Chutódromos subvencionados

Al alcalde de Nueva York le falta poco para dejar el cargo y lo va a hacer cubriéndose de gloria. La última es la apertura de dos "centros de prevención de sobredosis" esta semana en Manhattan. En teoría quien quiera drogarse puede entrar a ponerse lo que le apetezca de la manera que le parezca sin que nadie le moleste teniendo a su disposición jeringas y/o agujas desechables y gratuitas.

El ayuntamiento está vendiendo la moto como algo humano, avanzado y organizado para prevenir las muertes por sobredosis. “Humanidad”: bonito palabro. Es una palabra que me repatea porque cuando la he oído en alguien cercano ha sido siempre de la boca de un manipuladorcito de manual. Viniendo de un alcalde o el departamento que sea del ayuntamiento tiene guasa: ¿las familias de los drogadictos que quieren que se desintoxiquen no merecen humanidad ni empatía? ¿las personas que vivan o trabajen cerca de los chutódromos no merecen humanidad, empatía, sentirse seguros ni poder relajarse en sus casas o centros de trabajo? Porque un drogadicto funcional que pueda ponerse y trabajar no va a usar esos centros: se pincha o mete lo que sea en su casa y en los baños de su oficina las veces que le haga falta. Pero el drogadicto no funcional, el que ves tirado por el suelo sin poder moverse ciego de todo, se quedará en un parque o portal de la zona hasta que sea hora de volver a chutarse. ¿Y cómo va a chutarse esa persona? ¿de dónde va a sacar el dinero para drogarse? ¿no va a subir el crimen?

Avanzado… yo no sé hasta qué punto es avanzado derrochar dinero alegremente en jeringas y agujas gratuitas, folletos con información sobre tratamiento de adicciones, folletos con información sobre ayudas del ayuntamiento (seguro médico gratuito o de bajo costo, comida, alquiler, electricidad, teléfonos móviles subvencionados, etc.), personal de servicios sociales y personal sanitario. Menos internar a los drogadictos en centros de desintoxicación a la fuerza, el ayuntamiento ha intentado absolutamente todo (desde más presencia policial en metro y calles, a crear un departamento específico no policial a responsabilizar a cualquier hijo de vecino que se cruce con alguien en plena sobredosis {léase campañita de la naloxona}) y sigue fracasando. 

Organizado… Lo tienen todo tan bien organizado que el día que abrieron hubo cinco sobredosis en uno de los centros. Con dos cojones. No se ahorran ni el dinero de las ambulancias porque a esas cinco personas con sobredosis tendrían que llevarlas del chutódromo al hospital. La única “ventaja” es que están en un local y no en plena calle expuestos a que cualquier hijo de vecino le haga fotos con el móvil y esas fotos se hagan virales y pongan en evidencia al alcalde. Acabáramos, que esto no es más que un lavado de imagen de cara a ponerle al alcalde otra medallita por modeLno. 

Para más inri no han abierto estos centros en Midtown ni en la zona de Wall Street – ahora que el turismo remonta por Navidades lo mismo limpian un poco las zonas. Pero a cualquiera que viva o visite Manhattan fuera de temporada turística le invito a darse una vuelta por la calle 34 entre Macy’s y la Novena Avenida o la calle 42 entre Port Authority y Grand Central y que me diga cuántos drogadictos ha visto pidiendo, hablando solos, peleándose o sin poder moverse del suelo porque están puestos. Han tenido los santos cojones de abrir los chutódromos en zonas de Harlem y Washington Heights deprimidas de por sí donde además de drogadictos hay mucho paro y violencia en las calles. Y sin hablarlo con los vecinos ¿eh? Que según tengo entendido no han organizado reuniones previas ni ningún tipo de discusión con asociaciones de vecinos, asociaciones comerciales y ONGs de la zona. ¿No querías caldo? Pues toma dos tazas.

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