Violencia doméstica, el flagelo que recorre el mundo

© Ana María Portugal
Fuentes: Cimac Noticias, SEMlac, EFE, The Clinic, La Nación, Chile.


UN FLAGELO RECORRE EL MUNDO

De un extremo a otro del mundo, el fenómeno de los asesinatos contra mujeres se ha convertido en pandemia con características de genocidio. Hoy estos asesinatos son una realidad tanto en Alemania y Suecia, como en Estados Unidos, India, China, México, Argentina, Chile, Uruguay o República Dominicana.

Durante el primer Congreso Internacional sobre Violencia de Género celebrado recientemente en Valencia, España, un estudio sobre la incidencia de la violencia sexista en la Unión Europea, mostró que entre el 40 y 50 por ciento de las mujeres de países como Finlandia, Suecia y Alemania ha sufrido violencia por parte de algún hombre.


RANKING MACABRO

Según José Sanmartín, director del Centro Reina Sofía institución que elaboró el estudio, los países del norte de Europa, como Finlandia y Suecia encabezan la lista de mujeres muertas por maltrato, información que causó sorpresa tratándose de países avanzados en materia de políticas de igualdad con una cultura que cuestiona el machismo.

El experto español dice que si bien en estos lugares los hombres son menos sexistas, existe un alto consumo de sustancias tóxicas, como las drogas y el alcohol “que desinhibe y hace que no haya frenos morales”. El mismo estudio sitúa a España a la cola de esta clasificación. “Mientras que antes de 2000 hubo años donde se alcanzaron cifras de hasta 90 mujeres asesinadas al año por sus parejas o ex parejas, en los últimos años las cifras varían en 60 anuales”, señaló Sanmartín.

Esta realidad no tan diferente en Turquía, Indonesia, Arabia Saudita, Japón o China, donde estos hechos criminales adquieren una modalidad denominada “asesinatos de honor” y/o “suicidios”, propios de sociedades gobernadas por los fundamentalismos religiosos con códigos de honor que sitúan a las mujeres como seres inferiores.

En Turquía por ejemplo, este tipo de “suicidios” ha crecido especialmente en la región suroriental que es la más pobre del país. De acuerdo a un informe de la Relatora Especial sobre Violencia Contra las Mujeres de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Yakin Ertürk, en el año 2006, 41 mujeres entre 16 y 22 años de edad, intentaron acabar con sus vidas en la localidad de Hakkart, un poblado de 60 mil habitantes, en su mayoría como consecuencia de peleas entre familias enfrentadas.

Para Yakin Ertürk “estos suicidios en realidad fueron asesinatos, pues muchas mujeres son obligadas a matarse para limpiar el honor de sus familias”. La experta mencionó el caso de una mujer que supuestamente se suicidó en el año 2003 en la provincia de Van después de ser maltratada por su marido durante más de cinco años.


EN LA BÚSQUEDA DE COMPROMISOS

La notoriedad alcanzada por los asesinatos de género en los últimos años se expresa en la acción sin tregua de los movimientos y redes feministas, organizaciones de derechos humanos y agrupaciones de familiares de las mujeres asesinadas, entre otros. A las múltiples campañas y actos de protesta se suman diversas iniciativas parlamentarias, también una activa presencia de activistas en foros internacionales, seminarios, congresos y una extensa producción de investigaciones, libros, cine,video y exposiciones de arte.

El fenómeno de los asesinatos de género ha suscitado un gran debate que no deja indiferentes a los gobiernos, parlamentos y organismos internacionales y regionales, como Naciones Unidas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (CIDH/OEA), Amnistía Internacional (AI), y a las universidades y centros académicos.

Precisamente, entre el 16 y 19 de mayo de 2007, un grupo de activistas y estudiosas se reunió en la Universidad de Stanford para analizar la situación de la violencia de género y sus consecuencias en países como Canadá, Guatemala y México desde la perspectiva de género, clase y etnia. El propósito central del Congreso “Feminicidio, Asesinato sancionado: Raza, Género y Violencia en el contexto internacional” fue diseñar estrategias comunes para detener este flagelo, y proponer vías de solución a los gobiernos respecto a una legislación específica con mecanismos para mejorar el funcionamiento de los tribunales de justicia.

El Congreso que fue organizado por el Programa de Estudios Chicanos del Centro de Estudios Comparados de Raza y Etnicidad de dicha Universidad, convocó a figuras tan importantes como las mexicanas Elena Poniatowska, escritora reconocida internacionalmente, Marcela Lagarde, teórica y ex diputada que impulsó desde la Cámara de Diputados, la primera investigación a nivel nacional sobre Feminicidio en la República Mexicana.

