Francia y el burka

Francia quiere prohibir el uso del burka y me parece estupendo. No estamos hablando de un velo que te cubra el pelo y que puedas elegir ponerte libremente como la que se pone un pañuelo porque tenga un mal día de pelo o no quiera mojárselo. No estamos hablando de una prenda de vestir como otra cualquiera. El burka es un símbolo de sumisión de la mujer, un recordatorio de la esclavitud a la que están sometidas en países donde el fundamentalismo islámico campa a sus anchas. En una sociedad democrática como la francesa o la de los demás países europeos (ojalá cunda el ejemplo), el burka es un método de control heteropatriarcal que no tiene cabida.

No entiendo que a estas alturas pueda haber alguien en el mundo occidental que defienda el uso del burka o que no se haya enterado de que el burka es mucho más que una simple prenda de vestir. Hay quien lo defiende como elemento cultural, parte de tradiciones milenarias que los demás no comprendemos y en las que no tendríamos que meternos. A esos les diría yo que también es tradicional en Europa que las mujeres puedan vestirse como les dé la gana y sin embargo es llegar a un país islámico y tener que cubrirnos el pelo o de los pies a la cabeza. El respeto debería ser una cosa bi-direccional.

El burka no es una prenda religiosa que aparezca en el Corán. El burka es un invento talibán para justificar los abusos hacia la mujer a escala socio-cultural en los países donde gobiernan. El burka es el resultado de mentes enfermizas que cosifican a las mujeres, que consideran que deben protegerlas de miradas indiscretas, que creen que un simple trozo de piel femenino expuesto al aire va a desencadenar un arrebato de pasión en los hombres… Y ojo que no se trata de proteger a las mujeres sino proteger una posesión y la honra familiar a toda costa. Hay que recordar una y mil veces que en los países fundamentalistas islámicos si una mujer es violada, mientras el violador se va de rositas, ella es repudiada por su familia si tiene suerte; si no la tiene, puede ser maltratada, violada, apedreada y hasta asesinada como castigo.

Por supuesto que hay mujeres que defienden el uso del burka – mujeres que han crecido mamando el lavado de cerebro que les hacen, mujeres que piensan que su única función en la vida es la de satisfacer a los hombres de la familia sea limpiando, sea cocinando, sea dejándose follar cuando al marido le apetezca… mujeres que no conciben la vida fuera de las cuatro paredes de su casa porque no saben que hay otras opciones, otros estilos de vida, otras formas de hacer las cosas… Y no hablo de amas de casa sino de mujeres que han nacido y han sido criadas para ser esclavas y perpetúan ese rol vivan en el país en el que vivan. Como ellas no conocen otra cosa que el burka, sus hijas y nueras no deben ponerse otra cosa. Como ellas no han ido nunca a un médico, sus hijas y nueras no deben ir a un médico. Como ellas han parido en casa, sus hijas y nueras deben parir en casa. Como ellas no fueron al colegio, sus hijas y nueras tampoco deben ir al colegio. Estas mujeres son una de las mejores armas del fundamentalismo islámico porque ellas mismas se encargan de ser policías y juezas de las mujeres en su familia y, en mi modesta opinión, no hay nada más peligroso que acabar en las manos de mujeres maltratadas por un marido y una sociedad que las invisibiliza.

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