Wafa Sultan amenazada por decir que la violencia destruye al Islam

© MEMRI, New York Times, Wafa Sultan, John M. Broder
* * traducción de un artículo de John M. Broder que ha salido publicado en el New York Times. He copiado la traducción tal cual de aquí: http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=sd&ID=SP111306

AMENAZAS VIOLENTAS PARA LA MUSULMANA QUE DICE QUE LA VIOLENCIA DESTRUYE AL ISLAM

Hace tres semanas, la Dra. Wafa Sultan era una psiquiatra siria-americana desconocida quien vive en las afueras de Los Angeles, alimentando un profundo enojo y una desesperanza en sus compañeros musulmanes.

Hoy, gracias a una extraordinaria y provocativa entrevista en Al Jazeera Tv el 21 de feb, es una sensación internacional, saludada como una voz fresca de razón por algunos, y por otros como una hereje e infiel quien merece morir.

En la entrevista que ha sido vista en Internet más de un millón de veces y ha llegado hasta el correo electrónico de centenares de miles alrededor del mundo, la Dra. Sultan criticó amargamente a los clérigos musulmanes, a los guerreros santos y a los líderes políticos que ella cree han distorsionado las enseñanzas de Muhammad y el Corán durante 14 siglos.

Ella dijo que el mundo de los musulmanes, quienes compara desfavorablemente con el de los judíos, ha descendido a un vórtice de auto-piedad y violencia.

La Dra. Sultan dijo que el mundo no estaba dando testimonio de un enfrentamiento de religiones o culturas, sino de una batalla entre la modernidad y el barbarismo, una batalla que las fuerzas del Islam violento y reaccionario están destinadas a perder.

En respuesta, los clérigos a través del mundo musulmán la han condenado, y su contestadora de teléfono ha sido llenada con oscuras amenazas. Pero los reformadores islámicos la han alabado por decir muy en alto, en árabe y en el canal más ampliamente visto de televisión en el mundo árabe, lo qué pocos musulmanes se atreven incluso a decir en privado.

“Yo creo que nuestro pueblo es rehén de nuestras propias creencias y enseñanzas”, dijo en una entrevista esta semana en su hogar en un suburbio de Los Angeles.

La Dra. Sultan quien tiene 47 años, usa un refinado suéter y falda, con zapatillas rayadas y medias pesadas. Sus ojos y cabello son azabaches y su manera modesta desmiente sus intensas palabras: “El conocimiento me ha liberado de este retrogrado pensamiento. Alguien tiene que ayudar a liberar al pueblo musulmán de estas creencias equivocadas”.

Quizás sus más provocativas palabras en Al Jazeera fueron aquéllas comparando en el cómo los judíos y los musulmanes han reaccionado a las adversidades. Hablando del Holocausto, dijo, “Los judíos han venido de la tragedia y forzaron al mundo a respetarlos, con su conocimiento, no con su terrorismo; con su trabajo, no con sus gritos y lloriqueos”.

Ella siguió, “No hemos visto a un solo judío volarse a si mismo en un restaurante alemán. No hemos visto ni un solo judío destruir una iglesia. No hemos visto a ningún judío matando a gente para protestar.

Ella concluyó, “Sólo los musulmanes defienden sus creencias incendiando iglesias, matando a gente y destruyendo embajadas. Este camino no convergerá a ningún resultado. Los musulmanes deben preguntarse a sí mismos lo que pueden hacer por la humanidad, antes de exigir que la humanidad los respete”.

Sus puntos de vista atraparon los oídos del Congreso Judío Americano, el cual la ha invitado a hablar en mayo en una conferencia en Israel. “Hemos estado discutiendo con ella la importancia de su mensaje e intentamos canalizar el camino correcto para que se dirija a los líderes judíos”, dijo Neil B. Goldstein, director ejecutivo de la organización.

Probablemente es más bienvenida en Tel Aviv de lo que sería bienvenida en Damasco. Poco después de la transmisión, los clérigos en Siria la denunciaron de infiel. Uno dijo que le había hecho más daño al Islam que las caricaturas danesas que se burlan del Profeta Muhammad, informó un servicio de cable.

La Dra. Sultan está “trabajando en un libro que - si es publicado - va a poner el mundo islámico al revés”.

“He alcanzado el punto que no permite ninguna vuelta en retorno. No tengo otra alternativa. Estoy cuestionando cada enseñanza de nuestro libro santo”.

El título del trabajo es, “El Prisionero que Escapó: Cuando Dios Es un Monstruo”.

La Dra. Sultan creció en una familia tradicional grande musulmana en Banias, Siria, una ciudad pequeña en el mediterráneo como a dos horas de viaje en coche al norte de Beirut. Su padre fue un comerciante de granos y un musulmán devoto, y ella siguió la fe estrictamente hasta la edad adulta.

