Tina Alarcón: “Hay que cambiar la ley general penitenciaria y reformar el código penal en todo lo que concierne a violadores no arrepentidos”
© Tina Alarcón,
María Cobos, AmecoPress
Un
grupo de mujeres de colectivos feministas tomaron conciencia, a partir del
violador del Ensanche de Barcelona, quien había agredido a más de ochenta
mujeres, de la situación de desamparo en la que se encuentran las víctimas de
agresiones sexuales. En 1984, nacía en Madrid el Centro de Atención a víctimas
de agresiones sexuales, fundado por Tina Alarcón, y en 1990, la Federación de
Asociaciones de Asistencia a Mujeres violadas.
En la
actualidad, en las cárceles españolas hay más de 2400 agresores sexuales
condenados por este tipo de delitos; de todos ellos, unos 400 son los que están
siguiendo voluntariamente programas de rehabilitación para violadores. El
Gobierno, ante la polémica suscitada por la reciente excarcelación de
violadores sin reinsertar, como en los casos de los violadores del Ensanche y
del Vall d’Hebron, va a tratar de incorporar al ordenamiento jurídico medidas
para prevenir la reincidencia en los delitos sexuales.
Las
cifras de denuncias por acoso, abuso y agresiones sexuales no dejan de crecer
en España. En el 2005, según datos del Instituto de la Mujer, el número de
denuncias fue de 6.825 casos, una media de 18 cada día. En el año 2006, aumentó
a 7.202; y en los tres primeros meses de este año ya van por 1.571 denuncias,
un número jamás alcanzado en ese periodo.
AmecoPress
conversa con Tina Alarcón, presidenta de la Federación de Asociaciones de Asistencia
a Mujeres Víctimas de Agresiones Sexuales. Es licenciada en periodismo e
historia y lleva más de veinte años trabajando con víctimas de violaciones.
Considera que las agresiones sexuales que sufren las mujeres no son un problema
sexual, sino que lo es de género, de desprecio a las mujeres, de individuos con
cultura sexista y machista en la mayoría de los delitos. Una cultura de
canalizar sus frustraciones a través de la genitalidad y ese desprecio que
durante siglos han tenido hacia las mujeres y que aún pervive en nuestra
sociedad.
- ¿Qué es lo que hacéis desde la Federación de
Asociaciones de Asistencia a Mujeres Violadas?
La
Federación asiste a todas las víctimas de la violencia sexual con ayuda
psicológica, a través de nuestro gabinete de psicólogas que ayudan a las
víctimas hasta su total recuperación y a las familias, si fuera necesario.
Después pasamos a un segundo tipo de ayuda en el que nuestras abogadas, no sólo
asesoran, sino que nos presentamos como acusación particular en los juicios. Pero
por encima de todo, nuestras asociaciones conceden el calor humano que
necesitan las víctimas.
- Cuando una víctima de una agresión llega a vuestra
Asociación ¿Cuál es el procedimiento que siguen?
Las
mujeres vienen a través de los servicios sociales, la policía o la guardia
civil. Se les da una cita previa, a no se que la mujer llame en una situación
de emergencia, cosa que ya no suele ocurrir porque las mujeres suelen tener
bastante información y van directamente a la policía. Con la cita previa, se les
hace una entrevista para valorar su situación emocional y legal. Se les da cita
con la psicóloga para que inicien un tratamiento y se las remite también a los
despachos de nuestras abogadas. Si el agresor es conocido y detenido se pone en
marcha inmediatamente el procedimiento judicial; si no es detenido, se las da
algún tipo de asesoría jurídica, a la espera de que el individuo sea detenido.
- ¿Qué conocimiento tienen del trato que da la
policía a las víctimas de agresiones sexuales?
En
Madrid tenemos un Servicio de Atención a la Mujer que es de la policía (SAM),
con el que mantenemos un contacto constante y su trabajo es bueno. Durante
mucho tiempo, desde nuestras asociaciones, hemos formado a la policía nacional
en cómo hay que tratar a las mujeres víctimas de agresión sexual, qué
circunstancias son las que tienen, cómo hay que abordad el problema; ya que es
muy difícil hablar con estas mujeres y preguntarles qué es lo que ha pasado.
