Oumama Aouad Lahrech: La participación de la mujer en la sociedad y la cultura en Marruecos

* * Oumama Aouad Lahrech es Directora del Instituto de Estudios Hispano-Lusos, Universidad Mohammed V-Agdal, Rabat (Marruecos). A continuación copio íntegramente su ponencia en el 2º Seminario Internacional “La participación de la mujer en los países de tradición islámica” (Madrid, 26 y 27 de junio 2007) que me ha pasado una amiga bien conectada.

Quiero que mis primeras palabras sean de agradecimiento a los organizadores y, en especial, al Movimiento por la Paz y al Instituto de la Mujer por darme esta oportunidad de debatir con vosotras estos temas de la mujer en el mundo musulmán. Quisiera felicitar a los organizadores por esta iniciativa tan importante para conocer mejor la realidad de nuestros países a través del tema de la mujer, quizás el más complejo, pero que permite acercarnos a esta dinámica que conocen los países musulmanes hoy en día.

Esta mañana estaba hablando en la radio de una especie de asimetría que existe entre las percepciones mutuas que tenemos en las dos orillas del Mediterráneo: en la parte sur conocemos mejor la situación de los países del norte, mientras que en el norte hay un desconocimiento o mala percepción de lo que son los países del sur, por lo que voy a hablarles de la contribución de las mujeres al proceso de modernización y democratización de mi país, que no es incompatible precisamente con la tradición islámica.

Mujer y educación es el tema que voy a abordar, tratando de resumir mucho lo realizado en los diez últimos años: el proceso hacia dónde vamos en Marruecos y, concretamente, la aportación de la mujer marroquí a la sociedad y la cultura, en general.

En el campo político, Marruecos cuenta actualmente con ministras, secretarias generales, etc. y con 38 mujeres parlamentarias -en el año 2000 sólo había 4- y hay un gran debate de cara a las próximas elecciones de septiembre sobre la necesidad de una mayor feminización de la vida política, campo que registra el mayor déficit de presencia femenina, que corresponde a una ley general: el último bastión masculino y el mayor desafío que se presenta hoy para las mujeres.

En el ámbito económico, no quiero repetir lo dicho ayer por mi compatriota Fouzia Tarik sobre la importante contribución de las mujeres a la economía del país, que no es una cosa nueva, sino tradicional. La mujer marroquí en las zonas pobres, rurales, es el pilar de la economía del hogar, pero su trabajo es invisible. Lo que se hace hoy es una promoción del empleo de la mujer, gracias al trabajo de las asociaciones de mujeres empresarias y a través del impulso de los microcréditos, básicamente concedidos a las mujeres.

La mujer marroquí también está presente en la promoción de los Derechos Humanos. Se trata de un organismo totalmente independiente, dirigido actualmente por una mujer, que también está presente en la vida religiosa a través de una iniciativa bastante nueva y original en el mundo árabe-musulmán: las predicadoras, que han sido formadas últimamente para acompañar a las mujeres en las mezquitas para corregir algunas malas percepciones del Islam, evitar interpretaciones fanáticas, integristas; acompañarlas en el proceso de alfabetización, etc. Es una experiencia interesante y bastante positiva que da frutos hoy en día.

La aportación de la mujer al ámbito del arte y las letras es cada vez más importante: tenemos directoras de cine, pintoras, escritoras de gran talento y se registra una gran explosión de mujeres artistas. Estas mujeres aportan algo nuevo en este campo artístico: primero, una renovación temática y técnica, así como una mejor visión de la condición femenina, porque en su inmensa mayoría tratan de comprometerse con la realidad del país y de las mujeres en especial.

La mujer marroquí también está muy presente en la realidad asociativa. Hay miles de asociaciones femeninas, y no solamente centradas en el ámbito de la mujer, sino también en el campo de los Derechos Humanos, social, cultural, medio ambiente, etc. Esta vitalidad del asociacionismo femenino marroquí significa una auténtica explosión de nuevas energías. Más adelante me referiré al papel de estas asociaciones en las reformas del Código de la Familia.

En todos estos campos se registran muchos avances, pero también persisten obstáculos, aunque más allá de estas dificultades emerge un auténtico liderazgo femenino.

En cuanto a Educación, tenemos una fuerte presencia de mujeres, gracias a lo que se ha legislado en la materia, pero aún tenemos déficit educacional de las mujeres. El derecho a la Educación y al Trabajo es un derecho fundamental, garantizado e inscrito en la Constitución: todos los ciudadanos tienen igual derecho a la Enseñanza y al Trabajo. La Enseñanza es obligatoria para todos -niños y niñas- desde los siete años y no se puede abandonar la escuela antes de los quince años.

La realidad contradice un poco estas leyes: la tasa de analfabetismo sigue siendo bastante alta (en términos generales, del 40%): más del 50% son mujeres y cerca del 30% hombres. Este retroceso educativo se debe a que la campaña de escolarización de las niñas arranca en 1947 -cuando Marruecos estaba ocupado por Francia- y por iniciativa del rey Mohamed V.

Y entre los años 60 y 90 hay un pequeño problema de presentación, es otra etapa, como una etapa negra de los derechos básicos en la Historia marroquí: mejora la alfabetización de los hombres, pero crece la disparidad de trato entre hombres y mujeres. Lo mismo ocurre entre el mundo urbano y el mundo rural, especialmente para las niñas; por eso, ahora, se está tratando de focalizar los esfuerzos en su alfabetización.

