El abuso infantil
© Liliana
Pauluzzi, psicóloga
Fuente: malostratos.com
El
abuso infantil se presenta cuando un adulto o adulta, una institución o la
sociedad en general causa o amenaza con causar daño físico, emocional y
psicológico a un niño o niña. Incluye el maltrato físico, emocional,
psicológico, sexual, la negligencia y el abandono. Por lo que abordar esta
problemática refleja el fracaso de una comunidad, que en general no es
consciente o no quiere serlo de la traumatización que produce en la infancia el
abuso y el maltrato.
El
maltrato y el abuso infantil es una
temática que nos incluye a todas las
personas y a la sociedad en su conjunto, cuya base fundamental es el mal uso
del poder que los adultos y adultas
ejercen sobre niños y niñas.
Abordar
este drama significa insistir acerca de la traumatización que produce en la
infancia el abuso, sobre todo aquello que se invisibiliza, pero que sus efectos
larvados generalmente van a estallar en la adultez de las víctimas y
probablemente los hijos e hijas de estas víctimas serán quienes paguen las
consecuencias.
El
maltrato emocional y psicológico está siempre presente en todo tipo de abuso y
el daño provocado es proporcional a su invisibilidad y su naturalización. Es
fundamental partir del hecho del disbalance de poder y la dependencia que
existe entre un adulto y el niño o la niña
para entender el tema del abuso. Un niño, una niña no puede producirle
daño alguno a un adulto, pero el adulto sí puede realizar lo que quiere con el
niño o la niña debido a la dependencia existente.
La
invisibilidad y la naturalidad radica en
el hecho de un sistema de creencias y teorías basadas en la educación
tradicional, cuyo objetivo es romper la voluntad de los niños y niñas para
convertirlos en seres dóciles y obedientes. Las técnicas para lograrlo están
ampliamente detalladas en los escritos
pedagógicos de hace un poco más de dos centurias, escritas para inducir al
condicionamiento temprano de la educación para la obediencia.
Alice
Miller, en su libro "Por tu propio
bien", detalla en un estudio minucioso esta ideología, que llama "La
pedagogía negra", o "los semilleros del odio", y da cuenta de
los conceptos educativos en que fueron criados nuestros abuelos y padres, cuyas
pautas fundamentales las resume en los siguientes puntos:
- Que
los adultos son dueños y amos del niño o la niña dependiente
- Que
deciden como dioses, que es lo justo y lo injusto
- Que su
ira proviene de sus propios conflictos
- Que el
niño o la niña es responsable de ella
- Que a
los padres siempre hay que protegerlos
- Que
los sentimientos vivos de un niño, niña suponen un peligro para el adulto
dominante
- Que al
niño hay que "quitarle su voluntad" lo antes posible
- Que
todo hay que hacerlo a una edad muy temprana para que el niño o la niña
"no advierta nada y no pueda traicionar al adulto.
Esto se
logra a partir de transmitir de generación en generación informaciones e ideas
falsas como las siguientes:
- Que el
sentimiento del deber engendra amor
- Que se
puede acabar con el odio mediante prohibiciones
- Que
los padres merecen respeto a priori, por ser padres
- Que
los niños y niñas, a priori, no merecen respeto alguno
- Que la
obediencia robustece
- Que un
alto grado de autoestima es perjudicial
- Que la
escasa autoestima conduce al altruismo
- Que la
ternura es perjudicial
- Que
atender las necesidades del niño, la niña es malo
- Que la
severidad y la frialdad constituyen una buena preparación para la vida
- Que la
gratitud fingida es mejor que la ingratitud honesta
- Que la
manera de ser es más importante que el ser
- Que ni
los padres ni Dios sobrevivirán a una afrenta
- Que el
cuerpo es algo sucio y repugnante
- Que la
intensidad de los sentimientos es perjudicial
- Que
los padres son seres inocentes libres de instintos
- Que
los padres siempre tienen razón
Si bien
en la época actual no se expresan de manera tan desenfadada como lo hacían los
educadores de aquellos años, estas ideas siguen presente de manera más sutil
pero no menos eficaz en el imaginario
social.
