¿Esposas temporales o prostitutas?
© Ángeles
Espinosa, El País
- Los
iraníes debaten si los matrimonios de un mes para poder tener relaciones
sexuales encubren la prostitución
Mehdieh
y Siavosh se han prometido amor... por un mes. Así se lo permite el matrimonio
temporal (sigheh) que contempla el islam chií. Pero ni siquiera su
incorporación a la ley tras la Revolución Islámica ha logrado vencer los
recelos que suscita en la sociedad iraní, tal como ha probado la polémica
desatada por las recientes declaraciones de un ministro partidario de
promoverlo. Dado que en Irán las relaciones sexuales fuera del matrimonio están
prohibidas y penadas, el sigheh ofrece una cobertura legal a jóvenes como
Mehdieh y Siavosh que no pueden afrontar una boda. Sin embargo, muchos iraníes
temen que sirva para promocionar la prostitución.
Maryam
hace un gesto de desconfianza cuando la periodista le menciona el matrimonio
temporal. "Sí, en el islam existe esa posibilidad, pero en nuestros días
las mujeres lo rechazan", explica. Más allá de cuestiones religiosas, el
énfasis que la sociedad iraní pone en la virginidad de las novias (con chequeo
ginecológico incluido) convierte la opción en una hipoteca de su futuro. Aunque
nadie hace alarde de ello, el sigheh es aceptado para viudas y divorciadas,
pero una virgen necesita el permiso de su padre, algo altamente improbable.
"Nosotros
hemos sorteado esa dificultad porque mi padre está enfermo", confía
Mehdieh, de 23 años y a punto de concluir sus estudios universitarios. "De
acuerdo con el islam, basta con nuestro compromiso personal; es la sociedad la
que nos exige firmar un documento", añade Siavosh, de 28, un hombre muy
religioso que parece bastante incómodo con el arreglo. Su trabajo en un puesto
de kebabs no le da para alquilar un piso, una condición sin la cual no puede
pedir la mano de Mehdieh. "Si tuviera el dinero, iría ahora mismo a hablar
con su familia", asegura. De momento, mantienen su matrimonio en secreto.
Su
angustia es compartida por millones de jóvenes. Por un lado, la ley islámica
vigente en Irán prohíbe las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Por otro,
el paro (que oficialmente ronda un 10%, pero que muchos economistas sitúan en
un 30%) y las dificultades económicas han retrasado la edad de la boda. Según
las autoridades la media es de 23 años para las mujeres y de 26 para los
hombres, pero un reciente estudio del Comité de Ayuda Imam Jomeini afirma que
en las zonas rurales, sacudidas por una fuerte emigración masculina a las
ciudades, las mujeres se están casando a los 30. La mitad de la población está
por debajo de esa edad.
Con ese
trasfondo, el ministro del Interior, el hoyatoleslam Mustafa Purmohamadi,
sugirió a principios del mes pasado promover el sigheh entre los jóvenes para
evitar "los problemas sociales que se derivan de la imposibilidad
económica para contraer matrimonio". Su propuesta desató tal polémica que
el portavoz del Gobierno, Gholamhosein Elham se vio obligado a tomar
distancias. "No es una idea de la administración. El ministro se expresó
en su calidad de clérigo", dijo. Hace 15 años ya hubo un intento oficial
de promover el matrimonio temporal como alternativa a las relaciones
extramaritales, pero la reacción social obligó a retirarlo.
"Quienes
lo critican es por falta de conocimiento", asegura el atoleslam Ali
Teimuri, un clérigo autorizado a firmar contratos matrimoniales, que señala las
condiciones de la costumbre. "El hombre no puede desatender a su esposa,
si ya está casado, y debe contribuir al pago de los gastos corrientes de su
nueva pareja". El islam permite el matrimonio hasta con cuatro mujeres,
algo cada vez más infrecuente en Irán. No hay limitación para el número de
sigheh, una institución que sólo acepta la rama chií de esa religión.
¿Y si
una joven universitaria virgen a la que su novio ha propuesto un matrimonio
temporal le pide consejo? "Le preguntaría si ve un futuro en esa relación,
si cree que puede desembocar en algo permanente y la formación de una familia",
responde. "Pero si el chico sólo pretende disfrutar de su cuerpo, entonces
le aconsejaría que no destruya su vida". No sólo la suya. Los posibles
hijos de esas relaciones quedan a expensas del reconocimiento paterno, a falta
de lo cual se les considera ilegítimos y carecen de derecho a la herencia.
"Renovamos
nuestro compromiso ante Dios de mes en mes para no olvidarnos de nuestro
acuerdo", interviene Siavosh cuando se menciona esa posibilidad. "Somos
adultos, pensamos en el futuro". Mehdieh confía en Siavosh y la actitud
cariñosa y protectora de éste, que en todo momento se refiere a ella como "mi
mujer", parece respaldarla.
Otros
han buscado una aplicación más utilitaria del sigheh. Una agencia de viajes ha
anunciado vacaciones en el Mar Caspio para las parejas que deseen un matrimonio
temporal. El paquete incluye alojamiento y un clérigo para registrar el contrato.
Y es que ocasionalmente algunas jóvenes liberadas también utilizan la fórmula
para viajar con sus novios y poder dormir en la misma habitación de hotel, o
evitarse problemas con la policía moral
Pecados legalizados
El
hoyatoleslam Ali Teimuri, clérigo autorizado a firmar contratos matrimoniales,
trata de explicar las bondades de esta polémica entre los iraníes. "Si uno
pasa delante de las universidades, los institutos o los parques, ve a chicos y
chicas que hablan y se tocan. No sólo pasa en Irán sino en todas partes. El
islam dice que hay que legalizar esa relación para que no sea pecado (haram)",
expone, "no podemos castigar a los jóvenes por esa necesidad".
Teimuri
compara el sigheh con una medicina. "Al enfermo no le gusta tomarla, pero
ve que le ayuda", argumenta. En su opinión, "las mujeres están
sensibles al respecto; tenemos que trabajar para que lo acepten sin que ninguna
se ofenda". Para él, se trata de una forma de matrimonio tan legítima como
el convencional.
"No
se trata sólo de que el hombre siga sus impulsos sexuales, sino también de
atender las necesidades afectivas de la mujer y de ayudarla en sus necesidades
económicas", precisa el religioso. Teimuri rechaza además un sigheh por
horas. "Eso no es aceptable. No les daría tiempo ni a salir de mi
despacho; para una semana, no tendría problemas, pero por dos horas no es
lógico".
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