El padre maltratador

* * * traducción no literal de un artículo de Lundy Bancroft, puedes leerlo en inglés y consultar la bibliografía siguiendo este enlace: http://www.stopfamilyviolence.org/info/custody-abuse/overview/the-batterer-as-parent.

EL MALTRATADOR COMO PADRE
de Lundy Bancroft

Los maltratadores tienden a criar a sus hijos de forma autoritaria, negligente o verbalmente abusiva. Los efectos de estas y otras formas de debilidad parental pueden ser intensificados por la experiencia traumática de haber sido testigos de violencia doméstica.

Estos son algunos rasgos típicos de los maltratadores:

CONTROL. La coerción está ampliamente reconocida como una característica del maltratador. Un maltratador puede obligar a su pareja que aborte o prohibírselo, minar su autoridad sobre los hijos y maltratarla cuando está enfadado por algo que hayan hecho los hijos. Las mujeres maltratadas tienden a cambiar la forma en la que tratan a sus hijos según esté o no su pareja delante.

PREPOTENCIA. El maltratador considera que ocupa un puesto especial dentro de la familia y que tiene el derecho a usar la violencia doméstica según estime necesario. Esta actitud prepotente puede llevarle a ser egoísta y egocéntrico. Por ejemplo, puede ponerse violento si siente que su pareja le presta más atención a los niños que a él. En este ambiente es difícil que los niños tengan sus necesidades cubiertas y los deja mas vulnerables a un intercambio de roles en el que se les responsabiliza de cuidar al padre maltratador.

POSESIVIDAD. Se ha observado que los maltratadores a menudo perviven a sus parejas como objetos de su propiedad. A veces esta posesividad se extiende a los hijos lo que, en parte, explica el elevado porcentaje de abusos físicos y sexuales de niños perpetrados por maltratadores. Esto también explica que los maltratadores pidan la custodia de sus hijos con más frecuencia que los padres no maltratadores.

Otras características de los maltratadores que pueden tener un impacto importante en los hijos incluyen la manipulación, la negación y minimización del abuso, el maltrato en diferentes parejas y la resistencia a cambiar.

INFLUENCIA DEL MALTRATO EN LA PARENTALIDAD

Los rasgos mencionados arriba influencian la parentalidad de los hombres que maltratan a sus parejas y tienen una influencia negativa en los menores al crear modelos que perpetúan la violencia, minar la autoridad de la madre, vengarse de la madre por intentar proteger a los niños, introducir fisuras o divisiones en la familia, y utilizar a los niños como arma contra la madre

1. Creación de modelos que perpetúan la violencia: los hombres que han sido testigos de violencia doméstica en su infancia muestran índices increíblemente elevados de violencia doméstica contra sus parejas. Diferentes estudios sugieren que esta conexión es un resultado más de los valores y actitudes que los chicos aprenden al ser testigos de violencia doméstica que del trauma en sí. Las hijas de mujeres maltratadas presentan mayor dificultad para salir de relaciones abusivas cuando son adultas. Se ha observado que tanto niños como niñas aceptan diferentes aspectos del sistema de creencias del maltratador incluyendo el punto de vista de que las víctimas tienen la culpa, que las mujeres tienen a exagerar histéricamente cuando denuncian el maltrato y que los hombres son superiores a las mujeres.

2. Minar la autoridad de la madre: la violencia doméstica destruye inherentemente la autoridad materna porque el abuso verbal y la violencia del maltratador proporciona un modelo de conducta de rebelión y agresividad hacia la madre. El resultado previsible, confirmado por numerosos estudios, es que los hijos de mujeres maltratadas presentan una tendencia más elevadas a desobedecer a sus madres y ser violentos. Algunas mujeres maltratadas han contado cómo su pareja le ha impedido coger a un bebé que lloraba, ayudar a un niño que estuviera herido o asustado y proporcionar cualquier otro cuidado físico, emocional o médico. Este tipo de interferencia puede hacer que los niños sientan que su madre no se preocupa por ellos o no es digna de confianza. El maltratador puede reforzar estos sentimientos condicionando verbalmente a los niños con frases como “ tu madre no te quiere” o “mamá sólo se preocupa por ella misma”.

3. Vengarse de la madre por intentar proteger a los hijos: una madre puede ser amenazada o asaltada si intenta evitar que el maltratador maltrate a los niños o puede ver cómo él maltrata más a los niños para castigarla por haberle plantado cara para protegerlos. De este modo, con el tiempo puede verse obligada a dejar de intervenir a favor de sus hijos. Esta dinámica puede hacer que los niños perciban a la madre como indiferente ante el maltrato que sufren a manos de su padre y puede hacer que los servicios sociales consideren que no hace lo suficiente para protegerlos.

