Micheline Calmy-Rey: "Suiza tiene un problema de integración con las minorías musulmanas y del Este"
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Cecilia Jan, Micheline Calmy-Rey, El País
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"Es verdad que puede haber dificultades con un apellido de Europa del
Este. Pero no hablaría de racismo"
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"Somos el único país que ha devuelto la fortuna de los dictadores a sus
países"
Suiza,
un país tradicionalmente de acogida de inmigrantes, donde uno de cada cinco
residentes es extranjero, y que se enorgullece de su multiculturalismo, ve cómo
en los últimos años este modelo de integración se resquebraja. La iniciativa
lanzada por el Partido Popular Suizo, uno de los integrantes del Consejo
Federal (Ejecutivo) que gobierna en coalición, de recoger firmas para prohibir
la construcción de alminares, o el informe del relator especial para el racismo
de la ONU, alertando de tendencias xenófobas en el país, de 7,5 millones de
habitantes, ponen de relieve las reticencias de parte de la población ante la
llegada de inmigrantes musulmanes, africanos y de la Europa del Este.
La
socialista Micheline Calmy-Rey (Chermignon, 1945), presidenta de Suiza por
turno este año como miembro del Consejo Federal, y ministra de Asuntos
Exteriores, reconoce, en una entrevista con medios españoles el pasado lunes en
Ginebra, los problemas de integración de determinadas minorías. Por el
contrario, defiende la libre circulación de los naturales de la UE, que entró
en vigor el pasado viernes, aunque con una moratoria hasta 2011 para los países
del Este, que se incorporaron en 2004 y 2007. Calmy-Rey visitará España los
próximos días 11 y 12.
Pregunta.
¿Qué reacción han tenido los contrarios a la inmigración ante la entrada en
vigor del acuerdo de libre circulación con la UE, con la que Suiza ha eliminado
la cuota para los trabajadores comunitarios?
Respuesta.
La política de inmigración suiza privilegia la inmigración de la UE. La mayoría
de los residentes en Suiza son originarios de la Unión, son una cuarta parte de
la mano de obra suiza y un factor del dinamismo industrial suizo. Creo que no
plantea dificultades, todo lo contrario, pero es cierto que suscita miedos en
parte de la población, que puede temer que esta mano de obra sea una
competencia y les quite empleo. Por eso hemos tomado medidas complementarias, y
las personas que vengan estarán sometidas a las mismas condiciones salariales y
laborales que los residentes en Suiza.
P. ¿Qué
opina de la iniciativa de la derecha para prohibir la construcción de
alminares?
R. El
Partido Popular Suizo está recogiendo las firmas. En mi opinión, plantea
problemas de compatibilidad constitucional, y no creo que sea muy responsable
por parte de un partido nacional lanzar una iniciativa que pueda tener
consecuencias de seguridad para los suizos.
P. Un
informe reciente del relator de la ONU para el racismo alertó de las tendencias
racistas y xenófobas en Suiza.
R. Es
cierto que hay un 21% de población extranjera en Suiza, y que hay medio millón
de musulmanes. En la actualidad, Suiza topa con un problema de integración de
minorías cuya integración es más difícil que la de los españoles, portugueses o
países vecinos. La integración de estas poblaciones es un reto. Hoy en día, es
verdad que puede haber dificultades con un apellido que acabe en ich, de Europa
del Este. Pero no hablaría de racismo, es un problema al que se enfrentan tanto
Suiza como los demás países europeos, es un tema de apertura y de
liberalización.
P. El
acuerdo de libre circulación contempla la posibilidad de celebrar un referéndum
más adelante para revocarlo.
R. No
es nada seguro que se vaya a celebrar. Ha sido incluido para tranquilizar a los
que tenían miedo, pero creo que son tales las ventajas en términos económicos
que no veo cómo los suizos puedan decir que no.
P.
Suiza sigue arrastrando esa imagen de opacidad en su sistema bancario.
R.
Somos el único país que ha devuelto la fortuna de los dictadores a sus países,
por eso no creo que sea de recibo hacer estas acusaciones. Hoy día, la
legislación suiza es muy clara, y cuando existen fondos de dictadores,
consideramos que es de las poblaciones y los devolvemos, así lo hicimos con
Nigeria o Kazajistán. Estos mismos dictadores tienen fondos en otros países
europeos que siguen ahí.
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