Nonie Darwish: “Las mujeres musulmanas no suelen hablar de política”

© Nonie Darwish, Moshé, El Reloj
Fuente: http://www.elreloj.com/article.php?id=22044

UN CASO MUY PARTICULAR
EL RELATO INSÓLITO DE UNA ESCRITORA Y PERIODISTA EGIPCIA
QUE NO ODIA PRECISAMENTE A LOS JUDÍOS Y A ISRAEL


En la mañana del 11 de julio de 1956 llegó el General Mustafá Hafeetz a su despacho. Como jefe de la inteligencia militar egipcia en Gaza y el Sinaí, tenía una agenda muy nutrida: preparación de incursiones en territorio enemigo, deliberaciones con “fedayines” que debían realizar los operativos, localización de posibles objetivos en la “Palestina ocupada”. En definitiva, organizar la campaña terrorista que segó la vida de 400 israelíes, casi todos civiles, causando heridas a otros 900. Pero no sería un día como cualquier otro: sobre su escritorio había un paquete que llevaba su nombre. Era, supuso, uno de los libros que había encargado. Cuando lo abrió resultó ser otra cosa: estalló con fulminante estallido. El alto cargo murió en el acto. Otras personas presentes resultaron heridas. La viuda y sus hijos regresaron de inmediato a El Cairo. Se trataba de una contramedida de la inteligencia israelí, que sabía de las actividades terroristas realizadas por el alto mando egipcio conjuntamente con los palestinos de Gaza.

Muchos años más tarde un embajador egipcio llegó a Gaza. Era uno de los hijos del general Hafeez, y fue objeto de un recibimiento particularmente cordial como invitado de honor de Yasser Arafat. Entre los numerosos honores brindados a su persona, se realizó una ceremonia especial en la escuela que todavía lleva el nombre de su padre, considerado por todos un héroe. Repentinamente, se sintió muy mal y se desmayó. Fue conducido de inmediato al hospital, en donde se le diagnosticó un derrame cerebral. Los médicos confesaron que su estado era muy grave, y dijeron que lo único que podían recomendar es que fuera trasladado con toda urgencia… al hospital Hadassa de Jerusalén. Así se hizo, y los cirujanos del prestigioso establecimiento médico le salvaron la vida. Ahora, está casi totalmente restablecido. A pesar de todo todavía le guarda rencor a Israel, pero ha cambiado de opinión en un aspecto: ya no considera que los israelíes sean aquellos monstruos que le enseñaron en su niñez.

Ahora, una de las hijas de ese general y hermana del embajador salvado en Israel, Nonie Darwish, ha publicado un libro. Se intitula ”Now they call me infidel”. (Ahora me llaman la infiel), en el que explica “porqué he renunciado al jihad”. En él relata, entre otras cosas, que antes de 11-S estuvo de visita en Egipto, y regresó en la noche del 10 de septiembre. Al saber al día siguiente lo que ocurría en Nueva York, se quedó pasmada y aterrorizada como muchos otros. “Cuando vi el segundo avión que se estrellaba contra las Torres Gemelas, comprendí de inmediato que el “jihad” había llegado a América…” Agrega que llamó a varios de sus amigos egipcios, todos ellos intelectuales, para saber en qué medida repudiaban los atentados, y se quedó atónita cuando “sin excepción alguna”, todos le indicaron que se trataba de una conspiración urdida por los israelíes, ya que no podía ser un acto cometido por árabes.

Esta egipcia convertida en ciudadana norteamericana se radicó en EE.UU. en 1978 cuando tenía 30 años. Antes se había dedicado al periodismo en su país. En un reportaje que le hizo esta semana el diario “Maariv” se refiere a los problemas que tiene con la comunidad musulmana norteamericana. “Confieso que lo que hago es excepcional. Las mujeres musulmanas no suelen hablar de política. No es aceptable. Sí –confiesa luego- temo por mi vida, y no suelo conceder interviús a la prensa árabe… Miren lo que ocurrió a la Dra. Waffa Sultan desde que Al Jazira le hizo un reportaje en febrero de 2006, en el que dijo que ‘el Islam no es solamente una religión, sino una ideología política que preconiza la violencia”. No deja de recibir amenazas orales y escritas.

