Violadores sin castigo
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Georgina Higueras, El País
Una
mujer es violada en Pakistán cada dos horas, y cada día tres mujeres se
enfrentan al horror de una violación múltiple. Como si se tratara de un rito,
participan todos los miembros de la banda o del grupo que recurre a esta
espantosa práctica para satisfacer sus instintos más primarios o por venganza,
pero no necesariamente contra la mujer, sino contra algún varón de su familia.
Lo más grave, sin embargo, es que los violadores seguirán paseándose inmunes
ante sus víctimas. Ante la oposición de los radicales islámicos, el presidente
Pervez Musharraf rompió su compromiso de impulsar la Ley de Protección de la
Mujer y dejó en la estacada a decenas de millones de mujeres, sobre todo de las
clases más desfavorecidas del país. Son mujeres en muchos casos ignorantes que
sufren el yugo del extremismo islámico.
El
Gobierno paquistaní pospuso la semana pasada la presentación en el Parlamento
de un proyecto a ley que agilizaba el proceso legal para enjuiciar a los
violadores. El proyecto escandalizó a los partidos islámicos, que lo
consideraron una blasfemia y reaccionaron con virulencia ante la propuesta de
que cuestiones como el adulterio o la violación fueran enjuiciadas por el
Código Penal en lugar de por la llamada ordenanza Hudood, redactada según
criterios de la ley islámica (sharía).
La
ordenanza Hudood, promulgada en 1979 por el entonces presidente Mohamed Zia ul
Haq, exige que la mujer que denuncie una violación tenga cuatro testigos
varones que corroboren los hechos. De lo contrario, puede ser acusada de
adulterio, lo que la condena inmediatamente a la cárcel e incluso puede
conducirla a la muerte. Evidentemente, en estas circunstancias no hay casi
ninguna mujer que se atreva a denunciar a sus violadores.
La Ley
de Protección de la Mujer, fruto de la presión de la Comisión de Derechos
Humanos de Pakistán (HRCP) y de otras organizaciones no gubernamentales de
apoyo a la mujer, además de los Gobiernos occidentales, fue debatida durante
meses con los distintos partidos que integran el Parlamento paquistaní. Para
conseguir su aprobación, el Gobierno había aceptado tres enmiendas presentadas
por la Alianza de Partidos Islámicos que casi reducían a papel mojado la ley.
Pese a ello, la retiró el día de la votación para aplacar las furias
islamistas, que argumentaban que la sharía no es obra del hombre sino de Alá.
El
calvario que sufren las mujeres paquistaníes salió a la luz tras el escándalo
de la violación múltiple de Mujtar Mai, una maestra de 30 años que se atrevió a
denunciar la barbarie que le impuso un consejo popular. El caso de Mujtar Mai
conmocionó a la opinión pública internacional. El consejo de ancianos
(Panchayat) ordenó que Mujtar fuese violada por seis hombres en castigo por las
relaciones sexuales que su hermano menor, de 12 años, mantenía con una mujer de
30 años de la tribu mastoi. Los mastoi consideran una casta inferior a los
guyar, tribu a la que pertenecen Mujtar y su hermano; de ahí la gravedad de la
falta cometida por el joven, que exigía un pago que restableciera el honor de
la tribu. El propio padre de Mujtar debió entregarla a sus violadores ante más
de cien testigos.
Musharraf,
que pretende presentarse ante Estados Unidos, su "aliado estratégico",
como un general moderado y demócrata, se manifestó a favor de aliviar la
situación de las mujeres. El proyecto habría incluido la violación en el Código
Penal, aunque las enmiendas aceptadas volvían a dejar el ultraje de la mujer
bajo jurisdicción islámica. El juez podía pasar el caso a un tribunal secular si
las circunstancias lo requerían.
La
retirada del proyecto de ley ha sido otro jarro de agua fría para quienes
sueñan con la democratización de Pakistán y culpan a Musharraf de la deriva
islamista que vive el país. "Presume de liberal moderado y es un dictador
militar", afirmó el jueves pasado Imran Jan, un antiguo jugador de críquet
-el deporte por excelencia de Pakistán-, que logró un escaño en el Parlamento. "Está
claro que Musharraf prefiere calmar a los extremistas antes que defender a las
mujeres", declaró la activista Bushra Gohar.
El 'blog' de Mujtar
"Lucharé
mientras siga viva", afirma en su blog Mujtar Mai, para quien la
absolución de cinco de los seis hombres que la violaron en 2002 mantiene
despierta su pesadilla. Mujtar, con ayuda de una periodista de la cadena
británica BBC, escribe su diario en la web, empeñada en buscar justicia para
ella y para los más de 70 millones de mujeres que habitan en Pakistán.
Maestra
en un pueblo de la provincia de Lahore (este de Pakistán), Mujtar se convirtió
en una celebridad después de que construyera una escuela con la indemnización
de 7.160 euros que le pagó el Gobierno al ganar en 2004 el juicio por su
violación. En su blog recoge los casos de quienes acuden a pedirle ayuda: niñas
violadas como Nasem Bibi, de 9 años; mujeres como Shamshad Bibi, violada por un
grupo, tirada después a un pozo, paralizada como consecuencia y enfrentada a la
policía, que la acusa de sexo consentido; familiares de jóvenes matados a palos
y otras historias. "Maldades que están tan enraizadas en la sociedad, que
no será fácil librarse de ellas".
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