4. Dividir a la familia: algunos maltratadores usan el favoritismo para crear relaciones especiales con uno de los niños en la familia. Como han señalado algunos investigadores, el favorito suele ser un varón y el maltratador suele crear un vínculo con él alentando parcialmente un sentimiento de superioridad sobre las mujeres. Los maltratadores también pueden crear o alimentar tensiones internas deliberadamente. Estos comportamiento manipuladores son un factor muy probable en la alta incidencia de conflicto y violencia entre hermanos que se observa en las familias expuestas a la violencia doméstica.

5. Usar a los hijos como armas: muchos maltratadores utilizan a los hijos para herir o controlar a la madre mediante tácticas que van desde destrozar las posesiones de los niños para castigar a la madre a pedirles a los hijos que espíen las actividades de la madre o amenazar con secuestrar o pedir la custodia exclusiva de los niños si la madre intenta acabar la relación. Estos comportamiento meten a los niños en el patrón de comportamiento del maltratador. Después de la separación, muchos maltratadores utilizan las visitas no vigiladas como una oportunidad para seguir maltratando a la madre a través de los hijos.

MALTRATO, PROTECCIÓN Y CUSTODIA

En el contexto de la violencia doméstica las decisiones sobre la protección de los menores, la custodia y las visitas deben ser tomadas teniendo en cuenta los comportamientos parentales destructivos exhibidos por muchos maltratadores y su efecto en los niños y en sus madres. Estos comportamientos tienen implicaciones especialmente importantes en los niños que sufren dos tipos de heridas psicológicas: una por exposición al maltrato y otra como resultado de la separación o divorcio entre sus padres.

Algunos elementos que conviene examinar cuidadosamente cuando se orquestra la intervención en estas familias incluyen:

- No ignorar la necesidad de recuperación de los niños: hay un gran consenso en que la recuperación de los niños tras su exposición a la violencia doméstica y tras el proceso de divorcio está directamente relacionada a la calidad de su relación con la madre y sus hermanos. Por tanto, además de consideraciones sobre su seguridad, basándose en comportamientos pasados, las decisiones judiciales deberían tener en cuenta la probabilidad de que el maltratador continúe minando la autoridad materna, interferir en la relación madre-hijo o crear tensiones entre hermanos. A que los niños necesitan sentirse seguiros para recuperarse de un trauma, los tribunales de familia o juveniles quizá no quieran dejar al niño al cuidado de un maltratador sin la vigilancia de una tercera persona aun incluso en el caso en el que el niño sienta un fuerte vinculo o afecto por el maltratador.

- Tomar las decisiones adecuadas, especialmente a la hora de otorgar la custodia: el historial de comportamientos agresivos del maltratador y cómo afecta ese maltrato a su parentalidad deben ser investigados cuidadosamente buscándose cualquiera de los rasgos mencionados anteriormente y prestándose especial atención a los niños que puedan convertirse en objetos con los que seguir maltratando a la madre. Los tribunales deben asegurar que los evaluadores del tribunal han recibido un entrenamiento exhaustivo sobre las múltiples fuentes de riesgos que supone para los niños el contacto no supervisado con el padre maltratador.

- Alentar la relación padre-hijo de un modo seguro: excepto en los casos donde los niños sienten verdadero terror hacia el padre maltratador o han sido directamente maltratados por él, los niños tienen a desear tener cierto grado de contacto con su padre. Este contacto puede ser beneficioso siempre y cuando se proporcionen una serie de medidas de seguridad tanto para los niños como para la madre y siempre que al maltratador no se le dé la oportunidad de causar un retraso en la recuperación emocional de los niños. Estos objetivos pueden ser alentados mediante un acuerdo de custodia que tenga absolutamente en cuenta la violencia en el hogar causada por el maltratador y a través del uso de las visitas supervisadas por un profesional idealmente en un centro seguro. Cuando se estime que las visitas no supervisadas son seguras, el uso de visitas relativamente cortas que no incluyan quedarse a dormir por la noche pueden reducir la habilidad del maltratador de dañar la relación madre-hijo, limita su influencia negativa en el comportamiento y sistema de valores del niño y aseguran que el niño en el niño se sienta protegido y a salvo al mismo tiempo que permite que sienta una conexión continuada con el padre.


© Lundy Bancroft, Stop Family Violence
Fuente: http://www.stopfamilyviolence.org/info/custody-abuse/overview/the-batterer-as-parent

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