Rosa Montero: Corazón
© Rosa
Montero, El País
Un
catedrático de cardiología llamado José Abellán ha dicho que "lo que más
protege al hombre de riesgos cardiovasculares es estar casado con una mujer
(...) que no trabaje fuera de casa". Es posible; probablemente la mujer
cocinará comidas más sanas, y además convivir con un ama de casa es por lo
general un chollo inmenso, porque es como disponer de una secretaria, una enfermera,
una recadera, una doncella, una administradora, una contable, una costurera,
una telefonista, una confidente, una recepcionista, una nurse (si hay niños),
una veterinaria (si hay mascotas), una chófer (si hay coche) y así hasta
solventar todas las necesidades imaginables. Vamos, que te facilita la vida de
tal modo que tu nivel de estrés debe de descender muchísimo. Ya digo, puede que
sea cierto, pero esto no quita para que sea una observación terriblemente
sexista.
Y lo es
porque evidencia una verdad de Perogrullo, a saber, que, pese a lo mucho que
han mejorado las cosas, la visión de la realidad sigue siendo prioritariamente
masculina. O lo que es lo mismo, el varón todavía es la medida del mundo, lo
normal, lo central, lo neutro, mientras que la mujer es lo otro, lo accesorio,
lo anormal, lo excéntrico. Es una visión sesgada que se aplica a todo. Por
ejemplo, a esas máquinas que se tragan el tiquet a la salida de los
aparcamientos. ¿Cuántas veces las mujeres tenemos que sacar medio cuerpo por la
ventanilla, o incluso bajarnos del coche, para llegar? Están colocadas a la
medida de un brazo masculino.
En
cuanto a la ciencia, aún hoy la mayoría de las investigaciones siguen centradas
en los hombres. Como ese cardiólogo que sólo habla del riesgo en los varones y
convierte a la mujer en un elemento secundario más de la salud viril, como el
aceite de oliva. ¿Y qué ocurre con el corazón femenino? Ya se sabe que, al
emanciparse, las mujeres están padeciendo más ataques coronarios: fuman, beben,
tienen más estrés. ¿Y por qué no se estudia si las profesionales con una novia
ama de casa (o con un esposo amo de casa, que también los hay) sufren menos
infartos? El sexismo es eso: que ni se te ocurra esta pregunta.
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