Sobre el fin del mundo y otras chorradas

Esta mañana en la terminal de autobuses de Hempstead me han dado un folleto sobre el fin del mundo, gloria eterna y salvación si se convierte una y se hace testigo de Jehová. Esto me ha recordado a una encerrona en la que nos vimos metidos mi novio y yo hace años (¡no ha llovido nada desde entonces!). Un viernes por la noche fuimos a cenar a casa de una compañera de trabajo que nos había invitado para conocernos mejor y, sin decirnos nada, también había invitado a su mejor amiga, a la directora de su grupo de estudio de la Biblia y a una recién llegada al grupo. En cuanto la directora sacó el tema de la religión, la mejor amiga (a la que conocíamos de antes) hizo un discreto mutis por el foro y se largó. Mi novio y yo nos quedamos allí aguantando un rollo macarrónico sobre la necesidad de encontrar un buen grupo bíblico con un buen director o una buena directora que supiera conducir la lectura, subrayar pasajes, responder preguntas y fomentar la discusión… A mí aquello me sonó y me sigue sonando a lavado de cerebro. Al margen de la religión que sea, una lectura guiada y/o comentada de un texto religioso no deja de ser un lavado de cerebro; todo lo sutil y discreto que ellos quieran, pero lavado de cerebro. Adoctrinamiento puro y duro.

La recién llegada al grupo de estudio bíblico nos contó que era de no recuerdo qué país latinoamericano, que llegó a EEUU con una mano delante y otra detrás, con su hijo enfermo sin poder operarse en su país porque los hospitales eran una vergüenza y que gracias a este grupo de Testigos de Jehová su niño estaba recibiendo tratamiento en el mejor hospital de Nueva York. Poniéndonos en antecedentes hablaba de su padre diciendo: “porque mi padre…Jehová… me ha dicho siempre” y a la pobre se le notaba que estaba hablando del padre que había dejado en el país que fuese pero se paraba a sí misma y mencionaba Jehová para dorarle la píldora a la directora del grupo bíblico mientras la anfitriona no dejaba de reírse como un loro.

Sí, aquello fue una encerrona en toda regla. No fue casualidad que, trabajando en un banco en puestos más altos y con mejores sueldos que la anfitriona, acabásemos invitados y conociendo a una directora de un grupo bíblico que nos invitó repetidas veces a ir a su grupo. Lo que querían era que picásemos el anzuelo para empezar a sacarnos el dinero.

Los testigos de Jehová son conocidos en todo el mundo y tienen fama de sectarios por no aceptar transfusiones de sangre. A través de la mujer que organizó la cena, durante años observando sus contradicciones, me enteré de requisitos y prohibiciones que ella se saltaba a la torera según le conviniese:

- No celebran cumpleaños porque la Biblia no menciona la fecha exacta en la que nació Jesús – pero esperan un regalo de cumpleaños y no pueden traumatizar a sus hijos sin fiestas como el resto de sus amiguitos.

- No celebran ni Navidades ni Semana Santa por considéralas fiestas falsas – ahora que no se te ocurra dejarles sin regalos en Navidades (sea personal, sea amigo invisible en la oficina) porque te costará años que te perdonen la “ofensa”.

- No creen que Jesús muriese en la cruz, lo ven como un símbolo pagano y no aceptan que sus miembros lleven cruces colgadas del cuello – pero he visto a mujeres con pendientes y pulseras con cruces.

- No aprueban la practica determinadas formas de ejercicio como el yoga – no te lo pierdas: creen que el yoga es una puerta de acceso al más allá y es como abrirle la puerta al diablo.

- No creen en el infierno lo cual contradice que crean en el diablo y prohíban la práctica de yoga, determinada música, etc pero allá ellos. Ah! Estos también son de los que pensaban que el Asereje tenía un mensaje satánico.

- Tienen prohibido enriquecerse y las prácticas deshonestas en el mundo de los negocios – pero lo primero que hacen es exigir a los miembros de sus congregaciones que paguen cuotas semanales a los salones del Reino y en el trabajo se escaquean como el que más.

- Está prohibido fumar, emborracharse y usar drogas – luego te los ves de marcha hasta las 6 de la mañana o saliendo a fumar cada 2 horas en el trabajo.

- Las mujeres no pueden usar maquillaje porque tiene un origen pagano – pero te las ves pintadas como puertas para ir a cualquier parte.

- Hombres y mujeres deben vestir con modestia – luego te encuentras a las mujeres cuarentonas con minifaldas y a los hombres cargados de anillos y cadenas de oro.

- Quien enseñar y prohiben estudiar – van de casa en casa predicando y repartiendo folletos (en teoría gratis pero los ofrecen a cambio de donativos) pero no quieren que nadie les enseñe. Los Testigos de Jehová tienen prohibido realizar estudios universitarios porque estudiar es un signo de debilidad que puede alejarles de la fe.

- Aceptan que a veces los matrimonios no funcionan y consideran el divorcio como una opción – sólo cuando un consejo lo aprueba. Como siempre, la mujer lo tiene difícil a la hora de divorciarse. Si hay hijos de por medio, ya le puede pegar el marido palizas de muerte, ser un alcohólico o fundirse el dinero en el bingo, su deber es permanecer casada por el bienestar de los hijos.

- Algo que tienen en común con iglesias legítimas y sectas es que la mujer no tiene ni voz ni voto. Las mujeres no pueden dirigir congregaciones, no pueden dirigirse a la congregación con un discurso, no tienen acceso a conocimientos privilegiados “reservados” a los ancianos y altos cargos… en la jerarquía interna básicamente se las usa como educadoras, captadoras y espías. En cuanto a la vida familiar, la mujer tiene que supeditarse siempre al marido y sus deseos. No
hacerlo es pecar de inmodestia, soberbia, y demás.

- Son racistas y clasistas – hay dos tipos de testigo de Jehová: ungidos y no ungidos. Es muy raro ver a afroamericanos o hispanos tostaditos de piel (tú ya me entiendes) ungidos y todavía más raro que acepten a personas que no tengan un mínimo de recursos económicos para pagar sus cuotas.

- Cualquier persona que haga preguntas o cuestione sus reglas se expone a ser expulsado por apostasía. No sólo expulsados la congregación de turno; sus familiares y amigos deben dejar de hablar y tener contacto con esa persona inmediatamente si no quieren correr la misma suerte.

Por supuesto, todas estas incongruencias no son exclusivas de los Testigos de Jehová. Quiero decir que quién no conoce a un cristiano que use preservativo, musulmán que coma cerdo, judío que no coma kosher… etcétera, etcétera, etcétera. La diferencia es que no vamos por ahí preparando encerronas para que la gente se una a nuestras iglesias, mezquitas o sinagogas ni repartiendo folletos sobre lo cerca que estamos del fin del mundo ni intentando amedrentar a la gente.

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