Elvira Lindo: Revancha
© Elvira
Lindo, El País
Corrió
el joven Gustav Janouch a contarle emocionado a su amigo y maestro Franz Kafka
que su obra estaba adquiriendo tal importancia en el mundo que había un
escritor inglés que había copiado la idea de La metamorfosis escribiendo una
novela en la que una mujer se convertía en zorra. "No me extraña, le dijo
Kafka, pero seguro que no se trata de un plagio. Se trata de que los dos hemos
captado algo que flota en el ambiente; los dos lo hemos transcrito de nuestra
época: el animal nos resulta más próximo que el hombre". Parece cierto,
ampliamente estudiado, que algunos movimientos sociales o culturales nacen de
deseos imprecisos que se generan aquí y allá y que cristalizan en obras que
vienen a satisfacer esa necesidad vagamente expresada. Es fácil de entender si
se estudia cómo ocurrieron las cosas en el pasado, pero uno no sabe qué pensar
cuando están delante de nuestros ojos, en este presente confuso de un mundo que
ya no es tan inocente y en el que con la inmediata multiplicación de
declaraciones de los personajes públicos se hace casi imposible distinguir las
voces de los ecos. Hace un tiempo, no podríamos decir cuánto, percibimos que
España vive la urgente necesidad de desenterrar su pasado. Ya no hablo del acto
físico y objetivo de levantar las fosas comunes, sino de saldar unas cuentas
que parece quedaron pendientes. Políticos de un lado y otro refuerzan la
defensa de sus argumentos echando mano, no exactamente de la historia, sino de
los rencores generados por la historia, y aún peor, amañando las palabras de
los muertos para que carguen sus discursos de razón. Pero si los muertos no lo
fueran, si continuaran gozando de su condición de vivos, quién sabe de qué
manera hubieran evolucionado, quién sabe de qué se hubieran arrepentido. De
esta manía política que juega irresponsablemente a reavivar el fuego de unos
rencores que a estas alturas deberían estar apagados se ha contagiado el mundo
periodístico, tan tristemente partidista, y lo que pasó en el 31, en el 36 o en
el 39 ya es moneda de cambio para cualquier idiota. Santos Juliá lo advertía el
otro día, no debiéramos recurrir a la historia como arma arrojadiza. El peligro
está en que esa insensatez tan en boga en estos días llegue a crear una
necesidad de revancha en la gente común.
Comments
Post a Comment