Multiculturalismo

Aznar ha estado estos días en Washington. No fui a la conferencia porque mi devoción pepera no llega a tanto, no he leído en la prensa una transcripción completa aunque me ha llegado la cantinela de que Aznar dijo que el multiculturalismo divide y debilita a las sociedades y no favorece la tolerancia ni la integración. Mi primera reacción es: “¿qué es multiculturalismo me preguntas mientras clava tu pupila en mi pupila azul? Multiculturalismo eres tú!”. A este hombre deberíamos darle un azucarillo por tonto.

Creo que ya he escrito otras veces sobre como al entrar a trabajar en mi banco sentí que acababa de entrar en la ONU. Paquistaníes, hindúes, panameños, ecuatorianos, americanos blancos, afroamericanos, jamaicanos… parecíamos los Juegos Reunidos Geyper. Después de cuatro años en esta empresa y cinco en EEUU no me trago que el multiculturalismo divida y debilite. Al contrario, une y enriquece.

El multiculturalismo mal entendido es lo que divide. El darle privilegios legales a unos y a otros basados en su religión, por ejemplo. Hablo de “privilegios legales” porque estoy muy a favor de lo que aquí se llama affirmative action que es discriminación positiva en lo laboral a favor de las mujeres y las minorías étnicas mmmmm Complicado. Lo sé. Si hay discriminación positiva laboral es por ley, ¿por qué estoy en contra de otros privilegios legales? Porque soy la viva imagen de la contradicción ¿qué vamos a hacerle? Tampoco es que sea gran cosa pero una diferencia que noto es que cuando vas a buscar un empleo no te preguntan estado civil o número de hijos. Eso sólo te lo preguntan cuando ya estas contratada junto a tu número de la seguridad social por el tema del seguro médico y los impuestos. Pero nunca de antemano. En España a día de hoy se sigue preguntando y hablando sobre la situación civil de una persona en las entrevistas de trabajo y se pueden leer esas preguntas en formularios para buscar trabajo o dejar tu currículo en agencias de empleo.

Multiculturalismo no es sinónimo de muchas leyes sino de muchas culturas. En España o en EEUU o en otros países tienen cabida ochocientas mil culturas. Lo que hay que hacer es respetar las leyes de cada país. Si no recuerdo mal en Amanece que no es poco hay un personaje que no hacia algo “porque mi religión me lo impide”. En EEUU hay mucha gente que se utiliza su religión como excusa para no hacer nada, lo mismo que en España había gente que no movía un dedo por sus ideas políticas. Si no quieres mover un dedo, allá tú, atento a las consecuencias. Hay gente que se escuda en la religión para hacer cosas que no son legales en el país de acogida o que no están reglamentadas. ¿Qué pasa cuando una familia que practica la ablación de clítoris llega a un país donde la ley no habla del tema? ¿qué pasa con los asesinatos de honor? En esos casos sí se debería modificar la ley para condenar la ablación de clítoris, los asesinatos de honor (que no sólo se dan en África o en Latinoamérica, aunque parezca mentira se siguen cometiendo en España y EEUU) y otras formas de control heteropatriarcal sobre el cuerpo y la mente de las mujeres. Creo que algo así se hizo en Cataluña con el tema de la ablación.

Ni religión, ni multiculturalismo ni pollas: no se puede ir a un país libre buscando un futuro mejor esperando que tu mujer y tus hijas sigan siendo tus sirvientas. El que es un bestia, es un bestia sea cristiano, musulmán o budista. Es machista de puro bestia y se siente reivindicado y protegido por la interpretación que haga del libro sagrado de turno. Si en los países de acogida les damos manga ancha con el rollo de ser más modernos que nadie, más multiculturales que nadie y más chulos que un ocho apaga y vámonos. Cultura, sí. Maltrato, no.

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