Igualmente a Marisela Ortiz y Esther Chávez Cano, promotoras ambas de los proyectos “Nuestras Hijas de Regreso a Casa” y Casa Amiga, en Ciudad Juárez, Lydia Cacho, periodista que recibió amenazas de muerte y fue secuestrada por agentes de la policía mexicana por su valiente denuncia sobre una red de pornografía infantil y desaparición de mujeres, en el estado de Chihuahua, Lourdes Portillo, cineasta y autora del conocido documental Señorita Extraviada sobre el feminicidio en Ciudad Juárez, Eva Arce, Adriana Carmona, Norma Cruz, Paula Flores y Judith Galarza, madres y/o familiares de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez y Guatemala.

Este foro tuvo entre sus ponentes a la antropóloga y docente universitaria brasileña, Rita Laura Segato una de las más importantes estudiosas de los asesinatos de género. Su aporte más reciente “¿Qué es el feminicidio?. Notas para un debate emergente”, plantea que este hecho criminal debe ser considerado una categoría especial de crimen contra la humanidad, con el objetivo de ejercer mayor presión sobre gobiernos y juristas internacionales y ser incluido dentro de los delitos que procesa el Tribunal Penal Internacional de La Haya.


LA VOZ DE BIANCA JAGGER

Recientemente, Amnistía Internacional (AI) organizó una gira internacional con la participación de familiares de mujeres asesinadas en Guatemala y México. Esta actividad contó con la voz y presencia comprometida de la activista de derechos humanos, Bianca Jagger. Jagger, otrora figura descollante del jet set internacional, despliega desde hace muchos años una gran actividad en defensa de diferentes causas sociales. La gira llevó a Bianca, así como al guatemalteco Jorge Velásquez, padre de Claudina, asesinada con un arma de fuego en el año 2005 y, a la abogada mexicana Neil Arias, defensora de las mujeres indígenas del estado de Guerrero, a visitar el Reino Unido, Escocia e Irlanda del Norte, para dar testimonio de la situación de los asesinatos a mujeres en estos países.

Posteriormente Jagger visitó México donde personalmente entregó una carta al Presidente Felipe Calderón, en la que le transmitió su preocupación por la impunidad que rodea a las mujeres de ese país, pidiéndole que reforme las leyes mexicanas para impedir que los militares sigan violando y asesinando a las mujeres, en virtud del fuero militar que les garantiza inmunidad.

Acción y justicia
De un tiempo a esta parte en otras subregiones del área latinoamericana y caribeña, el fenómeno de los asesinatos de género viene cobrando más vidas. Es decir, hoy no podemos mencionar únicamente como zonas de alta peligrosidad a Ciudad Juárez, Guatemala o El Salvador. Aunque Centroamérica sigue registrando un aumento de casos, no es la excepción. Países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú, se aproximan peligrosamente a ocupar un notorio lugar dentro de este macabro ranking.

En República Dominicana el 25 de mayo de 2007, un tribunal condenó a 20 años de prisión a Dámaso Nova, autor material del intento de asesinato de Guillermina Llaverías ocurrido en el año 2005. Recibieron condenas de 20 años, Adriano Román, autor intelectual y ex esposo de Guillermina, Fausto Aris Pérez Díaz y Manuel Carela Castro, en calidad de cómplices.Terminó así el calvario sufrido por esta mujer cuyo caso se convirtió en un símbolo de lucha para denunciar la violencia contra las mujeres en ese país, cruzada que encabezó la reconocida abogada feminista Susi Pola.

Durante muchos años, Llaverías sufrió violencia doméstica de parte de su ex esposo Adriano Román, un influyente agricultor de Santiago de los Caballeros, quien en 1978, luego de divorciarse de Guillermina, la secuestró, torturó y mandó violar por uno de sus peones, hecho que consternó a la población del lugar. Al ser denunciado el agresor, sólo pagó una pequeña multa gracias a las maniobras de abogados venales contratados por él.

En octubre del año 2005, Guillermina fue objeto de un atentado criminal al recibir un impacto de bala en la cabeza disparada a quemarropa. El autor fue Dámaso Nova Peralta, sicario pagado por su ex marido. Como cómplices del atentado fueron identificados, Fausto Aris Pérez y Engels Manuel Carela Castro, un detective contratado por Adriano Román, para vigilar a Guillermina quien determinó el momento en que debían matarla.

En su crónica “Justicia desde la justicia”, la periodista y corresponsal de la Agencia de Noticias de la Mujer, SEMlac, Mirta Rodríguez Calderón, destaca que “la última vista del juicio fue tan dilatada que la sentencia se produjo pasada la medianoche”. Durante la sesión, Guillermina Llaverías presentó al tribunal la cartera y la ropa ensangrentada que llevaba el día del atentado del que salvó milagrosamente.