En el libro se refiere a su niñez (tenía seis años cuando su padre murió) y su endoctrinamiento anti-israelí, propio de los niños de su edad tanto en Gaza como en Egipto. En un artículo publicado meses atrás en el Daily Telegraph de Londres, intitulado “Criados para odiar” la Sra. Darwish se expresa así: “En la escuela de Gaza aprendí el odio, la venganza y la represalia. La paz nunca era una opción, pues se consideraba un signo de derrota y debilidad. Cantábamos canciones en que se llamaba "perros" a los judíos (en la cultura árabe los perros se consideran impuros).

“Estaban prohibidos la crítica y el plantear preguntas. Cuando formulaba alguna se me decía: "Los musulmanes no pueden amar a los enemigos de Dios, y aquellos que lo hagan no recibirán clemencia en el infierno". Cuando era joven visitaba en El Cairo a una amiga cristiana durante las oraciones del viernes, y ambas escuchábamos los ataques verbales contra cristianos y judíos que salían de los altavoces exteriores de la mezquita. Decían: "Que Dios destruya a los infieles y a los judíos, los enemigos de Dios. No debemos frecuentarlos o hacer tratos con ellos". Escuchábamos a los muecines y respondíamos: "Amén".

“ Mi amiga parecía asustada; yo estaba avergonzada. Allí fue cuando me di cuenta por vez primera de que había algo que estaba muy mal en el modo en que se enseñaba y practicaba mi religión. Por desgracia, la manera en que fui educada no es una excepción. Centenares de millones de musulmanes se han criado con el mismo odio a Occidente y a Israel como elemento de distracción de los fracasos de sus líderes. Las cosas no han cambiado desde que era pequeña, allá por los años 50”.

En otra oportunidad, la distinguida escritora se lamentó amargamente del estado de la sociedad musulmana, preguntándose: “¿Es sorprendente que, tras décadas de adoctrinamiento en una cultura del odio, esa gente odie verdaderamente?” Y a ello responde: “La sociedad árabe ha creado un sistema de dependencia del miedo a un enemigo común. Es un sistema que les ha traído la tan necesarias unidad, cohesión y conformidad, en una región donde los feudos tribales, la inestabilidad, la violencia y la corrupción egoísta han hecho estragos. Los líderes árabes culpan a los judíos y a los cristianos en lugar de proveer de buenas escuelas, carreteras, hospitales, viviendas, empleo o esperanzas a sus pueblos”.

“He vivido en esa zona de guerra, dictaduras opresoras y estados policiales durante 30 años. Los ciudadanos competían por complacer y glorificar a sus dictadores, pero miraban para otro lado cuando unos musulmanes torturaban y aterrorizaban a otros musulmanes. Fui testigo de las matanzas de chicas por cuestiones de honor, de la opresión de las mujeres, de la mutilación genital femenina, de la poligamia y sus efectos devastadores sobre las relaciones familiares. Todo esto está destruyendo la fe musulmana desde dentro”.

Nonie Darwish puede ser la excepción de la regla, pero no está sola. Más y más intelectuales árabes comienzan a comprender el cariz de los problemas del Medio Oriente, y se oponen a la radicalización de la sociedad musulmana y a su odio contra Israel. Lamentablemente, hasta ahora son una ínfima mayoría. Esperemos que el raciocinio y el progreso en algunas esferas árabes logre superar la corriente principal, e inicie una nueva tendencia más comprensiva para con la realidad de Israel y su deseo de vivir en paz con el mundo árabe.

© Nonie Darwish, Moshé, El Reloj
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