A finales de los noventa se registra un esfuerzo para mejorar la educación y la formación. 2005 es el año de las grandes obras: nace un proyecto de iniciativa nacional para el desarrollo humano que privilegia a todos los excluidos: básicamente las zonas rurales y las mujeres. La educación y la generalización de la alfabetización pasan a ser una prioridad nacional, en torno a la cual se van a movilizar todos: el Gobierno y las ONG, cuya labor y compromiso son cada vez más importantes. Para ello se ha creado un Secretariado de Estado que se encarga de la alfabetización y de la educación no formal.

La enseñanza superior ofrece cifras que indican que las mujeres están presentes en estos sectores en torno al 40% (tasa de feminidad). Y la presencia de las mujeres ofrece dos polos extremos: mayor presencia femenina en medicina, farmacia y odontología (hasta 67% de mujeres) y en el polo opuesto, las ciencias de ingeniería (32% de mujeres). En el cuerpo docente de la Universidad Mohammed V, concretamente en el Instituto de Estudios Hispano-Lusos -que me toca dirigir- somos cuatro mujeres y dos hombres entre profesores y personal administrativo. Proporción que no es representativa de otras Facultades e Institutos Superiores. La mujer tiende a rodearse de mujeres cuando le toca dirigir. En formación de cuadros -formación científica, técnica, económica y pedagógica-, la presencia de las mujeres alcanza el 46% (44% en mujeres tituladas).

La prevención del fracaso escolar y la desescolarización cuenta con un programa para ayudar a los más desfavorecidos (siempre la niña en zona rural), tratando de mantener la alfabetización y prevenir las dificultades que conducen a casos de abandono escolar. También se implican en ello la sociedad civil y organizaciones como el Banco Mundial, la UNESCO y la cooperación española: la AECI ayuda mucho en este programa de educación no formal. El presupuesto concede un papel importantísimo a las ONG.
También se presta atención a la formación que permita el acceso a un empleo, para lo que se crea una red de centros y se organiza -paralelamente a las clases de alfabetización- otras de formación profesional básica -costura, bordado, pastelería, etc.-, promoción de cooperativas, asociaciones profesionales de mujeres y equipamiento de residencias para alumnas -ante el problema de la lejanía de las escuelas-.

En cuanto a estudios e investigaciones que se hacen en las universidades marroquíes por el tema de mujer: tenemos una cátedra de la UNESCO, de estudios sobre la mujer, en la Universidad Mohammed V -en la que participo-, y varios programas de postgrado se especializan también en estudios sobre mujeres. En el marco de la reforma, además de la universitaria, está la reforma del Código de la Familia (moudawana): se han creado programas de estudio sobre la educación y los derechos de la mujer y la evaluación de la reforma de la moudawana. En muchas universidades marroquíes hay talleres, grupos de investigación, como el que tenemos en el Instituto de Estudios Hispano-Lusos.

En conclusión, la participación de las mujeres en la educación es importante gracias, en parte, al trabajo realizado por el Movimiento Reivindicativo y a la labor de las mujeres investigadoras. Todo esto permite concluir que cuando se unen la investigación y la acción se produce una mejor concienciación de las mujeres y una mayor sensibilización del Estado, lo que, en definitiva, produce una auténtica fuerza política que puede producir cambios socioculturales. A modo de ejemplo, uno de estos cambios socioculturales producido por la unión entre la investigación y la acción en Marruecos es la reforma de la moudawana -producida en 2004- que instaura la igualdad en derechos y obligaciones entre cónyuges y la corresponsabilidad de la familia.

Esta reforma ha sido posible gracias -también hay que decirlo- a la convergencia entre las reivindicaciones del movimiento femenino y de las voluntades políticas. La reforma de la moudawana no ha sido un regalo a las mujeres, sino que, precisamente, ha sido el resultado de la labor de las mujeres, de una labor que estas mujeres activistas, investigadoras, han llevado a cabo durante muchos años. Pero gracias a estas mujeres, a su capacidad de comunicación, a su poder de influir sobre las instancias políticas. Y se ha realizado también gracias a los argumentos pertinentes y legítimos en que se fundamenta esta reforma, que son de índole sociológica por la condición de la mujer y de Derechos Humanos a nivel universal. Y también de índole jurídica, porque esta reforma de la moudawana está en incompatibilidad total con la jurisprudencia musulmana.

Con este ejemplo lo que quiero decir es que en Marruecos tenemos buenas perspectivas y buenas dinámicas para un desarrollo sostenible, participativo y equitativo. A través de este ejemplo, quisiera concluir: lo que hoy se produce en Marruecos son buenas perspectivas y una buena dinámica para un buen desarrollo sostenible, participativo y equitativo.

Estos avances en Marruecos -con luces y sombras- son avances que se dieron también gracias a redes de solidaridad entre las asociaciones, básicamente magrebíes. Hay una red, que es el colectivo magrebí que ha permitido preparar la reforma de la moudawana, que es importante.

En Marruecos -estoy convencida- las marroquíes podemos aprovecharnos de la experiencia española en todos los campos: en el de la solidaridad, que también existe en la sociedad española, toda vez que la solidaridad tradicional es compatible con la modernidad.

Creo que la mujer española es modelo de una sociedad que ha pasado a una modernidad ejemplar, pero que ha conservado también elementos -prácticas- tradicionales. Es un ejemplo que también interesa a las marroquíes y que puede servirnos de elemento comparativo con otras sociedades, como la sociedad francesa -que conozco- en la que me parece que la mujer se quedó como un poco cautiva o encarcelada en discursos totalmente teóricos y de identidad genérica, que no ha avanzado mucho en la conquista de los espacios públicos, mientras que la española ha sido mucho más pragmática. Contamos con la experiencia española, contamos también con la experiencia institucional: la del Instituto de la Mujer en España.

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