Jorge
Barudy, psiquiatra y terapeuta familiar de origen chileno que padeció la
tortura y la cárcel de la dictadura de su País en la Década del 70, al exilarse
a Bélgica se decidió al tratamiento e investigación con exilados de todas
partes del mundo llegando a las siguientes conclusiones:
Primera.
La violencia organizada y la tortura es un fenómeno mundial independiente de
ideologías, religiones y razas de los que la ejercen.
Segunda. La causa y la intensidad del sufrimiento de
muchos de sus pacientes no solo se explicaba por sus experiencias traumáticas
de persecución, cárcel, tortura y exilio, sino que además muchos de los
sufrimientos de estas personas estaban en relación con abusos cometidos en su
infancia. Observando que algunas de las familias que consultaban funcionaban como verdaderas dictaduras
familiares.
Lo que
lo llevá a confirmar que en los dos tipos de violencia, la organizada y la
familiar, se requieren por lo menos tres grupos de personas, donde la vida está
amenazada y los derechos humanos pisoteados:
1º
grupo: compuesto por los represores, torturadores, abusadores, maltratadores,
etc
2º
grupo: conformado por las víctimas hombres, mujeres, niños y niñas perseguidos,
encarcelados, torturados y exilados
3º
grupo: constituido por los terceros, los otros, los instigadores, los
ideólogos, los cómplices, pero también los pasivos, los indiferentes, los que
no quieren saber o los que, sabiéndolo, no hacen nada para oponerse a estas
situaciones y/o tratar de contribuir a crear las condiciones para un cambio
Tanto
Barudy como Alice Miller coinciden en encontrar las raíces de la violencia
organizada y la violencia familiar en el maltrato y el abuso sufrido en la
infancia. Cuando la infancia, etapa
fundacional para una posterior salud adulta, es cercenada desde todo
punto de vista, victimizada material, emocional, física y sexualmente, los
resultados son múltiples y diversos en cuanto al daño psíquico de la criatura
humana. Pudiendo preverse las respuestas de acuerdo a las características
genéricas de su sexo.
Los
factores socioeconómicos, socioculturales y psicosociales se interrelacionan
entre sí para dar lugar a la producción y reproducción de relaciones
interpersonales violentas, las cuales crecen en el seno de las familias, que
funcionan como escuelas de formación de futuros sometimientos y
subordinaciones, instalándose las raíces del odio en la construcción de las
subjetividades.
-
Verdaderos "semilleros de odio" son cultivados en estos hogares con
estructuras jerárquicas, verticalistas y autoritarias que facilitan el abuso
del poder impregnados en las prácticas
de sus miembros. En esta dinámica, se pone énfasis en los deberes de los
subordinados y nunca en los derechos, por lo que la infancia crece en una
oscura conciencia de sus capacidades y sus derechos.
- Se
naturaliza y goza de alta estima la corrección mediante el golpe, la
humillación, la denigración por parte de la autoridad, de igual manera que el
respeto unidireccional de quién la imparte, anulando la posibilidad de defensa
de los más débiles.
- El
entrenamiento en la obediencia sin crítica, sin la posibilidad de un estímulo
reflexivo, anula la percepción del sí mismo, disminuyendo la autoestima y
convirtiendo a sus miembros en adeptos incondicionales de la violencia.
- El
antagonismo de géneros aprendido en la violencia de estos hogares condicionará
a los varones a una masculinidad que asocian a la agresión, la conquista y el
ejercicio de poder arbitrario con las mujeres y la niñez. La virilidad será
expresada por la fuerza que manifiesta
el grito, el golpe, la violación.
