Honestidad brutal

Si algo tiene de bueno América es que el tonto del pueblo puede llegar a presidente - aunque el tonto del pueblo en este caso sea Bush. Aquí puedes tener la idea más loca o la teoría mas peregrina, que siempre vas a encontrar a alguien que te respete, te apoye y te anime a seguir tu propio camino. Puedes inventar el aparato más inútil o escribir el poema más ordinario que te puedas imaginar, siempre encontrarás alguien que te apoye. Incluso sin estar de acuerdo contigo, te pueden decir "lo que haces es una puta mierda, pero le pones ganas así que te apoyo".

Las cosas en España son diferentes. El deporte nacional es ponerle la pierna encima al vecino no sea que sus logros hagan que los que te respetan se den cuenta de que eres solo un mierda. No es por tener ideas propias, es simplemente por existir: allí se tira abajo a cualquiera que intente sobresalir, no importa por qué.

Me han llamado fascista y no sé si sentirme ofendida o agradecida. El fascismo es una cosa mala que personalmente odio - de ahí la ofensa. Al mismo tiempo, que alguien se tome la molestia de dejar aparte pluma u ordenador, que malgaste horas de productivo trabajo literario en leerse el blog de esta modesta escritora le sube la moral a una. El insulto sin fundamento es una forma más de confirmarme que algo estaré haciendo bien, que la uña estará tocando un nervio dentro de la llaga donde me gusta meter el dedo. Me ha venido bien para dejarme de entradas y salidas con estas y con aquellas y centrarme otra vez en lo mío que es escribir y aprovechar el chollo que ya mismo empiezo otra vez las clases y lo bueno se acaba (voy a estar super estresada).

Yo sé que soy radical en algunas cosas como lo de pedir la pena de muerte para violadores o que legalicen la prostitución para que las prostitutas puedan tomar las riendas de su propio cuerpo y sus economías (¿qué hay más peligroso que una mujer que no depende de un hombre?). De radical a fascista, creo que hay un buen paso. Vamos, un paso enooooooooooooorme. Si servidora fuera fascista en lugar de sobre la necesidad de contacto o calor humano, rehabilitación y oportunidades, estaría escribiendo sobre campos de concentración para vagabundos. Si servidora fuera fascista, estaría escribiendo sobre la necesidad de jubilación anticipada y encierro en cárceles sin llave para ciertos escritores de medio pelo (sentimiento ambiguo porque son los que más tiempo tienen para leer este blog).

Fascista, niñata reaccionaria, imitadora de Anaïs Nin... ¿No tiene Antonio Banderas un libro con recortes sobre las historias que le inventan? pues yo voy a llevar una lista de los insultos que empiezan a lloverme. Lastima no saber quien los vierte...

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