Semana del boicot en El Corte Inglés

A estas alturas ya te habrás enterado de que estamos boicoteando al Corte Inglés por el tema de la negación del traslado e insultos a un empleado homosexual que quería trasladarse a Vigo con su marido. Los insultos venían nada menos que del jefe de personal de El Corte Inglés en Vigo, Gonzalo Rodríguez Rico, que antes de que al afectado le diera lugar a cerrar la puerta tras la entrevista como aquel que dice, estaba soltando: “Estos maricones de mierda se creen con el mismo derecho que todos” y, me temo, seguirá en su puesto.

Más que boicot, yo directamente pido el despido inmediato de Gonzalo Rodríguez Rico si aún no se ha producido. Un departamento de Recursos Humanos moderno no puede tener a empleados que juzguen a la gente por su orientación sexual y no por sus cualificaciones. Quien dice orientación sexual dice edad, sexo, origen étnico… porque este hombre tiene toda la pinta de ser de los que piensan que las mujeres tienen que estar en la casa con la pata quebrá y los “moros de mierda” tienen que volverse a África. La homofobia va de la mano del machismo y del racismo y los tres tienen en común la falta de educación y el miedo a lo desconocido.

En EEUU, de cara a la galería, se valora la diversidad a la hora de contratar a la gente; hay leyes que protegen y programas que potencian la contratación de minorías étnicas, mujeres, minusválidos, veteranos de guerra y homosexuales. De puertas para adentro, hay racistas y homófobos como en todas partes, pero pocos lo reconocen abiertamente y muchos menos responsables de Recursos Humanos van a soltar algo así por la boca porque se quedan en la calle. Las empresas no quieren perder dinero: una demanda por discriminación hoy en día les cuesta una millonada y la mala publicidad puede ser todavía peor. Por ejemplo, en San Diego (California) el hotel Manchester Grand Hyatt ha perdido no sólo clientes de la comunidad LGBT sino un dineral porque la Asociación Nacional de Profesionales de la Industria Inmobiliaria ha trasladado su cena anual al U.S. Grant Hotel al descubrir que los dueños del Hyatt apoyan y financian las campañas para aprobar la Proposición 8.

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