- No
sólo la identificación con la figura paterna lo llevará esas conductas, sino
también las ansias de recuperar el poder perdido en la infancia a manos de sus
progenitores, cuando los sentimientos de desolación y desamparo lo enfrentaban
a la convicción de estar totalmente desprotegido
-
Reviven ante su mujer y los niños que supuestamente están a su cargo "esa
vulnerabilidad de sus primeros años de vida que no consiguen recordar, y sólo
entonces, a la vista de esos seres humanos más débiles que ellos, se defienden
brutalmente".
- El
colectivo masculino vela porque así suceda,
hay que demostrar que se es un hombre y para ser hombre se tiene que
demostrar que no se es un niño, ni una mujer, ni un homosexual. La inseguridad
y precariedad de esta identidad hace que
se busque desesperadamente una seguridad que solo encuentra en el sometimiento
de otros seres.
Mientras
en los hombres las consecuencias del maltrato vivido en la infancia va a
proyectarse hacia afuera, en las mujeres, las graves injusticias y agresiones
infligidas en la infancia tendrán otro destino en el futuro, dada la
imposibilidad de defenderse y articular su rabia y su dolor. Estas experiencias no podrán ser integradas
en su personalidad y la hostilidad consciente o inconsciente se dirigirá contra
sí misma, bien contra su cuerpo (somatizaciones crónicas, dipsomanías,
drogadicciones, comer compulsivo o falta de apetito etc.) o hacia quienes
consideran parte de ella misma, su descendencia.
"Un
niño o niña que haya sido abusado no se convertirá en criminal o mentalmente
enfermo si, por lo menos una vez en su vida, encuentra una persona que comprenda
que no es el niño o la niña abusado/a e impotente quien está enfermo/a. sino su
entorno. Hasta tal punto el conocimiento o la ignorancia de la sociedad
(parientes, asistentes sociales, terapeutas, profesores, doctores, psiquiatras,
funcionarios, enfermeras) pueden salvar o destrozar una vida".
Los
datos de investigaciones internacionales dan cuenta que uno de los principales
problemas sociales es el abuso infantil
*95% de
los abusadores infantiles fueron ellos mismos abusados durante su niñez.
*80% de
los que abusan de drogas y alcohol fueron abusados durante su niñez
*80% de
los niños que se fugan de sus casas citan al abuso como causa.
*95% de
las prostitutas fueron abusadas sexualmente.
*78% de
la población en las prisiones fueron también abusados durante su niñez.
Los
múltiples efectos del trauma de ser abusado/ a no sólo está en el hecho en sí
mismo, sino en la baja autoestima y el pobre concepto que tenga de su persona,
que lo deja en estado de vulnerabilidad, favoreciendo el riesgo de seguir
siendo abusado con el sentimiento de culpabilidad que estos hechos producen.
Conociendo
esto es fundamental que nos concienciemos de que tenemos que comprometernos,
utilizando todas nuestras energías y todos nuestros recursos para prevenir,
intervenir y tratar el abuso y la negligencia infantil de manera que las
futuras generaciones tengan la oportunidad que merecen de lograr su potencial
humano.
La
agresión de la palabra y la humillación en frases como:"Sos un
inútil" o "Nunca vas a llegar a nada", es un ataque al
"sí-mismo" que impiden desarrollar su potencial humano y un sentido
estable y positivo de quienes son. Por el contrario "esta vez lo has hecho
muy bien" o "la próxima vez te saldrá mejor" aumentan la
autoestima, sentimiento necesario para prevenir el daño de cualquier tipo de
abuso.
Pautas educativas para la prevención del abuso
infantil
1. Lograr que niños y niñas
adquieran seguridad y autoestima. Hay un
ejercicio que los padres y las madres, así como profesores y profesoras deberían
hacer : anotar en un papel las veces que han reprendido por equivocaciones o
acciones incorrectas. Si al final del día resulta que hubo más reprimenda que
estímulos, tendrán que revisar sus métodos educativos. Se logra más estimulando
un buen comportamiento que reprendiendo uno inadecuado.
