechos humanos, especialmente con respecto a cómo se producirán y distribuirán las vacunas y cuándo estarán disponibles, para quién y a qué precio.
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