África está cada día peor
¿Alguna se acuerda un documental en La 2 hace la tira de años sobre mujeres que habían sido violadas durante y después de la guerra de Ruanda? ¿alguna se acuerda de aquella chiquilla que no llegaba a los 20 años a la que habían violado repetidas veces, le habían metido cristales de botellas rotas en la vagina y le habían vertido dentro el aceite del motor de un coche y casi no podía caminar? ¿alguna se acuerda del narrador del documental contando que las mujeres eran violadas para avergonzar a los hombres, como quedaban marcadas después de ser violadas y torturadas, como sus propias familias las echaban de sus aldeas porque habían deshonrado a la familia?
Después del follón que monte la semana pasada con la violación en España, las estadísticas, las condenas, la violencia de género en parejas LGBT… ahora más de una y más de dos me matarían porque viendo como está el patio en algunos países podemos llegar a la conclusión de que tan mal no estamos ¿verdad? Pues no. Lo cortés no quita lo valiente. La violencia contra las mujeres, del tipo que sea, del grado que sea, no es una broma ni un concurso de a ver quien tiene el ojo mas morado o el coño mas destrozado después de haber pasado por las garras de uno o varios animales.
Quien dice Ruanda dice el Congo, Darfur, Etiopia, Suráfrica o la Costa de Marfil… las mujeres como siempre, además de putas, apaleás. Para los gobiernos del resto del mundo, las mujeres somos ciudadanas de segunda a costa de las que colgarse medallas (que gran triunfo que sólo el 0.4% de la población española crea que la violencia domestica es un problema serio!). Para el gobierno de los países africanos, las mujeres o no existen o sólo son daños colaterales de los que pueden hacerse cargo las Naciones Unidas y las ONGs. Es raro que el gobierno se involucre en planes de ayuda y crecimiento creados y destinados a la mujer.
En las zonas de conflicto, las violan por ser de la etnia equivocada. Las secuestran camino del colegio o del trabajo para (a) llevarlas al monte para tenerlas como esclavas sexuales, limpiadoras, cocineras, lavandera, etc, (b) convertirlas en niñas-soldado y, por descontado, parte de su trabajo como soldado es mantener contenta al resto de la tropa (violadas por sus compañeros y superiores). Les pegan enfermedades de transmisión sexual que en países desarrollados se tratan con antibióticos o con lo que sea y no pasan a mayores pero allí son una condena a muerte porque no se puedan permitir el tratamiento, vivan lejos del hospital y no tengan como llegar. En la mayoría de los casos son repudiadas por sus familias y la gente de sus pueblos no quieren que se les acerquen por si les pegan algo. A veces se quedan tan echas polvo que no pueden ni caminar (¿dime tu a mí cómo andas después de que te violen 7 u 8 cabrones y encima te metan una pistola por la vagina y te peguen un tiro que te haya destrozado la vagina, la vejiga, parte de los intestinos y no sé cuántos órganos internos?) y se tienen que pasar el resto de la vida con una sonda (si tienen ese privilegio) o con pañales porque no controlan sus esfínteres. Por supuesto existe el riesgo de quedarte embarazada, de no sobrevivir el parto y de sobrevivirlo y tener que verle la cara todos los días al producto de tu violación.
En el resto de África, tampoco se libran. La mujer con la suerte de vivir en una ciudad con unidad de violadas quizá tenga más opciones en lo sanitario pero en general se enfrentan a la mentalidad de cromañón (a saber: si te han violado es culpa tuya por estar en la calle sola o acompañada de la gente no adecuada, a medio día o a deshoras, vestida como una puta o tapada hasta las orejas, bebiendo lo que no tenias que beber, hablando con quien no tenias que hablar, etc, etc, etc). Ve al hospital a que te reconozcan y certifiquen que has sido violada, explícale a tus padres que ya no eres virgen y que lo que te ha pasado no te hace menos “honrada”, ve a la policía para que se rían de ti, denúncialo para que el tío te amenace y diga que te lo inventas, arriésgate a perder el trabajo por estar loca e inventarte cosas, arriésgate a que te maten como a Lorna Mlofana (violada por un grupo de cabrones menores de edad y asesinada el mismo año cuando se enteraron de que era portadora del virus del Sida), consigue ir a juicio para ser tú la juzgada…
¿Y con este panorama que es lo que puede hacer una…? La que pueda permitirse un año sabático y sea médico, enfermera, o tenga estudios o experiencia como directora/gerente de empresas quizá consiga un trabajo mal pagado con alguna ONG y tenga la suerte de que la manden a trabajar sobre el terreno. La que como yo no pueda servir de mucha ayuda en el terreno o no tenga posibilidades económicas (porque muchas ONGs europeas no te pagan ni el billete de avión ni los gastos de diario), puede hablar del tema, contribuir a la visibilidad del problema, recaudar fondos, escribir cartas a periódicos y congresistas y hacerse voluntaria de ONGs, non-profits y demás agencias no gubernamentales que trabajen en la zona.