Son temas muy delicados, y hay excepciones, pero en general, se las atiende
bien.
- ¿Cómo se trata a una víctima de agresión sexual?
Depende
de la víctima y de su historia personal, de cuál ha sido su trayectoria de
vida. Lo primero que hay que tratar es un shock postraumático a nivel
psicológico. Dependiendo de la sintomatología que traiga, porque no todas las
víctimas reaccionan igual. En general, cuando nos encontramos con una mujer que
ha sido víctima de agresión sexual no hay que preguntarle, hay que dejarle que
hable lo que quiera, aconsejarle, sin insistir, para que ponga una denuncia.
Nunca dudar, ni hacerle dudar del relato que nos está contando. Estas mujeres
tienen mucho miedo a que no se las crea y se sienten, de alguna manera,
culpables de lo que les ha pasado. Hay que ser especialmente cuidadosas en el
trato y en las preguntas. Lo mejor es que cuenten lo que quieran, a veces, el
relato será corto, pero ya lo hará más adelante.
- Dada su experiencia de muchos años, ¿cree que una
víctima de agresión sexual llega a recuperarse psicológicamente?
Recuperarse
en el sentido de olvidar lo que les ha ocurrido, no. Nuestras terapias van
encaminadas a que aprendan a seguir con sus vidas normales. Es como cuando se
pierde un ser querido; al principio parece que no vas a poder soportarlo y
luego aprendes a vivir con esa pérdida. Ellas primero tienen una sintomatología
de pánico, miedo, depresiones, rendimiento bajo en el trabajo, no quieren
incorporarse a su vida normal. Todo eso lo van recuperando aunque son
conscientes de que no lo van a olvidar nunca. A pesar de no olvidarlo tienen
que aprender a vivir con ello.
- Legislativamente ¿Estamos protegidas contra
agresiones sexuales de violadores reincidentes, en cuanto al cumplimiento de
condenas y libertad vigilada de violadores excarcelados?
No. El
código penal tiene que reformarse y sobre todo la Ley General Penitenciaria.
Tenemos ejemplos en la actualidad de cómo individuos que salen son peligrosos,
reincidentes y la cárcel no les ha servido de mucho para reinsertarlos. Con
este tipo de individuos se tienen que sentar legisladores, psicólogos,
trabajadores sociales, jueces y juezas para ver que se puede hacer con ellos. Hay
otro perfil de agresor sexual que la cárcel, por si misma, va a ser disuasoria
y unos añitos de prisión es suficiente. No porque se reinserten -no creo que el
tratamiento psicológico en la cárcel sea eficaz- sino que, por no volver a la
cárcel, no reinciden. Ahora bien, el violador en serie, como el del Vall
d’Ebron, es un individuo que no está reinsertado, que no muestra
arrepentimiento, que no ha querido tener tratamiento en la cárcel y que ya
reincidió una vez después de siete años de prisión. Y esperemos que no vuelva a
reincidir, aunque ya los psicólogos han manifestado que tiene todas las
probabilidades. Con estos individuos la ley tiene que hacer algo.
- ¿Qué opinan de la castración química como
solución?
No me
gusta llamarla castración química porque suena a mutilación, lo llamaría
inhibición sexual transitoria porque consiste en unas pastillas para que hagan
el efecto. Pero estoy de acuerdo, o no, de la inhibición sexual, dependiendo de
los casos: en la violencia de género en adultos, en lo que no se busca el
placer sexual, sino que tienen un componente de violencia, rencor y donde se
utilizan los genitales como arma, en estos casos, la inhibición sexual no da
resultados. Hay ejemplos en Estados Unidos en los que estos individuos han
utilizado palos y botellas para agredir a las mujeres, lo cual demuestra que no
es un delito sexual, sino que lleva otros componentes de odio y machismo. Sin
embargo, en los casos de pederastia está muy claro que el individuo se excita
sexualmente con los menores y busca el placer sexual con ellos. No busca
violencia, ni ánimo de venganza. Ahí creo que sí podría ser eficaz la
inhibición química pero acompañada de otras terapias eficaces.