Pero, dijo, que su vida cambió en 1979 cuando era estudiante de medicina en la Universidad de Aleppo, al norte de Siria. Para ese momento, la radical Hermandad Musulmana estaba usando el terrorismo para intentar minar al gobierno del Presidente Hafez Al-Assad. Pistoleros de la Hermandad Musulmana entraron abruptamente en un aula en la universidad y mataron a su profesor mientras ella miraba, dijo.

“Le dispararon cientos de balas, gritando, “Dios es grande!” ella dijo. En ese punto, perdí mi confianza en su dios y empecé a cuestionar todas nuestras enseñanzas. Fue el punto de quiebre de mi vida, y me ha llevado a este punto presente. Tuve que salir. Tenía que buscar a otro dios”.

Ella y su marido quien ahora lleva el nombre americanizado de David, se propusieron viajar a los Estados Unidos. Sus visas llegaron finalmente en 1989, y los Sultan y sus dos hijos (han tenido un tercero después) se acomodaron con amigos en Cerritos, Calif., una comunidad próspera al borde del Condado de Los Angeles.

Después de una sucesión de trabajos y lucha con el idioma, la Dra. Sultan completó su licenciatura en medicina en los Estados Unidos, con la excepción de un programa de residencia en el hospital, el cual espera hacer dentro de un año. David opera una estación de chequeo de humo automotor. Compraron una casa en el área de Los Angeles y pusieron a sus hijos en escuelas públicas locales. Todos son ahora ciudadanos americanos.

PERO así como se estableció en una cómoda vida americana de clase media, el enojo de la Dra. Sultán la quemaba por dentro. La tomó por escribir, primero para ella, luego para un portal reformista islámico llamado Annaqed (La Crítica), conducido por un sirio expatriado en Phoenix.

Un acalorado ensayo en ese portal por la Dra. Sultan sobre la Hermandad Musulmana llamó la atención de Al Jazeera, que la invitó a debatir con un clérigo argelino en vivo el pasado julio.

En el debate, cuestionó las enseñanzas religiosas que incitan a los jóvenes a suicidarse en nombre de Dios. “Por qué un joven musulmán, en la mejor etapa de su vida, con una vida plena por delante, va y se vuela a si mismo? preguntó. En nuestros países, la religión es la única fuente de educación y es el único pozo del cual ese terrorista bebió hasta que su sed fue apagada”.

Sus comentarios encendieron debates alrededor del globo y su nombre comenzó a aparecer en los periódicos árabes y portales en Internet. Pero su fama creció exponencialmente cuando apareció de nuevo en Al Jazeera el 21 de febrero, una aparición que fue traducida y extensamente distribuida por el Instituto de Investigación de Medios de Comunicación del Medio Oriente, conocido como Memri.

Memri dijo que el segmento de su aparición de febrero había sido visto más de un millón de veces.

“La confrontación que estamos presenciando alrededor del mundo no es un enfrentamiento de religiones o de civilizaciones”, la Dra. Sultan dijo. “Es un enfrentamiento entre dos contrarios, entre dos eras. Es un enfrentamiento entre una mentalidad que pertenece a la Edad Media y otra mentalidad que pertenece al siglo 21. Es un enfrentamiento entre la civilización y el atraso, entre lo civilizado y lo primitivo, entre la barbarie y la racionalidad”.

Ella dijo que ya no practicaba el Islam. “Soy un ser humano secular”, dijo.

El otro invitado en el programa, identificado como un profesor egipcio de estudios religiosos, el Dr. Ibrahim al-Khouli, preguntó, “Es usted hereje?” Luego dijo que no había por qué reprenderla o debatirla, porque había blasfemado en contra del Islam, el Profeta Muhammad y el Corán.

La Dra. Sultan dijo que tomó esas palabras como un fatwa formal, una condena religiosa. Desde entonces, dijo, ha recibido numerosas amenazas de muerte en su contestadora telefónica y por correo electrónico.

Un mensaje dijo: “Oh, todavía está usted viva? Espere y vea”. Recibió un correo electrónico al otro día, en árabe que dijo “Si alguien fuese a matarla, este sería yo”.

La Dra. Sultan dijo que su madre, quien todavía vive en Siria, teme contactarla directamente, hablando sólo a través de una hermana que vive en Qatar. Dijo que le preocupaba más la seguridad de los miembros familiares aquí y en Siria de lo que le preocupaban su propia vida.

“No temo”, dijo. “Creo en mi mensaje. Es como un viaje de un millón de millas, y creo que he caminado las primeras y más difíciles 10 millas”.

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