Se acabó la fiesta...

Los americanos la verdad es que son para echarles de comer aparte. En 1998 detuvieron a una mujer que organizaba reuniones en su casa a la hora de la comida o la hora del café. ¿Su crimen? vender lencería, juegos de mesa, videos y juguetes eróticos. Digo yo que ¿quién la denunciaría? ¿qué tendría esa persona en la cabeza para denunciar a otra por vender juguetes eróticos en una reunión con amigas y conocidas, todas mayores de edad y todas dueñas de su cuerpo?

Se juzgó a esta mujer, se la encontró culpable y después la corte de Alabama aprobó una ley que prohibía el uso de juguetes o instrumentos diseñados para estimular los órganos sexuales con la excusa de prevenir actividades ilegales como la prostitución. Los que cometan una infracción por primera vez se arriesgan a una multa de diez mil dólares y no sé que harán a los reincidentes pero si me dicen que les mandan a la cárcel me lo creo que aquí quien más y quien menos esta como las cabras y los jueces ya estamos viendo que no son una excepción. Todo esto ha llegado al tribunal supremo que le ha dado la razón al estado de Alabama y con ese ya van tres, junto a Georgia y Texas, que se meten en la vida privada de sus ciudadanos.

Vamos a ver, un poquito de por favor. ¿Que tiene mi coño de especial pa’que el estado quiera regularlo? ¿qué le importa al estado mi vida sexual? ¿qué le importa a nadie lo que yo haga o deje de hacer en la intimidad de mi hogar? ¿por qué se prohíben los juguetes sexuales y no se hace otro tanto con la Viagra y medicamentos para hombres? Es curioso que se prohíban los juguetes eroticos, pero no se prohíban las Avon o Tupperware parties que son reuniones entre amigas donde te venden productos de Avon o Tupperware. Llámame mal pensada pero como que veo yo un querer que la mujer vuelva a la cocina por parte del tribunal supremo de este estado y un no saber disimularlo.

America es un país convenientemente puritano, pero no creo que este caso sea puritanismo: es control puro y duro sobre la sexualidad de las mujeres. Los americanos no saben lo que es un bidet no por puritanismo sino porque no quieren que la mujer descubra que tiene un clítoris precioso y que no le hace falta un hombre para ser feliz en la cama (particular teoría mía, si tienes otra que explique la falta de bidets en uno de los países más avanzados del mundo mundial te agradecería que me mandases un email explicándomela). Del mismo modo, no quieren que una se acostumbre al vibrador porque, en cuanto nos juntemos dos a compartir experiencias y sumemos dos y dos, a los hombres se les acaba el chollo.

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