Córdoba saca a la calle el lazo blanco

Esta Semana Santa algunas cofradías se han pasado por el forro la promesa de no llevar el lazo blanco anti-aborto durante las procesiones. No me sorprende que en Córdoba una de ellas sea la Hermandad de los Dolores porque son conocidos por su machismo, su sexismo y su ser más papistas que el Papa. Ya hace un par de años la liaron cuando se negaron a que dos costaleras sacaran un paso por “cuestiones morales” (i.e. no está bien que hombres y mujeres compartan el espacio debajo de un paso, como si en lugar de sacar una Virgen o un Cristo fuesen a follar como locos en plena carrera oficial) y tuvo que interceder el Obispado para que las readmitieran.

Para esta Hermandad y muchas otras, la mujer debe estar en casa, con la pata quebrá, preparándole al marido comida, ropa y cama como si fuera un niño de 3 años que es incapaz de hacer estas cosas por sí mismo. ¿Dónde estaban los lazos blancos cuando las mujeres no podían ser costaleras ni nazarenas? ¿dónde estaban los lazos blancos cuando las monjas italianas, indias y africanas eran violadas por sacerdotes católicos? ¿dónde estaban los lazos blancos cuando las niñas, adolescentes y mujeres españolas han ido siendo violadas o asesinadas? ¿es que el único acto inmoral para ellos es el aborto? ¿todo lo demás es un paseíto en los caballos de la feria que las mujeres nos merecemos? ¿dónde estaban las cofradías cordobesas cuando ha habido concentraciones de repulsa por mujeres asesinadas por sus maridos o parejas en Córdoba? ¿por qué no corrieron entonces a expresar su indignación y salir en todos los periódicos? ¿y cuántos de estos hipócritas no se ponen un preservativo con sus mujeres? Por no hablar de los que frecuentan en cuadrilla la calle Bataneros…

Para la Iglesia, la única mujer que vale es el feto. Una vez parida, la mujer sólo le sirve de cocinera, limpiadora, cocinera, juguete sexual e incubadora humana. Da igual la edad que tenga, para la Iglesia, la mujer es un ser inferior incapaz de decidir y tomar decisiones acertadas por si misma pero al mismo tiempo, misterio divino, si es lo suficientemente inteligente para que se le confié la crianza y cuidado de los hijos. Si se salieran con la suya, después de penalizar el aborto, acabarían con los anticonceptivos; las mujeres pariríamos como conejas y nuestros hijos seguirían engordándoles las cuentas corrientes que, en definitiva, es de lo que se trata.

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