En Argentina, la proliferación de las redes de Trata de Personas y de prostitución forzada adquiere grandes proporciones. El alto número de niñas y adolescentes secuestradas, asesinadas y/o sometidas a esclavitud sexual en burdeles y centros de diversión nocturna en muchas ciudades del interior argentino, responde a un clima de impunidad y abuso con la complicidad de autoridades locales, jueces, magistrados, políticos y círculos de empresarios mafiosos.

En Chile, una reciente investigación realizada por las periodistas Carla Celis y Paulina Abarca para la publicación quincenal The Clinic mostró que desde enero de 2006 a abril de 2007 fueron asesinadas 58 chilenas “de las peores formas imaginables”. Según las periodistas que recogieron testimonios de familiares y amistades, muchas de ellas “nunca quisieron contar el infierno que vivían, otras lo contaron pero nadie las escuchó”.

La investigación ofrece un relato cronológico de los casos más emblemáticos ocurridos durante este período. Así nos enteramos que una alta proporción de los asesinos eran jóvenes entre los 17 y 28 años de edad, ex novios algunos, otros amigos cercanos y en última instancia, esposos y/o convivientes. Las víctimas fueron acuchilladas, estranguladas y/o sucumbieron al fuego de las armas. Otras recibieron hachazos, pero una forma de ensañamiento feroz fue la violación y posterior descuartizamiento de algunas.

En abril de 2007, una moción ingresada por un grupo de diputadas y diputados de los Partidos de la Concertación que está en el gobierno, planteó sancionar el asesinato de género, “entendido como todo asesinato en que la víctima sea la cónyuge, conviviente o cualquier mujer con que el agresor está o haya estado ligado por alguna relación afectiva”. El texto incorpora el concepto de “femicidio”, modifica el Código Penal chileno y aumenta las penas aplicables a este delito. Las activistas estarán atentas cuando el proyecto figure en el Orden del Día de ambas cámaras legislativas.

Probablemente, el crimen más horrible cometido en los últimos años es el de una niña de 6 años, víctima indirecta de una pelea entre Alfredo Cabrera Opazo y su ex pareja Claudia Neira. En el curso de una violenta discusión entre Alfredo y Claudia, el hombre en un ataque de ira arrojó a Javiera, la hija de ambos, por el balcón del séptimo piso de su departamento. La niña murió instántaneamente. El propósito de Cabrera era matar a la madre. El hecho causó conmoción y llevó a movilizarse a colectivos, redes y organizaciones feministas, en especial a Memoria Feminista y la Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual que realizaron velatones y salidas mensuales callejeras. Por este horrendo delito, Cabrera de 39 años de edad fue condenado recientemente a 40 años de presidio perpetuo calificado.

Al término de la lectura de la resolución del Cuarto Tribunal Oral en lo Penal de Santiago, un grupo de activistas feministas se manifestó con pancartas gritando la consigna “Quien ama no mata, no humilla ni maltrata”. El fallo consideró la extensión del mal causado que le quitó la vida a una niña de 6 años y dejó secuelas sicológicas graves en la madre, familiares y vecinos del edificio donde se produjo el crimen. Para Claudia Neira la sentencia es “una señal de la justicia a todos los hombres que golpean a las mujeres, que las agreden, que las matan”. Confesó que si bien está satisfecha con el fallo, llevará permanentemente el dolor y la pena por la muerte de su hija.


LAS ESTADÍSTICAS SE DISPARAN

En Uruguay, según la periodista Cristina Canoura de la agencia SEMlac, las estadísticas de asesinatos de mujeres por violencia doméstica han empezado a dispararse. Si hasta marzo de 2007, una mujer moría cada nueve días en manos de su marido y/o conviviente, en abril se produjo un asesinato cada 7,5 días. Una de estas víctimas que había logrado salir del círculo de violencia conyugal mudándose a una casa situada en el periferia de la ciudad, fue localizada por el victimario quien le disparó tres balazos.

El uso de armas de fuego es cada vez más frecuente en los asesinatos a mujeres. Canoura destaca que el 18 de abril de 2007, un policía de la Dirección Nacional de Prevención del Delito, nada menos, disparó de muerte a su ex novia, María Fernanda Rial de 27 años y luego se suicidó.

Como en otros países, en Uruguay, redes y organizaciones de mujeres se vienen manifestando convocadas por el Colectivo Mujeres de Negro Uruguay, alrededor de la consigna “No más indiferencia”. El tiempo del silencio ha terminado.

© Ana María Portugal
Fuentes: Cimac Noticias, SEMlac, EFE, The Clinic, La Nación, Chile.

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