Mary Ellen Iskenderian: "Los negocios con mujeres van muy bien"

© Mary Ellen Iskenderian, Georgina Higueras, El País

Le da vergüenza pensar que haya sido Estados Unidos el que ha hecho famoso el concepto hipotecas basura, pero esta norteamericana, de 49 años y origen armenio, comenta con orgullo que en su banco "no hay morosos". Mary Ellen Iskenderian afirma mientras contempla curiosa las dos minihamburguesas de perdiz que complementan el consomé, que "la crisis sólo se siente porque algunos de los donantes al Banco Mundial de la Mujer (WWB, en sus siglas en inglés) han cortado o reducido sus contribuciones".

Lleva desde septiembre de 2006 al frente de esta institución fundada hace 30 años bajo la premisa ideológica de que "las mujeres no tendrían dignidad mientras no fuesen agentes económicos". Invitada por Casa Asia para asistir a una jornada sobre microfinanciación, bebe con deleite el Raimat blanco mientras cuenta los pormenores de un banco que en la actualidad tiene 11 millones de clientes directos y otros 10 millones a través de los bancos que financia, ya que una de sus principales tareas son los servicios de asistencia técnica y apoyo estratégico a más de 50 instituciones de microfinanciación y bancos líderes en este sector a nivel global.

Dice que le han hablado de lo importante que es el pescado en la dieta española, pero tal vez está demasiado crudo para el paladar estadounidense, y se lo come con poco entusiasmo, a pesar de que nos hemos sentado a la mesa cerca de las tres de la tarde. Iskenderian comenta que el banco ha extendido su labor por 30 países de África, Asia, Europa del Este, América Latina y Oriente Próximo, y que, aunque tiene la sede en Nueva York, no opera en Estados Unidos. "Los estadounidenses tienen más problemas de deuda que de crédito", dice.

La opinión generalizada dentro de la banca es que "los negocios con mujeres son muy buenos", porque son más cautas a la hora de endeudarse, lo devuelven sin problemas en el 98% de los casos y el 2% restante también paga, aunque con unos días de retraso. El Banco Mundial de la Mujer tiene un volumen de negocio de unos 1.500 millones de euros, y las mujeres son beneficiarias de dos tercios del total de los créditos que concede.

"En el almuerzo no suelo tomar postre, pero estaba muy bueno", dice casi degustando el último trozo de la tarta de queso con salsa de mango. Y ya puestos, también se come las trufas de chocolate blanco y negro y unas deliciosas tejas de almendra que llegan acompañando al café. Según Iskenderian, las mujeres dedican 89 céntimos de cada euro a la escolarización de sus hijos y a la casa, mientras que los hombres apenas llegan a los 60 céntimos, y los 40 restantes se los gastan en actividades poco recomendables. Los hombres piden siempre créditos mayores y suelen reinvertir más en sus negocios que las mujeres. El crédito medio que concede el WWB se sitúa en torno a los 370 euros.


Señala que "uno de los procesos más interesantes" es que muchas ONG dedicadas a la puesta en marcha de proyectos con microcréditos se han convertido en entidades financieras que operan tanto con lo que reciben de los donantes como con los ahorros que generan sus clientes. Según Iskenderian, movilizar los ahorros tiene más garantías y es "más importante que descansar en los donantes, que en tiempos de crisis pueden desaparecer".

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