10 mitos sobre violencia doméstica LGBT

* * traducción libre de un folleto de Amy Caffrey y LMFT sobre violencia doméstica entre lesbianas que cogí de no sé dónde durante el mes del Orgullo y que me he encontrado debajo de la última tanda de libros que compré en Strand la semana pasada.

MITO # 1 – LA VIOLENCIA DOMÉSTICA ES MÁS COMÚN EN RELACIONES HETEROSEXUALES QUE EN RELACIONES LGBT

No asumas que los homosexuales o las lesbianas son menos violentos que l@s heterosexuales. Después de leer estadísticas y estudios varios, las mejores predicciones sobre violencia doméstica entre parejas del mismo sexo demuestran que la incidencia de violencia doméstica en relaciones LGBT es del 25% - 32% (básicamente el mismo porcentaje de violencia que en la comunidad heterosexual. 1 de cada 4 lesbianas y 1 de cada 4 homosexuales han sido víctimas de violencia doméstica.

MITO # 2 – CUANDO UNA PAREJA DEL MISMO SEXO SE PELEA NO ES VIOLENCIA DOMÉSTICA. ES SIMPLEMENTE “UNA PELEA DE ENAMORAD@S” ENTRE IGUALES

No hay nada de igualitario o justo en la violencia doméstica. ser arrojad@ contra una pared o aguantar criticas interminables de tu pareja violenta no es justo ni equitativo. Es más, hablar de violencia doméstica como “una pelea de enamorad@s” trivializa la violencia doméstica y supone un consentimiento tácito para que continúe. Solo porque las dos personas involucradas sean del mismo sexo no lo convierte en una pelea entre “iguales”. Much@s homosexuales y lesbianas maltratad@s pegan a sus maltratadores para defenderse – que la agresión sea mutua es un mito. casi siempre hay un agresor principal y una víctima que actúa en defensa propia.

MITO # 3 – EL O LA MALTRATADORA SIEMPRE ES BUTCH (MÁS GRANDE, MÁS FUERTE). LA VÍCTIMA SIEMPRE ES FEMME (MÁS PEQUEÑA, MÁS DÉBIL)

La talla, el peso, que ese miembro de la pareja sea butch o femme y cualquier otro tipo de atributo físico y rol dentro de la pareja no es un factor indicativo de si una persona será maltratadora o maltratada. Una persona que mida 5’2” (***) proclive a la violencia y muy cabreada puede hacerle mucho daño a una persona que sea más alta, pese más y sea más fuerte pero no sea violenta. Un/a maltratador/a no necesita medir 6’4 y ser un/a jugador/a de rugby para destruir tu colección de CDs, pegarte con una lámpara, rajar tu ropa, arrojar cosas al suelo o decirle a todo el mundo en tu lugar de trabajo que eres un maricón o una tortillera.

MITO # 4 – L@S MALTRATADORES QUE MALTRATAN BAJO LA INFLUENCIA DEL ALCOHOL O LA DROGAS NO SON RESPONSABLES DE SUS ACTOS

La violencia es una opción y hay mejores opciones. Una persona es responsable de todos sus cactos. El alcohol o las drogas no son excusa para maltratar a nadie. Hay evidencias que demuestran que l@s maltratadores que lo hacen bajo el influjo del alcohol o las drogas son igualmente violentos y pegan lo mismo cuando están sobri@s. Si una persona que maltrata lo hace bajo el influjo del alcohol o las drogas, esa persona tiene dos problemas serios y bien diferenciados. Estar bajo el influjo del alcohol o las drogas no exime a una persona de la responsabilidad por sus actos o su conducta.

MITO # 5 – LA LEY NO PROTEGE Y NO PROTEGERÁ A LAS VÍCTIMAS DE VIOLENCIA DOMÉSTICA LGBT

En cierto modo, esto depende de donde vivas. En los EEUU la heterosexualidad no es un criterio para ser protegido por la ley. En California las leyes contra la violencia doméstica protegen a las personas LGBT de sus parejas y las lesbianas, homosexuales, bisexuales y transexuales pueden obtener órdenes de alejamiento contra sus parejas.

