Inger Berggren: "Ahora, las mujeres piden los créditos para pagar deudas"
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Gabriela Cañas, El País
Un año
y medio dando la lata. Así fue como Inger Berggren logró firmar el primer
convenio con una entidad bancaria española para avalar créditos a mujeres
emprendedoras. La fórmula nació en Nueva York y estaba extendida por toda
Europa, pero aún no había llegado a España. Esa fórmula se llama Banco Mundial
de la Mujer y su representante-fundadora (y ahora presidenta) en España era una
sueca que no sabía nada de banca. La rendición de Cajamadrid llegó tras 18
meses de insistencia. "Estamos tan cansados de ti que vamos a firmar ese
convenio", le confesaron. Lo celebró en Casa Domingo, el mismo restaurante
donde ahora rememora sus inicios y los resultados de 19 años de trabajo: más de
un millar de préstamos tramitados; 3.800 empresas nuevas creadas por mujeres.
Se ríe
de sus atrevimientos. "Me vine a España sin saber nada de español y
también fui la representante de España en la Asociación Hispano-Francesa de
Cooperación Social sin hablar francés. He tenido la suerte de encontrar siempre
gente dispuesta a enseñarme".
Una vez
se prestó a asesorar a prisioneros a punto de lograr su libertad. Era la Suecia
de Olof Palme, de sindicalismo renovador e históricas conquistas sociales
logradas por gente como Inger Berggren, sindicalista y socialista hasta la médula.
El problema es que el primer día de clase los presos se amotinaron. Le quitaron
las llaves del coche y la encerraron en el cuarto de baño dispuestos a huir.
"No sé cómo lo logré, pero lo hice. Gritándoles desde detrás de la puerta
del baño les convencí de que no les merecía la pena escapar y no lo hicieron.
¡Luego supe que entre ellos había un asesino de dos policías y un violador
múltiple! Pero les di las clases".
En un
congreso europeo conoció al histórico sindicalista español de UGT Manuel
Garnacho. Por él se divorció y se vino a España con sus dos hijos, donde
"afortunadamente" Felipe González había ganado las elecciones.
Viuda
desde el año 2000, ha optado por seguir en España con el Banco Mundial de la
Mujer (nada que ver, por cierto, con la potente institución que preside Robert
Zoellick). Durante años, miles de españolas han logrado su asesoramiento con un
escueto equipo de una docena de mujeres. Por ellas ha negociado Berggren los
pequeños préstamos que necesitaban para crear sus empresas. Ahora, la mitad de
las que piden apoyo son inmigrantes. "Las españolas montan empresas
relacionadas con la belleza; las inmigrantes, con el textil".
Ha
compartido una ensalada y se ha decantado enseguida por una dorada a la sal.
Luego ha sucumbido a las españolísimas torrijas de la casa. Con 61 años, está
emprendiendo un nuevo proyecto: la lucha contra el sobreendeudamiento. "El
otro día vino una mujer que pidió hace tres años un crédito rápido de 3.000
euros y por culpa de los retrasos en los pagos ya debe 28.000. Éste es hoy el
problema. Las mujeres ya no nos piden créditos para montar una empresa, sino
para pagar sus deudas".
Explica
Berggren que en otros países el Estado está empezando a afrontar con dinero
público este problema. Aquí, esta sueca de hierro seguirá planteando batalla
por su cuenta, si bien con ayuda de todas las entidades públicas y privadas que
se dejen.
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