2. Evitar cualquier agresión física
como el tirón de pelos o la cachetada. El castigo físico todavía goza de alta
estima en nuestra sociedad utilizado como método para mejorar la conducta, sin
embargo al niño o la niña educados en estas pautas le da la percepción de que
otros pueden hacer uso de su cuerpo. Y si las personas que deben protegerlo
agreden su cuerpo, entonces creerán que también pueden usar a los otros para lo
que quieran.
3. Manejar cotidianamente el concepto
de derecho. De igual manera como enseñamos la importancia de la higiene para la
salud, se debe trabajar los derechos del niño y la niña. Desde muy pequeños se
darán cuenta que tienen derechos y no permitirán que el padre, la madre o los
hermanos mayores abusen de ellos. Ejercer los derechos en familia es una
práctica de respeto y democracia.
ABUSO
SEXUAL INFANTIL
Este es
un hecho en el cual un adulto, para su propia finalidad sexual, se aprovecha de
la búsqueda de afecto y atención que todo niño o niña necesita, sin importarle
que le pasa a la criatura.
La
sexualidad adulta irrumpe de forma invasiva en el desarrollo psicosexual del
niño o la niña sin que pueda resistir al avance del adulto, debido a su falta
de conocimiento del significado social y de los efectos psicológicos de los
encuentros sexuales. Perturbando la relación del niño o la niña con su cuerpo y
el descubrimiento sano de su sexualidad.
Se hace
necesario diferenciar entre abuso sexual llevado a cabo por un desconocido en
el que generalmente el abusador goza sometiendo a su víctima por la fuerza y el
terror, haciéndola sufrir, dónde puede estar presente la violación. Del abuso
sexual llevado a cabo por un conocido o familiar donde existe un lazo afectivo
al que se llama incesto.
"El
factor que determina que el abuso sexual sea considerado como incesto es la
violación del vínculo de confianza."
Sabemos
que la prevalencia es mayor en los último
caso donde generalmente se inicia un proceso que puede durar años, donde
el abusador manipula la confianza y el afecto y el vínculo de la
criatura realizando hechos que van desde el manoseo de los genitales,
obligar a la masturbación, relaciones buco-genitales, hasta la penetración.
A
diferencia del abuso físico, donde las experiencias extremas son el dolor, el
miedo y la impotencia, las experiencias extremas en el caso de abuso sexual son
el goce sexual, la manipulación de los lazos afectivos, un discurso
culpabilizante, así como la obligación del silencio y el secreto.
Pautas específicas de prevención del abuso sexual
infantil
1. Respeto por el cuerpo. La idea
de "mi cuerpo es mi territorio" debe ser un lema para niñas y niños.
"Es mi territorio y nadie lo toca sin mi permiso" .
2. Identificar las partes intimas
del cuerpo.
3. Reconocer diferentes tipos de
caricias. Se recomienda enseñarles a niños y niñas:
- Tu cuerpo es tuyo
- Tienes derecho a decir quién te acaricia y
como te acaricia.
- Si alguien te acaricia de una forma que no
te gusta y te hace sentir raro o rara es correcto decir "no"
- Desconfía si alguien te hace una caricia y
te dice que no le cuentes a nadie
- Si te dicen que mantengas el secreto, no lo
aceptes y dí "yo lo voy a decir"
4. Aprender a decir que no. La idea
de respeto a las personas mayores no debe confundirse con incondicionalidad
hacia ellos, porque puede generar la idea de que los menores están al servicio
de los adultos.
5. Saber que hay secretos que no
pueden quedar guardados. Los niños y las niñas deben saber que la mayoría de
las personas de su entorno, los aman y los protegen, pero también deben saber
que entre esas personas hay algunas que tienen comportamientos abusivos y que a
veces quieren jugar con sus partes íntimas y después pedirles que no cuenten
nada. Esto se tiene que contar cuantas veces sea necesario hasta que alguien lo
ayude.
Comments
Post a Comment