Luz Arce

Leía el otro día un artículo sobre los peores asesinos del mundo. Médicos que matan a sus pacientes, pedófilos que violan y asesinan a niños, profesores de filosofía que asesinan y devoran a sus víctimas, asesinos de ancianas, pirómanos que asesinan y queman a sus víctimas… hay otro tipo de asesino que es mucho más peligroso. La persona que no mata con sus manos, pero va abriendo el camino para que otros puedan matar. Gente como Luz Arce, chilena, torturada, que colaboro con el régimen de Pinochet entregando a sus propios compañeros para salvar el pellejo y después se hizo funcionaria de la DINA.

No soy quien para juzgarla. Si me torturasen salvajemente, si me llevasen a una habitación donde no me atrevería a mirar a un espejo para no ver las huellas de la tortura en mi cara o en mi cuerpo, si me obligasen a mirar las marcas de tortura en el cuerpo de mi hermano… quizá hubiera hecho lo mismo. Desde la comodidad de mi casa, lo fácil es decir que habría sido valiente y habría dejado que me torturasen hasta que se aburriesen y me pegasen un tiro.