Después del follón que monte la semana pasada con la violación en España, las estadísticas, las condenas, la violencia de género en parejas LGBT… ahora más de una y más de dos me matarían porque viendo como está el patio en algunos países podemos llegar a la conclusión de que tan mal no estamos ¿verdad? Pues no. Lo cortés no quita lo valiente. La violencia contra las mujeres, del tipo que sea, del grado que sea, no es una broma ni un concurso de a ver quien tiene el ojo mas morado o el coño mas destrozado después de haber pasado por las garras de uno o varios animales.
Quien dice Ruanda dice el Congo, Darfur, Etiopia, Suráfrica o la Costa de Marfil… las mujeres como siempre, además de putas, apaleás. Para los gobiernos del resto del mundo, las mujeres somos ciudadanas de segunda a costa de las que colgarse medallas (que gran triunfo que sólo el 0.4% de la población española crea que la violencia domestica es un problema serio!). Para el gobierno de los países africanos, las mujeres o no existen o sólo son daños colaterales de los que pueden hacerse cargo las Naciones Unidas y las ONGs. Es raro que el gobierno se involucre en planes de ayuda y crecimiento creados y destinados a la mujer.
En las zonas de conflicto, las violan por ser de la etnia equivocada. Las secuestran camino del colegio o del trabajo para (a) llevarlas al monte para tenerlas como esclavas sexuales, limpiadoras, cocineras, lavandera, etc, (b) convertirlas en niñas-soldado y, por descontado, parte de su trabajo como soldado es mantener contenta al resto de la tropa (violadas por sus compañeros y superiores). Les pegan enfermedades de transmisión sexual que en países desarrollados se tratan con antibióticos o con lo que sea y no pasan a mayores pero allí son una condena a muerte porque no se puedan permitir el tratamiento, vivan lejos del hospital y no tengan como llegar. En la mayoría de los casos son repudiadas por sus familias y la gente de sus pueblos no quieren que se les acerquen por si les pegan algo. A veces se quedan tan echas polvo que no pueden ni caminar (¿dime tu a mí cómo andas después de que te violen 7 u 8 cabrones y encima te metan una pistola por la vagina y te peguen un tiro que te haya destrozado la vagina, la vejiga, parte de los intestinos y no sé cuántos órganos internos?) y se tienen que pasar el resto de la vida con una sonda (si tienen ese privilegio) o con pañales porque no controlan sus esfínteres. Por supuesto existe el riesgo de quedarte embarazada, de no sobrevivir el parto y de sobrevivirlo y tener que verle la cara todos los días al producto de tu violación.
En el resto de África, tampoco se libran. La mujer con la suerte de vivir en una ciudad con unidad de violadas quizá tenga más opciones en lo sanitario pero en general se enfrentan a la mentalidad de cromañón (a saber: si te han violado es culpa tuya por estar en la calle sola o acompañada de la gente no adecuada, a medio día o a deshoras, vestida como una puta o tapada hasta las orejas, bebiendo lo que no tenias que beber, hablando con quien no tenias que hablar, etc, etc, etc). Ve al hospital a que te reconozcan y certifiquen que has sido violada, explícale a tus padres que ya no eres virgen y que lo que te ha pasado no te hace menos “honrada”, ve a la policía para que se rían de ti, denúncialo para que el tío te amenace y diga que te lo inventas, arriésgate a perder el trabajo por estar loca e inventarte cosas, arriésgate a que te maten como a Lorna Mlofana (violada por un grupo de cabrones menores de edad y asesinada el mismo año cuando se enteraron de que era portadora del virus del Sida), consigue ir a juicio para ser tú la juzgada…
¿Y con este panorama que es lo que puede hacer una…? La que pueda permitirse un año sabático y sea médico, enfermera, o tenga estudios o experiencia como directora/gerente de empresas quizá consiga un trabajo mal pagado con alguna ONG y tenga la suerte de que la manden a trabajar sobre el terreno. La que como yo no pueda servir de mucha ayuda en el terreno o no tenga posibilidades económicas (porque muchas ONGs europeas no te pagan ni el billete de avión ni los gastos de diario), puede hablar del tema, contribuir a la visibilidad del problema, recaudar fondos, escribir cartas a periódicos y congresistas y hacerse voluntaria de ONGs, non-profits y demás agencias no gubernamentales que trabajen en la zona.
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