Repeluco

De vez en cuando al o la periodista de turno aburrid@ y hart@ de pasar calor en Irán, Marruecos, Afganistán…. Le da por preguntarle al primero que pilla por la calle por Al-Ándalus. En el 99% de los casos al hombre entrevistado se le encienden los ojos y se pone a hablar de Al-Ándalus como el paraíso perdido (cuando no robado por los infieles) y tierra soñada a la que volverá un día. La verdad es que a mí me entra un repeluco tremendo cuando los veo en la tele – rodeados de mugre, sin na’que llevarse a la boca y hablando de recuperar Al-Ándalus como el que te está hablando de una guerra que perdieron hace 2 días. Pero repeluco total, oyes, una cosa mala que me entra cuando los veo hablando de recuperar Al-Ándalus para el Islam.

Porque para esta gente volver a Al-Ándalus no es llegar a la Andalucía o a la España actual a aceptar nuestras costumbres y adaptarse al modo de vida español, respetando las costumbres de la zona, ejerciendo su libertad religiosa y respetando la religión de sus vecinos. No. Para ellos volver a Al-Ándalus es hacer que la zona retroceda mil años, a la época en la que había esclavos cristianos y judíos (¿convivencia de las tres culturas? por favor, eso son cuentos de historiadores, escritores románticos y espabilados de diferentes ayuntamientos para ponerse medallas y cobrar subvenciones por festivales culturales). Volver a Al-Ándalus es convertir a todo el mundo al islamismo y matar a todo el que no se convierta porque así lo indica el Corán. Volver a Al-Ándalus es imponer su mal llamada cultura y sus leyes bárbaras con la excusa de seguir a rajatabla el Corán – imagina no poder salir a pasear por Córdoba, Sevilla o Granada sin que te llegue un tufo tremendo (de lo que más se quejan los soldados norteamericanos en Irak y Afganistán es de las bofetadas de aire fétido que les reciben nada más bajarse del avión) y no sólo eso: si eres mujer imagina no poder salir sin ir tapada de la cabeza a los pies, tener que pasarte todo el día en casa, no poder ir a la universidad, no poder ir a bares, no poder ir a sitios públicos sin tu padre, tu hermano o tu marido; tener que sacar de tus hijas del colegio a los 14 o 16 años para casarlas; ver cómo tu marido las casa con un hombre 30 años mas viejo que ellas… y por supuesto despídete de conducir, trabajar fuera de casa, votar en las elecciones, ir al médico, parir fuera de casa…

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