10/30 – kd lang

Poco te puedo contar que no se haya escrito ya o no hayas leído sobre kd lang. Lesbiana, cantante de música country en sus comienzos, pegó el bombazo con una canción de Roy Orbison, después salió Constant Craving que se convirtió en himno de lesbianas en todo el mundo y subió como la espuma pero siguió haciendo y publicando la música que le apetecía (hablo de Reintarnation); activista de los derechos humanos, de los animales y de la comunidad LGBT, defensora del Tibet...

Lo mío con kd lang me viene desde mediados de los 90s. En esa época pre-salida del armario tenía un novio al que le gustaban Héroes del Silencio y los Doors. Una tarde me arrastró a Madrid Rock donde vi un CD de una tía con un mono amarillo con el fondo verde y las letras japonesas. Era All you can eat y fue el primer CD que me compré de kd lang. Después vinieron Shadowland, Drag e Ingenue. En el 2004-2005 me volvió la vena y me compré más CDs suyos y de ahí hasta ahora. Es prácticamente la única artista de la que me sigo comprando CDs originales; el resto o me los bajo de internet o los pillo piratas.

En marzo de este año tuve la suerte de ir a verla en directo a un teatro de Connecticut invitada por una amiga canadiense que da clases de francés en un colegio y en una universidad de la zona. A la pobre le dí el fin de semana entre los nervios de ir p’alla, el día del concierto, el antes, el durante y el después. El concierto cayó en domingo, me pasé media mañana en el baño arreglándome, el modelo lo llevaba escogido desde casa: vestido rojo de flores con escotazo, chaqueta de micropana por si hacía frio, zapatos de plataforma creo recordar que sin puntera… me pasé tres pueblos porque en el bar del teatro me dí cuenta de que el resto de gente iba de trapillo o con el uniforme oficial de la lesbiana de Connecticut (pantalones vaqueros, botas o zapatillas de deporte y camisa de franela o sudadera universitaria) pero bueno.

Comimos con otras tres amigas y me pasé media comida metiéndoles prisa porque el restaurante estaba como a una hora y yo no quería llegar tarde al teatro. En el teatro estaba impaciente y me cabreé porque el telonero nos pegó un concierto a base de cinco solos de piano, pero fue salir ella y olvidárseme todo. Todavía se me ponen los pelos de punta: iba descalza (porque es vegetariana consecuente de las que compran zapatos de plástico y otros materiales no-animales, estos suelen ser feos y no le gusta llevarlos en el escenario), con unos pantalones negros, una camisa de raso gris, un chaleco negro o gris marengo y un pañuelo al cuello en plan vaquero del lejano oeste.

La verdad es que con los años esta mujer se ha puesto jaquetona y no sabemos si es la menopausia o si ha tenido algún tipo de tratamiento con corticoides pero a mí me gusta ¿Qué voy a hacerle? Durante el concierto pasé de mujer de casi 30 años a cría de 13. Conste que mis amigas dicen que ese volver a la adolescencia me dio a las 3:00 pm cuando quedamos porque les dí la comida. Me pasé medio concierto pegándole a mi amiga en el brazo al grito de “!No me puedo creer que estemos aquí! ¡Tía que me está miraaaaando! ¡Mira qué culo, mira qué culo!”. Teníamos buenas butacas pero aún así me levanté durante los bises y me fui a dos pasos del escenario a bailar y verla de cerca. En unas de las pausas entre bises se puso a dar la mano y allí que fui yo y me tocó – ay Dios la que monté – me cogió las manos durante un par de segundos (años para mí) y a partir de ahí se me aflojaron las piernas, me tuve que sentar, me tuve que quitar la chaqueta, me entraron unos calores y unas risas y unas cosas… cuando volvió al escenario para cantar la última me puse a hacer fotos como una loca sin quitar el flash hasta que una acomodadora vino a darme un toque en el hombro.

Cuando el concierto acabó, me percaté de que se había dejado un botellín de agua en el escenario y de que ninguna petarda de la primera fila lo había cogido así que allí que me fui como las locas, saltando por encima de la gente, hasta por encima de una pobre que estaba con muletas, para cogerlo. Me estiré como pude, casi perdí una teta, intenté que no se me levantara el vestido (porque me fui sin bragas que todo hay que decirlo – yo preparaita para mi kd que iba) y conseguí coger la botella de agua.

Ni que decir tiene que esa botella tiene un lugar destacado en mi dormitorio : ) Me pasé el resto de la noche diciéndole a mi amiga que no podía creerme que hubiéramos estado en la misma habitación con kd lang, que me hubiera tocado, que me hubieran dejado salir del teatro con el botellín de agua y que el agua me olía a agua bendita poco más o menos. Le pegué un par de buchitos y le dí a oler a mi amiga la botella como ochocientas mil veces en el camino a su casa y durante media noche porque al llegar nos pusimos a beber margaritas y ver uno de sus conciertos en DVD. ¡Qué noche, qué noche!

Y, señoras y señoras, mañana voy a verla a un teatro universitario que está a 20 minutos de mi casa. No he elegido el modelo y no creo que me ponga un vestido porque hace un frío del que corta el forrillo de los huevos pero seguro que iré con escotazo y veremos si no acabo en las noticias de las 11:00 pm por haberme subido al escenario a violarla.

kd lang
http://www.kdlang.com/

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