- Se está hablando de una próxima reforma del código
penal y que se van a incorporar nuevas medidas para los delitos de agresiones
sexuales, ¿tienen alguna sugerencia en cuanto a personas penadas y excarceladas
por estos delitos?
Las
personas que están penadas por estos delitos tienen en algunos centros
penitenciarios equipos especializados en reinsertar a violadores. La verdad es
que hay muy pocos recursos, poca gente, y la atención que se presta es mínima.
La Ley General Penitenciaria hay que reformarla; no se puede permitir que, en
estos últimos años, el violador del Vall d’Ebron haya estado acompañado en la
celda por otro violador. Se lo habrán pasado bomba hablando de sus fechorías.
Habría que reforzar y dar recursos para desarrollar terapias eficaces,
investigar y tener personal médico y psicológico suficiente. No se trata de
aumentar las condenas, aunque sí de que se cumplan íntegras y que no se puedan
acoger a beneficios penitenciarios por ese comportamiento ejemplar que tienen
en las cárceles. Se les aplica el mismo tipo de ley penitenciaria que a un
señor que te da un tirón del bolso.
Los
violadores tienen buen comportamiento en las cárceles y empiezan con las
salidas que en muchos casos aprovechan
para agredir nuevamente. La Ley General Penitenciaria no debe
aplicárseles igual que al resto de los delincuentes. Saldrán antes o después.
Tienen que salir porque han cumplido la ley penal, si bien tenemos que
aplicarles medidas del código civil o hacer nuevas medidas para que estos
individuos no se consideren hombres libres que pueden hacer lo que quieran
porque han pagado su deuda con la sociedad. Tienen que tener un seguimiento del
tipo que sea, continuar con una terapia o presentarse cada equis tiempo a la
policía. Todo eso es costoso y las juristas de nuestra asociación están
estudiando y valorando propuestas muy concretas para presentárselas al
Ministerio cuando las tengamos elaboradas.
- ¿Se pueden prevenir las agresiones sexuales en
general?
La
única fórmula de prevención es educación, educación y educación en la escala
escolar. La Ley General contra la Violencia de Género contempla cursos de
prevención contra la violencia hacia las mujeres en los centros escolares pero
no se está aplicando porque la educación está transferida a las Comunidades
Autónomas y la que quiere las aplica.
La
prevención es necesaria en los colegios, la educación no sexista dará
resultados a medio y largo plazo; luego hay otro tipo de prevención para las
chicas como son el no ir sola por parques obscuros, al llegar tocar a casa,
tocar el timbre antes de subir, no decir que vives sola. Dado que la mayoría de
estos delitos lo cometen conocidos, amigos y ligues de discoteca aquí también
las chicas tienen que tomar medidas como el no irse solas con alguien al que
acaban de conocer o montar solas en el coche de un casi desconocido.
Las
mujeres hemos conquistado las calles, tenemos derecho a divertirnos, pero ojo,
tenemos que ir con cuidado y tomar las medidas elementales para prevenir una
agresión. Creo que a medida que las mujeres vamos adquiriendo parcelas de
libertad, la violencia contra las mujeres seguirá creciendo en todas sus
manifestaciones.
- ¿Cómo se le queda el cuerpo cuando la magistratura
dicta una de las irónicamente llamadas ‘sentencias benévolas’?
Se me
queda lleno de indignación. Habitualmente las denunciamos en el Consejo General
del Poder Judicial, e incluso al Tribunal Constitucional. Queremos hacer una
publicación porque tenemos sentencias que son para colocarlas en un marco.
Nosotras nos indignamos, pero lo terrible son las víctimas de agresiones
sexuales. Tienen mucho miedo a no ser creídas, sentimiento de culpa y de no
haber sabido reaccionar a tiempo. Una sentencia de este tipo, como la famosa de
los vaqueros o la de la minifalda, vuelve a asumir a las mujeres víctimas de
agresiones sexuales en un estado de depresión terrible y consideran que no se
ha hecho justicia porque su agresor está en la calle y porque un juez o una
jueza han interpretado los hechos según su particular ideología machista.
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