MITO # 6 – LA VIOLENCIA DOMÉSTICA LGBT ES UN COMPORTAMIENTO SEXUAL – UNA VARIANTE DEL SADOMASOQUISMO. A LAS VÍCTIMAS LES GUSTA

Este mito sigue estando muy presente en la comunidad LGBT y también en el mundo en general. La violencia doméstica no puede ser desestimada como un comportamiento sexual. La violencia doméstica no es un comportamiento sexual. En una relación sadomasoquista hay un contrato o acuerdo sobre los límites, los actos y hasta el nivel de dolor que puede infligirse. En una situación de violencia doméstica no hay ningún contrato de este tipo. La violencia doméstica es abuso, manipulación y control NO solicitado por la víctima. Al igual que víctimas de otro crímenes (violación, terrorismo, atracos, acoso, amenazas, etc), las víctimas de violencia doméstica no disfrutan la violencia que experimentan.

MITO # 7 – LA VIOLENCIA DOMÉSTICA LGBT SE DA PRINCIPALMENTE ENTRE LGBTS QUE VAN A BARES, SON POBRES O DE ALGUNA MINORÍA ÉTNICA

La violencia doméstica es un fenómeno que no discrimina. L@s maltratadores vienen de cualquier clase social, grupo racial o étnico, grupo socioeconómico, y niveles educativos. La comunidad LGBT incluye miembros de todas las minorías y la mayoría de grupos étnicos, religiosos, raciales, socioeconómicos, migratorios, etc. La violencia doméstica ocurre en todos los niveles, en todas las categorías. Ningún grupo está exento.

MITO # 8 – A MENUDO LAS VÍCTIMAS PROVOCAN EL ABUSO. RECIBEN “LO QUE SE MERECEN”

Esto es absolutamente falso. El comportamiento violento es responsabilidad única de la persona violenta. L@s maltratadores elijen la violencia; sus víctimas no les provocan. Este mito es muy común tanto en maltratadores como en víctimas y es probablemente un fuerte motivo por el que las víctimas permanecen en relaciones violentas.

MITO # 9 – ES MÁS FÁCIL PARA VÍCTIMAS LESBIANAS O GAYS SALIR DE RELACIONES ABUSIVAS QUE PARA LAS PERSONAS HETEROSEXUALES QUE ESTÁN CASADAS. SI LAS COSAS DE VERDAD FUESEN TAN MALAS, UNA LESBIANA O UN GAY SIMPLEMENTE DEJARÍA A SU PAREJA.

Las parejas LGBT están tan involucradas en sus relaciones como las parejas heterosexuales. debido a la falta de apoyo social hacia su relación, much@s lesbianas y homosexuales se sienten más “protectores” de sus relaciones de pareja y son más reacios a abandonarlas a pesar del maltrato. Abandonar a su pareja es a menudo la decisión más difícil para la víctima de maltrato – más incluso que quedarse. L@s maltratadores amenazan a sus víctimas con más violencia (incluyendo amenazas de muerte) si l@s abandonan. Amenazar con irse puede poner a la víctima en riesgo. Abandonar a tu maltratador también requiere fuerza, confianza en un@ mism@, autosuficiencia y una auto-estima sana – cualidades que han sido erosionadas por el ciclo de maltrato. Abandonar a una pareja violenta también significa dejar tu casa, tus amigos, tus hijos y tu comunidad. Una lesbiana o un homosexual pueden quedarse tremendamente aislados. AL no haber programas de violencia doméstica LGBT a su alcance, para la víctima de maltrato LGBT puede ser más fácil quedarse al lado de su maltratador/a.

MITO # 10 – LA VIOLENCIA DOMÉSTICA ENTRE LGBT ES IGUAL A LA VIOLENCIA DOMÉSTICA HETEROSEXUAL

Las dinámicas de una relación entre personas del mismo sexo no son iguales a la dinámica heterosexual. No tener una total protección legal y la falta de apoyo social son estreses añadidos a las relaciones de pareja LGBT. Una lesbiana o un homosexual no responderán a los problemas de pareja y la violencia doméstica del mismo modo que una persona heterosexual lo haría.

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